viernes, mayo 05, 2023

1° de Mayo en Francia: dos millones de trabajadores en las calles


La burocracia sindical pide la escupidera.

 Una movilización histórica ha tenido lugar el 1° de Mayo en toda Francia. Si las estimaciones arrojadas por la Confederación General del Trabajo (CGT) son certeras, ha superado a la enorme movilización del 2002, en la semana previa al balotaje que enfrentó a Chirac con Le Pen (padre). En la jornada de ayer, más de dos millones trescientos mil trabajadores se movilizaron contra la reforma jubilatoria aprobada por decreto por Macron y refrendada por el Consejo Constitucional –equivalente, en este caso, a la Corte Suprema.
 En París se reunieron 550 mil personas y hubo movilizaciones en otras 310 ciudades. En Nantes, Rennes y la propia París, los manifestantes enfrentaron una dura represión, que dejó más de 400 detenidos. El despliegue represivo tuvo características militares, con más de 12 mil oficiales incluidas dotaciones especiales de motocicleta e Infantería e incluso drones. 
 La determinación a la lucha de los trabajadores franceses es incuestionable. El gobierno y la burocracia sindical lo saben muy bien, por eso la Intersindical ha advertido sobre una “radicalización peligrosa” y ha intentado convertir a la movilización del 1° de Mayo en un réquiem de la lucha y pasar la página. El “retirado” Laurent Berger, que en junio dejará la conducción de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), ha asegurado que buscará discutir con el gobierno el problema de los salarios y las condiciones laborales. Este pretexto ha sido utilizado para justificar una clausura de las acciones de lucha. 
 La primera ministra, Elizabeth Borne, ha anunciado que enviará invitaciones a las cúpulas sindicales para coordinar reuniones y avanzar en los reclamos pertinentes. La condición del gobierno para cualquier negociación es poner fin a las huelgas y movilizaciones y apoyar el “plan de 100 días” anunciado por Macron. Este acuerdo de “conciliación” exige un costo muy alto para la burocracia sindical, que se ha visto desbordada por las bases en varios sectores estratégicos, principalmente el transporte, la energía y los recolectores de basura, que permanecieron más de un mes en huelga en París. La última carta de la burocracia, principalmente de la CGT, es una movilización para el próximo 8 de junio cuando la oposición izquierdista de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES), bajo el comando del líder de La Francia Insumisa Jean Luc Melenchón, presente un proyecto para derogar el retiro a los 64 años. Esta posibilidad ha sido improvisada ante el seguro rechazo del Consejo Constitucional para la convocatoria a un referéndum sobre el decreto presidencial, que era lo que la burocracia “de izquierda” venía reclamando. 
 El gobierno no ofrece ninguna garantía a la burocracia sindical porque da por descontada su complicidad para apaciguar al movimiento. Los burócratas se han cuidado muy bien de convocar a la huelga general y, mucho menos, de llamar al derrocamiento del gobierno. El objetivo central de la reforma jubilatoria es colocar los recursos de los trabajadores en la contraofensiva que la OTAN prepara en Ucrania. Las perspectivas de una paz interna chocan de frente con el belicismo exacerbado del imperialismo mundial y la crisis financiera.
 El multitudinario 1° de Mayo francés ha sido la manifestación de la relación irreconciliable entre el capital y el trabajo, entre opresores y oprimidos, entre los gobiernos de la guerra y la clase obrera, que defiende su vida en cada huelga. 

 Joaquín Antúnez 
 02/05/2023

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