Al cierre de esta edición, Bolivia cerraba uno de los días más complejos desde que el gobierno indígena de Evo Morales ocupó el poder con una mayoría abrumadora hace dos años. Este domingo, las operaciones separatistas de los grupos de poder de la poderosa provincia de Santa Cruz han tratado de poner freno a los cambios de matriz popular que viene impulsando el gobierno de Morales. El referendum no vinculante fue tachado de “ilegal e ilegitimo” por el gobierno y la mayoría de los movimientos sociales de Bolivia. La votación ha sido impulsada por las clases dominantes de Santa Cruz encabezadas por su poderoso Comité Cívico. Los resultados no son una sorpresa, pero los datos que la Corte Electoral local brindaba el domingo a la noche son por lo menos dudosos. Y en Santa Cruz los enfrentamientos entre indígenas y los jóvenes blancos, que actuan como verdaderos grupos paramilitares se sucedieron durante todo el domingo y parecen destinados a no finalizar. En terreno de la oposición, menos de la mitad de la población votó por el sí a las autonomías.
El porcentaje de abstención en todo el territorio, según consultoras privadas fue del 35 al 40 por ciento. Si a eso se suma el 15 por ciento (cifra local de la Corte Departamental Electoral) que voto por el NO, la interpretación es bastante diferente a la visión triunfalista del gobierno cruceño.
El referendum cruceño no es vinculante y el gobierno de Morales la caracterizó como una simple encuesta. El MAS decidió no llamar a votar por el “No”, como parte de una estrategia que tendiente a deslegitimar las acciones de la derecha con el prefecto de Santa Cruz Rúben Costa y Branco Marinkovic, presidente del Comité Cívico cruceñista, a la cabeza, organización oligárquica e históricamente racista.
La autonomía que exige Santa Cruz apunta a que las elites sigan manejando otorgamientos de títulos agrarios definitivos, de políticas descentralizadas respecto de la tierra, impuestos, salud, educación y gestión de recursos naturales, incluida la creación de nuevas empresas, aspectos en los cuales el gobierno central es una amenaza. En la semana, Evo Morales había anunciado la nacionalización de la empresa telefónica de capitales italianos Telecom y tres transnacionales petroleras de capitales británicos, alemanes y peruanos, que pasaron a control total de la empresa petrolera estatal YPFB.
El proceso de referéndum en Santa Cruz fue controlado por la junta electoral local, cuyas autoridades pertenecen o responden al comité cívico y no hubo veedores nacionales ni internacionales. Solo empresas transnacionales vinculada al gobierno de Bush como Human Rights Foundation, la Organización Demócrata Cristiana de América, la Fundación Daniels Hammant y la consultora argentina Mora; y Araujo & Asociados Comunicación Institucional SA. Durante esta semana y mediante un comunicado, el Departamento de Estado Norteamericano había expresado su preocupación por las actitudes del gobierno de Evo Morales, a quien adjudicaron de provocar “atisbos de Terrorismo” en el país andino.
En la noche del sábado comenzó la resistencia popular al referéndum, con bloqueos en San Julián, Yapacaní, Montero, y en la ruta Santa Cruz – Cochabamba entre otras zonas del departamento, con el objetivo de impedir la votación en los colegios. La Unión Juvenil Cruceñista (UJC), grupo de características paramilitares de los jóvenes blancos de Santa Cruz, recorrieron los barrios populares del departamento tratando de forzar a la población a votar. "Colla: A nombre del movimiento autonómico que encabeza nuestra gran Santa Cruz, le comunicamos que no es usted bien recibido en nuestro territorio autónomo. Se le conceden 3 días para salir de tierra cruceña o nuestra insigne Guardia Departamental, se verá en la labor de conducirlo fuera de nuestras fronteras", aseguraba un comunicado firmado por la UJC, en los días previos a la votación. EN horas de la noche y envalentonados por la victoria prometían llevar a la practica sus promesas.
En el barrio Plan 3 Mil, donde habitan 250 mil personas y es muy fuerte el MAS, hubo enfrentamientos entre indígenas y la UJC. Allí la violencia fue una constante desde la noche del sábado, cuando los vecinos decidieron que no iban a permitir el ingreso de las urnas para la consulta. Durante todo el día domingo, familias indígenas se dirigieron a las escuelas en donde había urnas para retirarlas y quemarlas, armados de piedras y palos para enfrentar al grupo de choque del Comité Cívico de Santa Cruz pertrechado con armas de fuego. Las sorpresa de los indígenas fue que al quemar las urnas, encontraron que estas estaban llenas del voletas por el sí.
Un anciano murió a consecuencia de los gases lacrimogenos lanzados por la policía, un joven sufrió una fractura expuesta en la pierna por la explosión de un cartucho de dinamita y los heridos superaban a la treintena. Según publicó la agencia ABI Bolivia, “cientos de jóvenes de la Unión Juvenil Cruceñista al grito de ‘collas y milicos, váyanse de Santa Cruz, que si no se van ahora, nunca más verán la luz` arremetieron con piedras, bates y gases lacrimógenos contra humildes mujeres”.
En tanto el domingo en el Alto de La Paz y Cochabamba, más de 700 mil personas manifestaron su repudio a la intención separatista de la oligarquía cruceña. “Saludo al pueblo cruceño por organizarse y resistir al estatuto separatista de las oligarquías este domingo 4 de mayo, me siento impresionado por la consciencia y sabiduría de la gente” expresó Evo Morales en declaraciones a los medios.
Más de un 50 por ciento de los cruceños no votaron o lo hicieron en contra de un estatuto independiente en la provincia boliviana económicamente más fuerte y de mayores recursos energéticos e industriales. Esa provincia es la de mayor oposición a Morales. La disputa, clasista y étnica, a fondo, como buena parte de la política boliviana de la última década, continua en las calles.
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