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lunes, octubre 31, 2016
José Ingenieros: modelo para armar
A 81 años de su fallecimiento, todavía resulta difícil encasillar a este personaje que integró los círculos intelectuales y progresistas a comienzos del siglo pasado. Fue médico, psiquiatra, criminólogo, filósofo, comunista, anarquista, sociólogo y filósofo pero también racista y uno de los grandes higienistas de su época.
Giuseppe Ingegnieri nació en Sicilia en 1877 y al tiempo de mudarse con su familia al país, ingresó en el Colegio Nacional de Buenos Aires y luego de egresar, a la Facultad de Medicina en donde se recibió de farmacéutico. Posteriormente, realizó una serie de publicaciones y alcanzó el cénit con Simulación de la Locura, secuela de su tesis editada en formato de libro. Fue el trampolín que Ingenieros precisó para ser nombrado jefe de la Clínica de Enfermedades Nerviosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1903 y un año después consiguió una suplencia de la cátedra de Psicología Experimental en la Facultad de Filosofía y Letras.
Los hitos de Ingenieros se enmarcan dentro del contexto de una época signada por las teorías científicas alentadas por la creciente oligarquía (ya liberada del indio tras la Conquista del Desierto) y por la preocupación creciente de convertirse en un sucedáneo del glamour europeo mediante el progresismo en las ideas, que llevó a relaciones comerciales con Inglaterra, consumo de bienes culturales, laicidad en la educación y la sanción de la ley de matrimonio civil, dos medidas que generaron los correspondientes roces con la Iglesia. Con el Estado como facilitador, fue justamente con este espíritu en donde los preceptos científicos, de la mano con las teorías positivistas, ubicaron en la cima a los médicos higienistas de principios del siglo XX, que se valieron de su rol para segregar y demonizar a los elementos indeseados que no se correspondían con los arquetipos tradicionales, entre los que se encontraban principalmente la “escoria” inmigrante que venía a poblar el país y que debía ser analizada, controlada y clasificada para su mejor estudio.
La "tríada Higienista"
De esta manera, los profesionales se convirtieron casi en una suerte de policías de la higiene, ya que todo lo que no entrara dentro de sus cánones y fuera además contrario a la moral, era enviado sin contemplaciones a las cárceles por violación de contravenciones. Junto con los doctores Francisco de Veyga y José María Ramos Mejía, el siciliano Ingenieros conformó una tríada en los albores del 1900 cuyo espectro circulaba entre la Facultad de Medicina, la Penitenciaría Federal y la Policía Federal, en donde su jefe Ramón Falcón tuvo parte del protagonismo.
En su libro Historia de la Homosexualidad en Argentina, el periodista Osvaldo Bazán realiza una profunda investigación sobre las implicancias de la represión higienista y policial de la época, en donde el denominado depósito de contravenciones “24 de Noviembre” funcionaba como la cárcel del lumpenaje, rebalsado por la escoria de la sociedad y que sirvió como un “laboratorio de seres humanos” al encontrarse expuestos particularmente al análisis por parte de la tríada higienista, al punto tal que el mismo Ingenieros los exponía en sus cátedras universitarias sin contemplar el hecho que sus “ocupantes” eran niños y adolescentes cuyas edades oscilaban entre los 4 y los 20 años.
Progresismo y comunismo
Continuando con su raid científico, en 1909 fue elegido presidente de la Sociedad Médica Argentina y continuó su formación, como no podía ser de otra manera, en prestigiosas universidades internacionales. Sin embargo, a su regreso se involucró en la dirección de una publicación bimensual, Semanario de Filosofía, y durante la Reforma Universitaria fue elegido vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras con gran apoyo de los estudiantes al ser considerado una de las figuras intelectuales y progresistas de su tiempo.
Es en este momento en donde Ingenieros comenzó a involucrarse activamente en el ámbito político al participar en el grupo Claridad, una corriente del Partido Socialista que bregaba por el apoyo a la Tercera Internacional y que terminaron incorporándose al Partido Comunista. Por su parte, Ingenieros aportó su granito de arena a la causa y en 1922 propuso la creación de la Unión Panamericana, un organismo de lucha que difundió las ideas antiimperialistas. Posteriormente, empezó a cuestionar las ideas del socialismo de Estado y comenzó a simpatizar con corrientes anarquistas hasta su fallecimiento, presuntamente por meningitis, el 31 de octubre de 1925, a la edad de 48 años.
Meke Paradela @mekepa
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