sábado, junio 17, 2023

Uruguay: “Las aguas bajan turbias”


La llamada “crisis del agua” que aqueja a Uruguay es un eslabón mas de las también llamadas crisis y hasta "guerras del agua” que se desarrollan en el mundo, y que tanto en Bolivia como en Chile, han generado grandes enfrentamientos sociales. 
 La privatización mundial del agua procura manejar su oferta y precio y eludir los controles de las empresas capitalistas que depredan el agua, ya sea en las pasteras como en la minería y en la agricultura.
 En todo el mundo, las 50 mayores empresas de aguas privadas prestan “servicios” a más de 280 millones de personas en 24 países. Francia, Reino Unido, EE.UU. y Brasil albergan a las mayores empresas de aguas privadas del mundo. Las multinacionales francesas son las dueñas del agua potable en Argentina y Chile. En Brasil, los capitales privados del agua tienen cinco empresas que están entre las mayores del mundo. 
 Uruguay vive hoy la “cuota parte” de esa tendencia. La crisis de agua que atraviesa actualmente el país no tiene precedentes, porque las reservas, según las propias autoridades, se agotarán en diez días o dos semanas. El agua que llega estos días a los hogares tiene un nivel de cloruro y de sodio en parámetros no permitidos por la Organización Mundial de la Salud.-Como en la vieja película argentina, las aguas que toman los uruguayos “bajan turbias”. 
 En Uruguay la gestión del agua está a cargo de una empresa pública (OSE) que tiene 152 años de existencia y que ahora, como en todos los procesos previos a cualquier privatización, viene sufriendo un paulatino desmantelamiento. Se calcula que la mitad del agua que OSE bombea diariamente se pierde producto de fugas y roturas. A la falta de inversión se suman una infraestructura obsoleta, cañerías centenarias y una política criminal de reducción de personal – han sido despedidos más de mil trabajadores y no se reponen las bajas vegetativas. Este deterioro creciente no es una “imprevisión” que agudizó la crisis por la sequía que afronta el país. En el desmantelamiento de OSE, en realidad, hay una política absolutamente conciente hacia la privatización del agua.

 Frente Amplio, campeón mundial de la depredación ambiental 

El Frente Amplio ha salido a denunciar al gobierno derechista de Lacalle Pou evadiendo las enormes responsabilidades que tiene en la actual crisis. Por ejemplo, en la instalación de mega empresas pasteras que utilizan cinco veces más agua que la que consumen los uruguayos y contaminan los cauces de los ríos. Es parte de su responsabilidad, como también lo es la presencia de miles de hectáreas de monocultivo acelerado de Eucaliptus, que absorben las reservas de agua. Ese monocultivo, combinado con la contaminación de las grandes plantaciones de soja, formaron este combo infernal que solo beneficia las grandes patronales.
 El gobierno del Frente Amplio reivindica esa politica de destrucción ambiental de las multinacionales en nombre de “las fuentes de trabajo”; bajo el gobierno de Mujica defendió a ultranza la penetración de las pasteras. Hoy Lacalle Pou sigue esa politica, trayendo nuevas pasteras expulsadas de Finlandia. Ha reactivado el ferrocarril, pero sólo para abastecer la inagotable voracidad de eucaliptus de las calderas de las pasteras.
 La llamada “crisis del agua” conduce a la privatización. Hay dos proyectos. El primero, el Neptuno, recurre a sacar agua del Rio de la Plata, como lo hace Argentina; el otro, Arazati, en el departamento de San José, donde la penetración de capitales privados es el centro de la cuestión. Los sindicatos uruguayos, dirigidos por el Frente Amplio, se han pronunciado contra estos proyectos, habrá que ver si realmente se oponen. 
 El consumo de agua embotellada se ha disparado. En muchos puntos de Montevideo se registra desabastecimiento. Conseguir un bidón de agua es ya un padecimiento. La especulación y el aumento de precios erosiona el bolsillo de la población, ya profundamente golpeado por el costo de la vida. 
 Un abordaje integral de esta crisis no puede hacerse sin comprender el régimen social en que se desenvuelve. La crisis climática, la sequía y la contaminación, como antes la pandemia, no son procesos exteriores al proceso social. El llamado “déficit hídrico” es la consecuencia de enormes ataques al medio ambiente por parte del capital, que encuentra en la naturaleza, no ya un sustento, sino un objeto de explotación. El capitalismo ejerce una gigantesca depredación del medio natural. 
 Aunque la UNESCO haya declarado el acceso al agua un derecho humano, los uruguayos ya no pueden tomar agua de la canilla. Hay que suspender el cobro del agua potable en las casas de familia y suministrar agua embotellada a cargo del gobierno nacional. Reingreso de los mil operarios despedidos de OSE, y un presupuesto extraordinario para el mantenimiento integral de las cañerías y la formación de una comisión investigadora independiente para determinar el estado del río Santa Lucia y las empresas que operan en su cauce. 

 Juan Ferro
 16/06/2023

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