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lunes, septiembre 24, 2018
La guerra contra Irak: Siete mentiras al servicio de 10 objetivos
The Center for Public Integrity de EEUU ha detectado 935 declaraciones falsas del régimen de Bush antes del ataque. A pesar de que, después del fiasco de las inexistentes Armas de Destrucción Masiva (ADM), algunos responsables se excusan diciendo que “se habían equivocado”, fingiendo honestidad, la Organización Veteran Intelligence Professionals for Sanity (VIPS) afirma que no hubo ningún error por parte de los servicios de inteligencia, simplemente mintieron. El propio secretario del Tesoro del régimen, Paul H. O’Neill, afirmó que el presidente tenía la intención de invadir Irak y estaba desesperado por encontrar una excusa para la guerra.
Hasta hoy, los mandatarios de los países participantes en la agresión militar a Irak en 2003 intentaban justificar, con mayor o menor fortuna, los crímenes contra la humanidad que cometieron al desmontar la vida de 23 millones de iraquíes. Sin embargo, el expresidente español José María Aznar es el único que niega la propia participación de las tropas de su país en aquella guerra ilegal, a pesar de las evidencias: al menos 1300 soldados españoles fueron enviados al sudeste de Irak para dirigir la Brigada Plus Ultra en Diwaniya, y no precisamente para llevar “democracia” y “felicidad” a la nación agredida. El diario El País publicó en 2004 un vídeo de las palizas y patadas con saña de unos militares españoles a dos iraquíes secuestrados y encerrados en una cárcel en la base que gestionaba. Otras imágenes de las atrocidades cometidas por los ocupantes en la prisión de Abu Ghraib estremecieron al mundo.
The Center for Public Integrity de EEUU ha detectado 935 declaraciones falsas del régimen de Bush antes del ataque. A pesar de que, después del fiasco de las inexistentes Armas de Destrucción Masiva (ADM), algunos responsables se excusan diciendo que “se habían equivocado”, fingiendo honestidad, la Organización Veteran Intelligence Professionals for Sanity (VIPS) afirma que no hubo ningún error por parte de los servicios de inteligencia, simplemente mintieron. El propio secretario del Tesoro del régimen, Paul H. O’Neill, afirmó que el presidente tenía la intención de invadir Irak y estaba desesperado por encontrar una excusa para la guerra.
Así vendieron la guerra contra Irak
“Todo el mundo pensaba que en Irak había ADM y no las había, yo lo sé ahora“, afirmó Aznar, no en el 2004 sino en el 2007. Y no es cierto: La ONU, o sea, todo el mundo, lo sabía. El jefe de los inspectores de la ONU para Irak, Hans Blix, dijo en febrero del 2003 que había realizado más de 400 inspecciones por todo el país, sin que Saddam se opusiera, y no encontraron las dichosas armas. Hasta el jefe de la CIA, George Tenet dijo “los intentos de verificar la información [sobre las ADM] no han tenido éxito”. Si Irak tuviera esas armas era lógico que las utilizara antes del 2003 contra los 29 países que le agredieron en 1991. Además, EEUU nunca ha atacado a un país con capacidades militares considerables: todas sus víctimas han sido países indefensos: Afganistán, Irak, Libia, Sudan, Somalia, Siria. ¿Ven como no se atreve a tocar el pelo de Kim Jong-un? Atacó Libia y asesinó a Gadafi una vez que le desarmó en 2003.
“Tenencia de ADM”, “ser un estado canalla “o “la principal amenaza para la humanidad y el cosmos”, etc., fueron términos utilizados por la propaganda bélica contra Irak. Para ello, el Pentágono contrató a Charlotte Beers, una publicista que había lanzado una marca de arroz y otra de champú contra la caspa, con mensajes simplistas y alegres: así, las guerras serán la brisa de libertad y democracia, las bombas y misiles bendiciones divinas para crear un mundo mejor y los millones de muertos, heridos y refugiados “daños colaterales” de un futuro envidiable. De hecho, esta guerra y las que le seguirán no han sido ganadas por los brillantes militares, sino por las sofisticadas operaciones de manipulación de la psique de los “consumidores”. Consiguieron dar una nueva forma al viejo truco de “infundir el miedo para conseguir la obediencia”. El Pentágono creó la Oficina de Influencia Estratégica, que era dirigida por los llamados “Administradores de percepción“, cuyo trabajo consiste en manipular la emoción del público, tergiversando las noticias. Lo hicieron tan mal que ni la ONU, ni la mayoría de los aliados de EEUU apoyaron la invasión.
Dijo Tony Blair que Sadam podía atacar Europa en 45 minutos. Pero, si tenía esta capacidad, ¿por qué no lo hizo antes de ser agredido? El Trío de las Azores nunca presentó un argumento legal para la invasión y sólo se basó en la propaganda; cuando una mentira fallaba, ofrecían otra:
Que Irak importaba uranio de Níger para relanzar su programa de armas nucleares. Tras la ocupación, la CIA admitió que esta información era falsa.
Que un Sadam laico colaborara con un Al Qaeda wahabita.
Que Irak estaba implicado en 11S: La CIA en 2016 desclasificará la información secreta sobre la implicación no de Irak, ni siquiera de Afganistán, sino de Sarabia saudí en los atentados.
Que el presidente de Irak mandaba sobres con ántrax a EEUU: El verdadero autor era un agente de FBI llamado Bruce E. Ivins ¡que se suicidó en la cárcel!
Que iban a salvar a los iraquíes del dictador despiadado Sadam Husein: no dijeron que la CIA organizó el golpe de estado de Sadam en julio del 1979 contra su primo, el presidente Al-Bakr, por no ser lo suficientemente servil a Washington. Pusieron la etiqueta de “Guerra humanitaria” a sus agresiones imperialistas, y la llamaron Operación Libertad para Irak.
