¿Motín? ¿Golpe de Estado?
Se está desarrollando en Rusia una sublevación del llamado “Grupo Wagner” constituido por mercenarios (sacados muchos de ellos de las cárceles) que dirige Yevgeny Prigozhin, hombre considerado –hasta ahora- aliado del presidente Putin. Este realizó su “carrera” como jefe militar mercenario, por fuera de las instituciones militares rusas.
Estamos hablando de unos 25.000 soldados.
Prigozhin venía jugando un papel importante en la actual guerra rusa contra la Otan-Ucrania. Al grupo Wagner se le atribuye la reciente conquista rusa de Bajmut, que costó numerosas víctimas en una encarnizada y sangrienta batalla. Ha sido este Prigozhin el que venía desarrollando cada vez más fuertes y públicas críticas sobre el sabotaje que hacían el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y el máximo general de Rusia, Valery Gerasimov. Los acusó no solo de ineptitud y mal manejo de la guerra, sino especialmente de no abastecer con suficientes municiones a las tropas del Grupo Wagner y sabotearlo desde todo punto de vista.
Con estas críticas al alto mando militar, Prigozhin retiró al Grupo Wagner de la primera línea de combate, dejando las posiciones en manos de las tropas rusas oficiales.
Pero ahora, Prigozhin denunció que el Grupo Wagner ha sufrido grandes pérdidas humanas por el bombardeo de “fuego amigo”, realizado con misiles, por fuerzas rusas dirigidas por el alto mando militar. Con esta fuerte acusación el Grupo Wagner abandonó los cuarteles donde estaba instalado, cruzó la frontera y comenzó a marchar sobre Moscú. Rápidamente tomó la ciudad de Rostov, en el Don, a unos 1.000 kilómetros de Moscú. Pero asegurando la plaza, no se quedó allí y siguió avanzando: según medios de prensa ya estaría en Voronezh, a unos 500 kilómetros de la capital.
Prigozhin con camiones y tanques va avanzando en una “marcha por la justicia” reclamando la dimisión del ministro de Defensa y el comandante en jefe. El presidente Putin ha realizado una declaración por cadena nacional denunciando a Prigozhin de “traidor” y de estar ejecutando un “golpe de Estado”. A lo cual Prigozhin retrucó planteando que se estaba colocando Rusia al borde de la guerra civil, llamando a los militares honestos a sumarse a su columna justiciera.
Hasta ahora no hay información de que algún jefe o unidad militar se haya sumado a Prigozhin. Pero el régimen ha blindado Moscú y sus aledaños.
No se puede aún definir si se trata de una acción aislada de Prigozhin o responde a una crisis más profunda dentro de la camarilla dominante. Podría ser –como ha sucedido en otras oportunidades golpistas- un globo de ensayo para testear la fuerza y consistencia del gobierno.
Algunos analistas, incluso de izquierda, afirmaban, semanas atrás, que Rusia se había fortalecido, basándose en forma impresionista en la conquista militar de Bajmut. Pero esa no fue nuestra opinión. En Prensa Obrera N°1669 bajo el subtítulo ¿Crisis en Rusia? decíamos que con la toma de Bajmut “podríamos estar ante una victoria a lo Pirro. El Grupo Wagner –las tropas mercenarias aliadas a Putin que encabezaron el ataque en la localidad nombrada- sufrió bajas de un tercio de sus efectivos”. Resaltamos también las declaraciones del jefe de la Wagner que denunció el fracaso de la invasión rusa a Ucrania y planteó que la situación “puede terminar como en 1917, con una revolución”. Sacábamos la conclusión de que “estas declaraciones hablan de la existencia de una severa crisis política, cuyas dimensiones ya no se pueden silenciar”. Advertíamos, también, que “el régimen ruso está sufriendo los efectos de la guerra, con las bajas en el campo de batalla, pero también sobre su economía, donde las sanciones y represalias de Occidente han llevado a una retracción de la economía y dificultades crecientes…”.
La crisis ha estallado abiertamente
Del lado de la Otan y Zelensky también hay importantes signos de agotamiento (análisis que hemos desarrollado en la nota del 1° de junio). La guerra y la crisis capitalista va haciendo su sangriento trabajo de zapa, descomponiendo a los regímenes burgueses y replanteando un accionar independiente para la clase obrera y los explotados rusos.
“Una salida progresiva que permita poner fin (a la guerra) solo puede provenir de una acción internacional de los trabajadores, que debe estar dirigida a derrocar a los gobiernos responsables de generar y promover la guerra. El enemigo principal está al interior de cada país. Es necesario transformar la guerra imperialista en una guerra contra la burguesía y los regímenes reaccionarios y restauracionistas de ambos bandos involucrados en el conflicto, empezando por Ucrania y Rusia” (ídem PO 1669).
Rafael Santos
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