El origen del fuego sería una combinación de causas, que involucran las sequías que asolan la región y los incendios intencionales de los productores agropecuarios para optimizar el rendimiento de su actividad, que habrían salido de control.
Crónica de una catástrofe anunciada
Durante los primeros días de noviembre del año pasado, Argentina presento a la 26º Conferencia sobre el Cambio Climático (COP 26) un Informe Preliminar que analizaba las condiciones climáticas que afectaron al país desde enero a septiembre de 2021. Los resultados del mismo, permiten explicar no solo los sistemáticos incendios que azotaron al territorio el año pasado, sino que también permitían anticipar la multiplicación de los mismos en las temporadas calurosas futuras. Según el Servicio Meteorológico Nacional (responsable del informe) 2021 fue el séptimo año más seco desde 1961 (argentina.gob.ar).
La COP 26 no solo discutió los incendios de Argentina. Australia, Brasil, Estados Unidos y otros países sufrieron importantes incendios en los último tres años. La tesis de las Naciones Unidas consiste en naturalizar el cambio climático poniendo el foco en la “mitigación” y la “adaptación” a los mismos, una especie de “control de daños” aplicada al problema ambiental. Todos los informes sobre el cambio climático de la ONU omiten groseramente que el mismo se encuentra acelerado por la lógica de producción de la sociedad capitalista. Se pide controlar las emisiones de dióxido de carbono y reducir la gran cantidad de residuos sin denunciar que la lógica del capital es producir basura a grandes escalas y ahorrarse el costo de desgaste ambiental. Es un régimen de predación – ambiental y laboral. La producción de la vacuna contra el Covid en un período de tiempo record nos ha mostrado que el pasaje de la producción de energía destructiva a energía limpia es solo una cuestión de voluntad política. Voluntad que el capital no tiene toda vez que esto le implica un costo extra.
Alberto Fernández propuso un “canje de deuda por acción climática” pidiendo compensar el atraso de los países dominados por el capital imperialista en la “acción contra el cambio” con un alargamiento de los períodos de pago de la deuda externa y bajas de tasas de interés (telam.com, 2/11/2021). El mandatario, lejos de denunciar que el parasitismo financiero actúa como primer obstáculo para cualquier iniciativa, aunque sea de “mitigación”, contra el cambio climático, intentó disfrazar la incapacidad política de los gobiernos capitalistas como “conciencia verde”.
Crisis política
El desmadre de la situación, como todo desmadre, parió una crisis entre el gobernador de la provincia y el Ministro de Ambiente (infocampo.com, 8/02). El trasfondo de la misma se halla en el “bendito” acuerdo con el FMI. En el centro de la discusión están los pedidos de ayuda financiera para atender la emergencia, en primer lugar, y las exigencias de la CEEA (mesa de enlace) de un plan de exenciones y subsidios a los “productores afectados” (ídem 04/02). Los subsidios y exenciones, sin embargo, beneficiarán al gran capital, que comprará a precio de remate las tierras de los pequeños productores desesperados y, de paso, recibirá las compensaciones correspondientes. La CEEA plantea que “las alteraciones producidas por el cambio climático no son un fenómeno eventual, por lo que se sabe que no alcanza con las declaraciones de emergencia” (ídem, 11/02), una reflexión por lo menos contradictoria en una organización de empresarios cuya principal actividad ha colaborado en la destrucción de uno de los suelos más ricos del planeta y, por esta misma condición, en el avance sobre fronteras forestales y comunidades nativas. Se ve que el discurso verde “garpa”.
El principal obstáculo es el FMI
Las catástrofes ecológicas que dan forma a la agudización del cambio climático son el resultado de décadas de depredación capitalista sobre tierras, aire, mares y en los mismos seres humanos. La misma será abordada por el capital y sus estados de la misma manera que aborda todas sus crisis terminales: profundizándola aún más, toda vez que se desarrolla a partir de su propia lógica de producción. En nuestro país, el principal obstáculo para una discusión y posterior acción seria sobre este problema es el bloqueo que el acuerdo del fondo opone a cualquier iniciativa en este sentido. Es el obstáculo principal para todo ataque de frente a la emergencia climática planteada por los incendios. La crisis entre el gobernador y el ejecutivo responde a que el gobierno se encuentra atado de manos para cualquier gasto extra que no sea el pago de la deuda. La oposición y la Mesa de Enlace se limitan a pedir un rescate que, disfrazado de filantropismo hacia el mediano productor, finalmente beneficiará a los grandes. Se hace necesaria la organización de los trabajadores en asambleas con la perspectiva de confluir en un gran Congreso Obrero que la cuestión ambiental, que no es más que la cuestión de nuestro hábitat y nuestra salud.
Patricia U.
20/02/2022
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