domingo, octubre 23, 2016

Acerca de la última novela de Mario Vargas Llosa.



Cinco esquinas, dos demonios

En septiembre de 2015, Mario Vargas Llosa se escandalizó cuando se vio en la portada de la revista Hola!, en su edición peruana, junto a su actual pareja, Isabel Preysler, modelo hispano-filipina y madre de Enrique Iglesias. Decidió emprender una cruzada personal contra las publicaciones que, a su entender, son la raíz de la degradación moral que atenaza a la humanidad y a los “incultos” sectores populares de América Latina.
Es este arrebato histérico el que lo movió a escribir su última novela, Cinco esquinas, publicada recientemente en Argentina, Latinoamérica y Estados Unidos. No sería tan veloz el Premio Nobel de Literatura para aclarar que su nombre apareciera, tan solo un año después, en las listas del escándalo internacional desatado por los “Panamá Papers”.
En este thriller que se desarrolla en la ciudad de Lima, capital de su Perú natal, la trama se desenvuelve a partir de la extorsión que el editor de un semanario de chimentos de poca monta le hace al poderoso empresario Enrique Cárdenas. Lo lleva adelante a partir de una serie de fotografías en las que aparece en una orgía con niñas menores de edad. Rolando Garro, ficticio director de Destapes, le propondrá a Cárdenas una cuantiosa inversión en la revista a cambio de no publicar esas imágenes que sumirían al ricachón en la degradación de su imagen y su “moral intachable”.
La novela sucede en los últimos años del gobierno de Alberto Fujimori (que ocupó la presidencia entre 1990 y 2000). El periodismo sensacionalista, en este marco, se presenta como un aliado estratégico del régimen fujimorista, herramienta política que sin piedad maneja “El Doctor”, como se evoca a Vladimiro Montesinos, monje negro del represivo y entreguista gobierno, encargado él de manejar los trabajos sucios que en diez años persiguió y reprimió toda oposición política y que, con un ajustado sistema de corrupción privado-estatal, amasó una fortuna que se calcula en 6 mil millones de dólares.
A este puntal político, Vargas Llosa agrega el temor de la burguesía peruana a los atentados y secuestros de grupos guerrilleros, entonces hiperactivos, como Sendero Luminoso o el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. El trasfondo ideológico de Cinco esquinas traza el mapa histórico de una caracterización intencionada: una teoría de los dos demonios. La burguesía se muestra como rector moral del país trasandino, una clase social mandatada a guiar al pueblo ignorante que sólo se deja arrastrar por las corrientes violentas de la historia. Una farsa.
Cinco esquinas está lejos de aquellos títulos que encumbraron a Vargas Llosa como uno de los mejores escritores latinoamericanos del siglo XX, más allá de algunas escenas aisladas y lógicas en una de las plumas más reconocidas de la cultura mundial.

Federico Cano

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