En noviembre de 2015, Nick Turse, quien es el editor Gerente de TomDispatch.com y socio del Instituto de The Nation hizo público un ensayo titulado “El secreto mejor guardado de los militares en Estados Unidos” que aún levanta ronchas.
Turse ha sido corresponsal en el Medio Oriente, el sudeste de Asia y África, y sus trabajos aparecen en el New York Times, Los Angeles Times, The Nation y regularmente en TomDispatch. Es autor del “bestseller” del New York Times “Matar cualquier cosa que se mueve: la verdadera guerra americana en Vietnam”, que recibió un American Book Award en 2014.
Durante años, la expansión militar estadounidense en África ha pasado inadvertida gracias a un esfuerzo deliberado para mantener al público desinformado.
A la sombra de lo que una vez se conoció como el "continente oscuro", muy poco se ha escuchado acerca de él… por una decisión deliberada. Pero si se advierten en detalle, de norte a sur, de este a oeste, los frutos de ese esfuerzo silenciador: en localidades remotas, detrás de vallas y más allá de lo visible, el ejército estadounidense ha construido un archipiélago extenso de enclaves militares, transformando el continente en lo que los expertos llaman un laboratorio para un nuevo tipo de guerra.
De modo que ¿cuántas bases militares de Estados Unidos existen en África? Es una pregunta simple con respuesta no menos sencilla. Durante años, el comando África de Estados Unidos (AFRICOM) dio una respuesta común: uno solo. El Campamento Lemonnier, en la pequeña nación blanqueada por el sol de Djibouti, era lo único que Estados Unidos reconocía como “base” en el continente.
Por supuesto, tal cosa no es cierta, porque existen campos, compuestos, instalaciones y servicios en otros lugares, pero los militares se apoyan mucho en la semántica para imponer su lógica. Si se observa la lista oficial de bases del Pentágono, el número crece. El informe de 2015 en la cartera global del Departamento de defensa sólo incluye el campamento Lemonnier y otros tres sitios arraigadas en o cerca del continente.
Durante años, varios reporteros han arrojado luz sobre puestos de avanzada del secreto, la mayoría de los cuales construidos, actualizados o ampliados desde el 9/11, que salpican el continente, incluyendo localidades de seguridad cooperativa (CSLs). Este año, el comandante del AFRICOM, General David Rodríguez, divulgó que había realmente once sitios de este tipo.
Una investigación llevada a cabo por TomDispatch indica que en los últimos años los militares estadounidenses, han desarrollado una muy extensa red de más de 60 puestos y puntos de acceso en África. Algunos de ellos están siendo utilizados actualmente, otros que se mantienen en reserva, y el resto pudieran ser cerrados. Estas bases, campamentos, compuestos, instalaciones portuarias, bunkers de combustible y otros sitios se pueden encontrar en al menos 34 países, más del 60 por ciento de las naciones en el continente, incluyendo muchos países públicamente clasificados por Estados Unidos como corruptos y represivos de acuerdo a la conducta de sus gobiernos en materia de derechos humanos, según los registros de Washington. Estados Unidos también opera "Oficinas de cooperación de seguridad" y Agregadurías de defensa en aproximadamente 38 países africanos, según Falvo y ha llegado a cerca de 30 acuerdos para utilizar aeropuertos internacionales en África como centros de recarga.
Cuando el AFRICOM se convirtió en comando independiente en 2008, campamento Lemonnier era uno de los pocos puestos norteamericanos en el continente. En los años posteriores, Washington ha incrementado su construcción. Como resultado, ahora es capaz de llevar a cabo un número creciente de misiones abiertas y encubiertas, desde ejercicios de entrenamiento hasta asesinatos con drones.
"AFRICOM en un mando nuevo, básicamente un laboratorio para un tipo diferente de guerra y una manera diferente de fuerzas posturales," ha dicho Richard Reeve, director del programa de seguridad sostenible en el Oxford Research Group, un think tank con sede en Londres. "Aparte de Djibouti, no hay ninguna acumulación importante de tropas, equipos o incluso aviones. Hay una gran variedad de pequeñas bases... por lo que significa que se extendió un pequeño número de fuerzas sobre un área muy grande que permiten una concentración de las fuerzas muy rápidamente cuando sea necesario”.
De modo que estamos ante un experimento que denota una estrategia que deja ver un continente salpicado de puestos militares estadounidenses, bases de drones para asesinatos selectivos, todo operado por fuerzas de élite de operaciones especiales.
Richard Reeve se pregunta “¿Podríamos estar ante un cuadro más aterrador para África?”.
Manuel E. Yepe
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