martes, octubre 25, 2016

La transformación de la política en la era digital, WikiLeaks y las elecciones en EEUU



En medio de una bronca campaña electoral, la carrera a la Casa Blanca ha supuesto un tira y afloja entre los defensores de la transparencia y quienes denuncian una guerra de información. A ello ha contribuido la organización de Julian Assange, que ha logrado posicionarse en el epicentro mediático gracias a las continuas filtraciones y comentarios sobre la candidata demócrata. ¿Estamos ante una nueva forma de hacer política en la era digital?
Desde marzo, WikiLeaks ha lanzado tres filtraciones masivas relacionadas con Hillary Clinton. La primera incluía más de 30.000 correos durante su etapa como secretaria de Estado. Cuatro meses después revelaba la estrategia del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) para auparla como candidata del partido frente su rival en las primarias, Bernie Sanders. Ya en octubre, se han publicado nuevos correos electrónicos, esta vez de John Podesta, presidente de campaña de Clinton. Y no parece que la cosa haya finalizado aún.
Trump ha utilizado estos mensajes como arma arrojadiza contra su contrincante. Sin embargo, la relevancia informativa de las filtraciones no ha conseguido eclipsar los múltiples escándalos protagonizados por el representante republicano. Lo que sí está claro es que WikiLeaks ha puesto sobre la mesa una serie de cuestiones sobre las que merece la pena ahondar. ¿Qué le motiva a irrumpir en el escenario electoral estadounidense? ¿Qué implicaciones tienen sus actos?

De Sanders a Podesta, el espinoso recorrido a la presidencia

La aversión de Assange por Clinton es bien conocida. Su apuesta por la transparencia y sus principios políticos se oponen frontalmente al statu quo que simboliza la candidata. En este sentido, Sanders representaba una postura de renovación dentro de la política estadounidense -y por ende, mundial- mucho más próxima al ideal de la organización. Un punto de vista compartido por la generación millenial, tal como recordó WikiLeaks en su cuenta de Twitter en referencia a un hilo de Reddit.
La filtración de 19.252 correos electrónicos y 8.034 adjuntos de siete importante figuras del DNC atacando directamente al precandidato demócrata ponía de manifiesto la preferencia de la cúpula demócrata por Clinton. Los correos, enviados entre enero y mayo de este año -coincidiendo con las primarias demócratas- incluían múltiples argumentos para desacreditar a Sanders.
En el último tramo de la campaña, WikiLeaks ha vuelto a marcar el ritmo informativo tras publicar miles de correos electrónicos de John Podesta. Este viejo conocido de la política estadounidense ya había ocupado los cargos de jefe de gabinete de Bill Clinton y consejero de Barack Obama en el pasado. Los mensajes revelan la manipulación del DNC a los seguidores de Sanders durante las primarias o los discursos pagados ante empresarios de Wall Street por los que Clinton recibió 26 millones de dólares.

Ética, transparencia y poder: los cimientos de WikiLeaks

Autodenominada como una organización mediática multinacional, WikiLeaks cuenta con más de un centenar de empleados en todo el mundo y está especializada en el análisis y publicación de grandes volúmenes de documentos oficiales censurados o de acceso restringido relacionados con la guerra, el espionaje y la corrupción, según recogen en su página web.
WikiLeaks se asienta bajo el principio de transparencia absoluta. Así lo relata Daniel Domscheit-Berg, activista informático y portavoz de la organización en Alemania hasta 2010, en su libro Dentro de Wikileaks: mi etapa en la web más peligrosa del mundo. Esto supone publicar todos los documentos que recibieran: “nos daba igual que afectara a la izquierda o a la derecha, a personas simpáticas o a tontos: simplemente, lo publicábamos todo. Solo descartábamos las informaciones extremadamente insignificantes”, asegura.
En los últimos tiempos esta política de transparencia ha recibido críticas incluso por parte de sus aliados, como es el caso de Edward Snowden. El exempleado de la CIA calificó como un “error” la “hostilidad” de WikiLeaks hacia la edición de los textos. Por su parte, la organización de Assange tachó a Snowden de “oportunista” al considerar su comentario como un intento de acercarse a la candidata demócrata para ganarse su perdón.
Los reproches hacia esta filosofía de “transparencia absoluta” distan mucho de ser un asunto banal. Al examinar el funcionamiento de WikiLeaks cabe preguntarse acerca de las posibles consecuencias de sus acciones, especialmente en un mundo que se mueve vertiginosamente al ritmo de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. ¿Conocemos las implicaciones de la transparencia total?

¿Valentía o temeridad?

Desde luego, WikiLeaks siempre ha tenido muy presente el trasfondo ético de sus publicaciones. Su forma de aproximarse a sus ideales, impulsar cambios y denunciar situaciones pone sobre la mesa el potencial transformador de la era digital: “a buen seguro nuestras publicaciones en ocasiones iban demasiado lejos. Pero para mantener nuestra imparcialidad, debíamos imponer nuestro anhelo de transparencia como un principio férreo”, reconoce Domscheit-Berg.

¿Conocemos las implicaciones de la transparencia total?

No obstante, ¿hay consecuencias cuyo riesgo WikiLeaks no está teniendo en cuenta? Observando las elecciones estadounidenses, la filtración de documentos que repercuten negativamente en la candidata demócrata Clinton supone un punto a favor de su adversario. Lejos de considerar a WikiLeaks partidario de Trump, su papel “didáctico” acerca del juego limpio en democracia respecto a Clinton es, cuanto menos, arriesgado.
La transparencia no es un elemento neutral en tanto que desencadena diversos efectos que debemos tener presentes. Pese a que el objetivo de Assange esté ligado a la concienciación (prefiere hablar de educación o entendimiento antes que de mera transparencia), el camino que recorre es, cuanto menos, complejo. Cada paso ha de ser medido en una balanza considerando todas las variables que maneja. Por ejemplo, si Trump venciera en las elecciones, WikiLeaks no podría desentenderse del resultado, incluso si su intención nunca fue apoyar a un candidato. WikiLeaks es símbolo de las posibilidades transformadoras de la era del ciberespacio. Estar a la altura de su ambicioso ideal de justicia requerirá un aprendizaje continuo.

Paula Altares y Cristina Gadea
bez.es

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