¿Cómo se explica que, a pedido de la Justicia norteamericana y casi en tiempo real, funcionarios internacionales (de la Fifa, en este caso) -no norteamericanos-, hayan sido detenidos en un país extranjero, en este caso Suiza?
A criterio de la Justicia de Estados Unidos, el proceso corresponde a su jurisdicción, desde el momento que el supuesto lavado de dinero con los fondos fraudulentos se habría operado en bancos situados en territorio norteamericano y en Miami reside una sede de la Fifa (Concacaf), involucrada en los delitos.
Sin embargo, lo hecho tiene como apoyatura jurídica la ley norteamericana posterior al ataque a las Torres (9/11/01) que habilitó detenciones en países extranjeros invocando la lucha contra el terrorismo.
Una suerte de derecho de extraterritorialidad a favor del país imperialista, parte del colosal arsenal de represión, inteligencia y nueva juridicidad con el que Estados Unidos busca acentuar su dominio a escala mundial.
Tómese este otro hecho, producido poco tiempo atrás: el Banco Nacional de París (BNP) realizó transacciones económicas con países con los que Estados Unidos, en determinado período, tenía prohibidas las transacciones con ese país. El BNP actuó en base a la legislación francesa, que lo habilitaba para ese tipo de operaciones. Sin embargo, la Justicia norteamericana, con el aval de la Comisión de Valores, dictaminó una multa de 8.900 millones de dólares, invocando que todo lo que está nominado en dólares queda sometido a la legislación norteamericana.
Es decir, la Justicia de Estados Unidos se ha convertido en jurisdicción universal de cuanto litigio se produzca cuando la transacción se haga en la moneda norteamericana.
Pero la dureza contra los indefendibles dirigentes de la Fifa, en nombre de la lucha contra la corrupción, no tiene parangón con el trato asignado a los banqueros, especuladores y funcionarios que estafaron en masa a ahorristas y trabajadores en la crisis de 2008. "A ocho años del estallido de la burbuja hipotecaria, todavía no hay ningún ejecutivo financiero preso" (Financial Times, 30/5).
La Justicia norteamericana, por otra parte, dejó morir las causas por sobornos en las competencias internacionales de Atlanta -Juegos Olímpicos 1996- y Salt Lake 2002, presentadas en su momento.
¿Se puede desprender este "nuevo orden" del desplazamiento cotidiano de drones por países enteros, ordenado por el gobierno norteamericano, responsable de 5.000 muertes seleccionadas sólo entre 2004/2014 o del programa de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que puede interceptar cada byte de información que se produzca en la tierra y el cyberespacio y actuar en consecuencia?
Bajo el gobierno del premio Nobel de la Paz, Barack Obama, el "nuevo orden" ha progresado al ritmo de la administración republicana que lo precedió.
Una guerra que es indivisible de la lucha política, comercial y militar que plantea la crisis capitalista.
Christian Rath
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