Según la organización estadounidenses CODEPINK entre el 2003 y 2007, fueron asesinados cerca de 3.4 millones de iraquíes a causa de la guerra y un número indeterminado han sufrido lesiones psicológicas y físicas. Cada uno era hijo, madre, padre, abuela de alguien, y ninguno de los responsables de este exterminio han sido llevado ante los tribunales.
Entre el 2014 y el 2017 y bajo el pretexto de destruir al ISIS, Obama y Trump arrojaron miles de bombas y misiles sobre Mosul, causando la muerte de al menos 40.000 personas, según el servicio de inteligencia kurda iraquí. Se han recuperado los cuerpos de 3.300 personas, mientras 11.000 vecinos siguen desaparecidos.
Objetivos de la invasión y ocupación
Destruir Irak e Irán fue propuesto en 1980 por Henry Kissinger, en su doctrina de Dual Containment Policy «la política de la doble contención». El Sha había sido derrocado en 1978 por una gran revolución espontánea y, EEUU temía que otros títeres suyos sufrieran la misma suerte; pasó de la política de quitar a un jefe de estado y poner otro afín, a frenar el desarrollo económico, social, político y militar de los países estratégicos para mantenerlos subdesarrollados así someterlos a largo plazo. Provocó en 1980 una larga guerra entre ambos países, para que se destruyeran mutuamente y que ninguno ganara. Tres años después del fin de aquel conflicto en 1988 que dejó cerca de 2 millones de muertos y 15 millones de mutilados y heridos en ambos lados, EEUU dirigió el ataque de una treintena de países a Irak por la invasión a Kuwait: pretendía “devolver a Irak a la Edad de Piedra”, como confesó James Baker, Secretario de Defensa de los EEUU.
Buscar una salida a sus problemas financieros: La deuda externa el año 2000 fue de 3,6 billones de dólares, y se duplicó en 2003, mientras, según el Instituto para los Estudios Políticos de Washington, 34 principales directores de empresas contratistas del ministerio de defensa obtuvieron una ganancia de casi 1.000 millones de dólares desde los atentados del 11S hasta el 2005.
Animar el negocio de armas, golpeado por la desaparición de la Unión Soviética. La extrema derecha belicista ha conseguido que el ingente dinero que iba a la carrera armamentística, en vez de ser destinado a eliminar el hambre que sufre la mitad de la humanidad fuera a mantener las compañías militares y a la OTAN.
Convertir a Irak como colonia, para desde allí intervenir en otros estados: En Bagdad instalaron la embajada más grande del mundo, como el centro de operaciones de la CIA para la región, dirigida por los siniestros John Negroponte (el promotor del Batallón 3-16 en Honduras) y Robert Ford, quienes organizaron el “divide y gobierna” mediante los Escuadrones de Muerte chiitas y sunnitas que crearon para hundir el país aún más en un caos controlado que dura hasta hoy. En el enero del 2011, Ford fue enviado a Siria como el nuevo embajador en Damasco, fecha del inicio del estallido de los coches bombas y su larga guerra.
Tras la desaparición de la Unión Soviética, EEUU ocupó militarmente tres países situados en tres puntos del planeta, que otorgan a Washington una gran ventaja estratégica sobre sus rivales : Yugoslavia en el corazón de Europa (Kosovo es la segunda base militar de EEUU en el mundo), Afganistán en Asia Central (vecino de China, Irán, Rusia e India) e Irak en Oriente Próximo, donde ha levantado 12 bases militares, desde donde vigila a Irán, Turquía, Siria y Arabia Saudí, así como el Golfo Pérsico. Bases que le servirán a Obama para lanzar un ataque militar a Siria en 2014.
Contener el crecimiento de China, y tomar como rehén a la Europa dependiente del petróleo. En el 2000 China importó 50 millones de toneladas de petróleo, y en 2002 unos 70. Dos años antes de la invasión, Pekín había negociado con Irak la explotación del campo de Al Ahdab en el sur del país durante 22 años.
Convertir a Israel en la potencia hegemónica de la zona, destruyendo a sus rivales: después de Irak, acabaron con Libia y Siria, mientras iban a por Irán.
Privar a Palestinos del único país árabe que le defendía, y por la estrecha relación entre Husein y Arafat. Sadam era anticomunista, proestadounidense, reaccionario, narcisista, déspota pero también era antiisraelí.
Facilitar el acceso de Israel al petróleo iraquí, país que hoy es el principal comprador de crudo de la región kurda (a través del puerto turco de Cehyan). Suficiente razón para que sea el único país del mundo que apoye la desintegración de Irak y la independencia de su Kurdistán. El entonces ministro de Obras Públicas israelí, Joseph Paritzky dijo que el petróleo iraquí “rebajaría drásticamente la factura energética de Israel en un 25 %”.
Aplicar la pedagogía del terror. “Si ves la barba del vecino a cortar, pon la tuya a remojar”, es lo que hizo Moammar al Gadafi. El 20 de diciembre del 2003, llamó por teléfono a Tony Blair para anunciar su desarme, tras ver la suerte de Irak y su presidente, ofreciendo el dinero libio y su petróleo al Occidente: ¡Ni eso le salvó! La OTAN quería el control total de Libia, como trampolín para dominar África.
Los invasores reemplazaron una dictadura semilaica y un país desarrollado por una teocracia totalitaria sobre los escombros de una guerra interminable y un sufrimiento indescriptible de sus gentes.
Nazanín Armanian
Público
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