domingo, febrero 02, 2025

Susana Fiorito (11/03/1928 - 23/01/2025)


“Hierve La Mugre”

 Susana Fiorito (11/03/1928 - 23/01/2025), también conocida por su pseudónimo Natalia Duval, acaba de morir un templado día de enero, a sus 96 años. Nacida en una familia Patricia de Buenos Aires, dedicó su vida desde los 18 años a la militancia clasista. 
 Junto con Ismael Viñas fundaron el Movimiento de Liberación Nacional, conocido como Malena, y tiempo después encabezó, ya en Córdoba donde desarrolló la mayor parte de su vida, la comisión interna del Sindicato de los Trabajadores de Fiat Córdoba (Sitrac) en el año 1973, antes de la última dictadura argentina.
 Esa es considerada la mayor experiencia de organización clasista que tuvo el movimiento obrero en Argentina, dónde los negros de la fábrica, tal como se les decía por entonces, decidieron organizarse y avanzar en consignas que fueron mucho más allá que un aumento salarial, o comer Congrio, como quiso hacer pensar a las masas una expresidenta en un discurso deleznable que dio un reciente 1° de Mayo (llamaba a los trabajadores a "aguantar el modelo").
 Sin embargo, el mayor legado que se asocia al nombre de la Susana, una petiza indomable, es el de haber creado, junto con su segundo esposo, el escritor argentino Andrés Rivera (Marcos Ribak Schatz) la Fundación Pedro Milesi y Biblioteca Popular de Bella Vista, que abrió al público un 4 de junio de 1990. 
 Allí los chicos de los barrios de Córdoba, entre ellos yo mismo, aprendimos a leer y a escribir. Aprendimos a pensar. Susi, con la alocución Medio Pan y un Libro de García Lorca, le explicaba a quienes la rodearon durante años en esa monumental tarea de cambiar las condiciones de vida (preciosas personas con las que no todo el tiempo se llevaba bien), que la comida se daba en los comedores. Y que la lectura era tan (sino más) importante que la comida. Entonces que la función de la Biblioteca era hacer amar la lectura.
 Siempre eligió tareas difíciles. Nunca quiso perder una discusión o un debate. Discutió, entre otros, con Salvador Allende, con Robi Santucho, con el Gringo Tosco. Solo paraba de discutir cuando, a veces, se acostaba a dormir la siesta (porque de noche rara vez dormía).
 Andrés Rivera le dedicó páginas hermosas en sus novelas más recordadas. 
 Hoy, la Biblioteca de Bella Vista sigue siendo un faro y una firme enseñanza: se puede resistir. 
 Resistir era uno de los verbos preferidos de Susi. Cuando era joven y había renunciado a la riqueza familiar, laburó en una imprenta algunos años, en la Universidad Nacional de Buenos Aires. No tenía ni un mango para comer. Y había un viejo que juntaba verduras y alguna carne, de vez en cuando, y cuando estaba la comida gritaba "Hierve la mugre". Era la hora de comer, después de imprimir libros y volantes para que otros, con la misma o más hambre que ella, pudieran leer barato. 
 Gracias Susi. Estas palabras incompletas, torpes e igual de emocionadas, son un escupitajo de recuerdos. 
 Quienes realmente la quieran conocer, vayan a ver los registros del Sitrac-Sitram que con su vida cuidó durante los años de plomo. 
 O lean a Rivera.
 O visiten la Biblio de Bella Vista. 
 Chau Susi. 

Política Obrera
 26/01/2025

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