lunes, septiembre 17, 2018

Hay más de 800 millones de hambrientos en el mundo



Como Macri, los países imperialistas prometían “hambre cero”

En una reunión realizada en el 2015 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) –donde se sientan juntos los representantes de los estados imperialistas junto a los de dos centenares de países expoliados por aquellos-, fue aprobada la denominada Agenda 2030 donde se plantearon objetivos ambiciosos para ese año como terminar “con el hambre en el mundo y asegurar el acceso de todas las personas, incluidos los lactantes, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año”.
Asimismo, se asumía el compromiso formal y cínico de “poner fin a todas las formas de malnutrición, de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad”.
Un informe preparado por organismos dependientes de la misma ONU, dado a conocer esta semana, muestra la falacia de estas manifestaciones demagógicas: a la fecha del relevamiento, casi 821 millones de personas en todo el mundo pasaban hambre (el 11% de la población mundial y 38 millones más que el año anterior). Y más de 155 millones de niños menores de 5 años (el 22% de los chicos de esa franja etaria) sufrían de desnutrición crónica. En ambos casos la tendencia es ininterrumpidamente creciente desde el año 2013.
El trabajo puntualiza también que “la nutrición deficiente es la causa de casi la mitad (45%) de las muertes en niños menores de cinco años (unos 3,1 millones de niños cada año). Asimismo –añade- uno de cada cuatro niños en el mundo padece de retraso en el crecimiento y en los países en desarrollo la proporción se eleva a uno de cada tres”.
De la misma gravedad es el cuadro que viven las mujeres. Del total de las que están en edad reproductiva, 613 millones -alrededor del 33% del total- se encuentran afectadas por anemia, lo que también pone en peligro la nutrición y la salud de los niños.
En el desglose por regiones, el informe indica que en América Latina y el Caribe pasan hambre 42 millones de personas (casi equivalente a la población de toda la Argentina).
Con un léxico típico de este tipo de documentos donde la escritura se esfuerza por ocultar la realidad detrás de eufemismos, el trabajo de las agencias de la ONU adjudica el hambre creciente en el mundo, “en gran medida, a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima”, lo cual sin duda es cierto, solo que evita indicar que esos conflictos son desatados y potenciados por las mismas potencias imperialistas que suscriben este documento y que el sistema de explotación actual, que ya no tiene nada para ofrecer a los trabajadores del mundo, es el responsable de que el hambre se expanda por el planeta.
Y esto es lo que se esconde detrás del reconocimiento de que “la situación también ha empeorado en algunos entornos pacíficos, sobre todo aquellos afectados por la desaceleración económica”, es decir prácticamente todo el planeta, afectado como está por la crisis global del capitalismo, que está haciendo desmoronar a todas las economías del mundo.
En el informe se plantea la “advertencia” evidente de que “será difícil lograr el objetivo de un mundo sin hambre ni malnutrición para 2030” y los representantes de Trump, Macron, May y Merkel, que suscriben el documento, sostienen que, para lograrlo, hay que “garantizar sociedades pacíficas e inclusivas”.
Con la persistencia del sistema capitalista el hambre no hará más que crecer, pese a que el desarrollo de las fuerzas productivas permitiría hoy acabar con el flagelo, a condición de que se sepulte la apropiación privada de la los bienes de producción.
Esto será posible con un gobierno de trabajadores.

Nelson Marinelli

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