Gabriel Otero, diputado del Frente Amplio, cuenta cómo sufrió el terrorismo de Estado. Vivió en prisión junto a su madre, una presa política.
A cincuenta años del golpe de Estado, Uruguay bien puede celebrar aquellas dos líneas que Mario Benedetti, de poeta a poeta, le regaló a Rafael Alberti: “Es cierto Rafael, no hay un río del olvido/ hay mar de la memoria”. La dictadura cívico-militar duró casi doce años, desde el 27 de junio de 1973 al 1° de marzo de 1985. Como una ola, su recuerdo arremete contra la amnesia colectiva de otros tiempos. La ley de Caducidad del presidente colorado Julio María Sanguinetti es prueba de ello. Equivale a la de Punto Final del gobierno de Raúl Alfonsín. Las dos se aprobaron en 1986 y recién fueron anuladas en el siglo XXI. Pero esta es una etapa distinta al otro lado del Río de la Plata. De revisión, de consolidación del camino transitado, de archivos del terror que se conocen en la actualidad para escarbar más en el pasado, de nuevos hallazgos en el batallón 14 del ejército. El pueblo uruguayo acompaña este momento movilizado.
Gabriel Otero fue víctima del régimen que asesinó, desapareció, exilió, suprimió las garantías democráticas y elevó la deuda externa de 718 millones de dólares a 4.664 millones en el ’84 (fuente: Danilo Astori). Sus padres Evaristo Manuel y Nelba Agüero Moreno eran presos políticos tupamaros y él pasó buena parte de su infancia viviendo en prisión.
Hoy es diputado nacional del Frente Amplio y recuerda: “El 50° aniversario representa muchas cosas. El golpe contra el Parlamento con el consentimiento del presidente Juan María Bordaberry que no es un dato menor porque no pasó en la Argentina ni en Chile. Representa el quiebre de las instituciones. Representa la continuidad de una crisis económica que se volvió política y que se inició en la década del ’50. Ya en 1964, el Congreso del Pueblo planteaba que en el caso de un golpe de Estado en Uruguay, se iba a responder con una huelga. Nueve años antes”. Un paro concretado aquel 27 de junio que se extendió por quince días y al que se adhirió el movimiento estudiantil.
Al legislador montevideano, nacido en un conventillo del barrio de La Teja, se le ocurre desmitificar aquella idea de “Uruguay, la Suiza de América”. Para él “es una construcción liberal, burguesa, a la cual las luchas del pueblo comenzaron a sacarle la careta. Porque nuestro sistema político estaba muy adormecido. En ese momento, decirlo era un lugar lindo y cómodo. Pero yo tuve padres nacidos en la década del ’30 que vivían en la pobreza, que me contaron lo que les costaba terminar la escuela primaria, y también que esa Suiza imaginaria nunca pasó por los barrios pobres”.
Otero participó en el aniversario del golpe de un acto en el Memorial de la Ex Presas Políticas. El nombre de su madre y otras mujeres figura en una placa que se descubrió frente al Palacio Legislativo. Más de 1.800 de ellas fueron víctimas del Terrorismo de Estado. La historia de Nelba es una parte central del libro que el diputado publicará antes de fin de año. Se llama La fila de los inocentes y en su obra cuenta en primera persona aquellos días en la cárcel, de sufrimiento compartido con sus hermanos Graciela (16), Tomás (8) y él tan solo de 3 años.
“A los cuarteles los puedo definir como campos de concentración. Y tener a los niños ahí y en las condiciones que estábamos, era sin duda una represalia contra nuestras madres, en nuestro cuerpo. O sea, no te daban de comer o no te permitían que tu hijo se bañara con agua caliente. Las condiciones de humedad, de no estar al sol, de no tomar aire, te afectaban, y vivías en un espacio tan insalubre que hubo epidemias de paperas, por ejemplo”, le contó Otero a Página/12 en septiembre de 2021 en el Anexo del Palacio Legislativo.
Hoy vuelve a recordar aquella etapa “por los silencios que debíamos mantener, por el cuidado en memorizar números, por los cambios de escuela, fueron años muy complicados. Mi mamá salió de la cárcel en 1979 donde no había recibido asistencia médica por el cáncer que padecía. Tuvo la entereza de vivir en libertad un año y medio más”, cuenta el ex alcalde del municipio A, el más poblado de todos entre los ocho que tiene la capital uruguaya.
La Central de Trabajadores PIT-CNT revivió este martes la huelga de 1973. Hubo un acto y movilización desde la refinería de La Teja – centro neurálgico de aquella lucha – hasta la avenida Carlos María Ramírez y Carlos Tellier. Se prolongó por espacio de cuatro horas, entre las 9 y las 13. Así como la clase obrera uruguaya fue un actor clave en la oposición al golpe, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) y la Universidad de la República se plegaron al paro también. Ese movimiento en unidad pagó con la cárcel, las desapariciones y el exilio el desafío al régimen de Bordaberry, los militares y civiles que lo respaldaron. Desde 2014, cada 27 de junio se conmemora el Día de la Resistencia y Defensa de la Democracia. Fue aprobado por la ley 19.211 del Parlamento. Ese mismo Congreso que reunido en asamblea especial contó con la presencia de tres ex presidentes: Julio María Sanguinetti, Luis Lacalle Herrera y José Mujica, quienes evocaron aquella jornada del '73.
El 16 de junio pasado el estado uruguayo reconoció por segunda vez en su historia democrática desde 1985 hasta hoy, su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad. La primera había sido en 2012, cuando el gobierno de José Pepe Mujica asumió ese compromiso ante la CIDH por la desaparición de María Claudia García Iruretagoyena, la nuera del escritor Juan Gelman y pareja de su hijo Marcelo.
Son casi doscientos los desaparecidos que aún se buscan y un indicio fuerte de que todavía queda mucho por hacer, es que se encontraron restos óseos el 7 de junio en el Batallón 14 de paracaidistas de Canelones. Pertenecen a una mujer y según la jefa del equipo de antropólogos de la INDDHH (Institución Nacional de Derechos Humanos), Alicia Lusiardo, “no queda duda de que esto es un enterramiento de un detenido-desaparecido”. A este avance hay que sumarle otro hallazgo. Los 1.600 rollos de microfilmaciones que una fuente anónima – presuntamente de origen militar – filtró a mediados de este mes. Son los llamados Archivos del terror, un acervo de documentación que puede transformarse en “un testimonio histórico de gran valor…”, como informa el sitio web archive.org.
Gustavo Veiga
28 de junio de 2023 - 04:41
gveiga@pagina12.com.ar
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