La urgente crítica de las GAFAM
Gafam es el acrónimo de las 5 corporaciones globales que dominan en régimen de quasi monopolio la tecnología digital: Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft. En 2018, copan los primeros lugares en la capitalización bursátil a escala global. Al mismo tiempo, se han convertido en los grandes intermediadores de nuestras vidas, en prácticamente todos los campos de actividad, tanto laborales como personales y sociales. Es frecuente que estos gigantes del digitalismo eliminen la competencia al comprarla, como en el caso de Instagram y Whatsapp -comprada por Facebook- o Youtube -comprada por Google-. Son prácticas oligopolísticas que dan cuenta de la voluntad expansionista de las corporaciones.
No obstante, el debate público no acaba de cuestionar y situar como un problema político de enorme calado tal concentración de poder. El desarrollo y difusión de tecnologías libres, como las propuestas por Richard Stallman, el universo GNU/Linux y los software libres o las plataformas alternativas como FRAMASOFTi, permanecen arrinconados. Son los márgenes de la corriente mayoritaria, que se extiende por inercia sin que se le dé mayor relevancia. Cuando se habla de políticas públicas de comunicación, continuamos refiriéndonos a los Grandes Medios como la TV, Prensa o Radio sin tener en cuenta el poder sin precedentes de las GAFAM para estructurar de forma casi invisible nuestras vidas.
¿Por qué es crucial cuestionar el oligopolio del mundo digital? ¿Por qué no dejarse llevar y centrarse en los contenidos de lo que se hace y comunica con las herramientas digitales? ¿Importan tanto los medios que utilizamos para pensar y relacionarnos? Incluso en movimientos altermundialistas y abiertamente refractarios al capitalismo, se utilizan las herramientas de las GAFAM. Constituye una fuerte disonancia el hecho de que las reivindicaciones sociales olviden que ellas mismas se sirven de herramientas pertenecientes a corporaciones capitalistas.
¿Por qué urge plantear el problema de las GAFAM?
1. La industria de la datos y la vigilancia. Cuando utilizamos servicios “gratuitos” como los proporcionados por Google o Facebook, nuestros datos pasan a formar parte de sus bases. El producto somos nosotros. En el caso de Amazon, la compañía almacena los historiales de visita y compra. Apple y Microsoft acumulan la información generada por sus dispositivos y aplicaciones. Se trata de una acumulación orwelliana de informaciones, sin precedentes, que sienta las bases para que los Big Data monitoricen y perfilen incluso en tiempo real a los ciudadanos.
2. El gobierno de los algoritmos. Motores de búsqueda como el Page Rank de Google o los sistemas de recomendación de noticias de Facebook dejan claro el poder de las GAFAM para filtrar el mundo que percibimos, como queda claro con el escándalo Cambridge Analytica. Se trata de algoritmos en gran parte opacos, que deciden por nosotros. El problema es dejar al arbitrio de corporaciones cuyo fin último es el afán de lucro el poder de configurar y automatizar nuestras decisiones.
3. Diseñadores de lenguajes. Imaginemos que una corporación patentase el uso de retóricas lingüísticas: que fuese propiedad de una de las GAFAM una parcela de la sintaxis, una determinada forma gramatical, las metáforas, las sinécdoques… ¿Resulta disparatado? En este sentido, dejamos que la iniciativa privada diseñe los lenguajes que nos servirán de subsuelo para nuestras comunicaciones y tareas. Es el sueño del neoliberalismo: controlar el lenguaje para controlar tanto los pensamientos como los comportamientos. Lo que tendría que ser un bien común, como las lenguas naturales, se privatiza en función de los intereses de las corporaciones raíz. No nos inculcan qué pensar, pero sí qué se puede hacer, pensar, y qué no.
Ahora bien, ¿cuáles pueden ser las causas de la ausencia de debate público?
1. La ilusión tech. Las GAFAM se han apropiado de la impronta libertaria de la tecnología digital, así como de una estética cool y de un aura de innovación permanente. Solo hay que pensar en los eslóganes: Google: Don’t be evil. Apple: Think Different. Microsoft: Be what’s next. Amazon: Work hard, have fun, make History. Facebook promete mantenernos en contacto con las personas que cuentan en nuestras vidas. La tecnología se convierte así en objeto de consumo destinada a consumidores, no a ciudadanos, embellecida por el marketing digital. Es una cuestión no tanto de identidad como de identificación de los distintos públicos con los productos que les marcarán como si de un rebaño se tratase.
2. Los prejuicios GAFAM. Se les atribuye de modo falsario a los NO-GAFAM problemas de inestabilidad, poca usabilidad y difícil manejo o inadaptabilidad en entornos profesionales. ¿Por qué comprar o piratear el paquete de Office de Microsoft y no utilizar simplemente LibreOffice? ¿Por qué se ha generalizado el uso de Macs de Apple con su paquete de aplicaciones para el diseño profesional? ¿Acaso no es posible generar contenidos de la misma o mayor calidad con herramientas libres, como Inkscape o GIMP? ¿Por qué no utilizar un motor de búsqueda que respeta la privacidad como DuckDuckGo en lugar de Google? ¿De dónde proviene la aversión a utilizar sistemas operativos como Debian o Mint? ¿Son en verdad difíciles de utilizar? ¿De peor rendimiento que Windows?
3. La inercia de los hábitos. A medio camino entre el conformismo y la pereza, los ciudadanos sencillamente se dejan llevar. Habiendo crecido en un mundo en el que los sistemas operativos de nuestros dispositivos pertenecen a las GAFAM, las aplicaciones GAFAM son hegemónicas así como las plataformas GAFAM de social media, comenzar a utilizar otras tecnologías libres supone en cierto modo un acto subversivo, una especie de aislamiento frente a las corrientes dominantes. Para hacerse visible en las redes, por ejemplo, hay que sumarse a la corriente mayoritaria y servirse de las plataformas GAFAM.
4. Falta de cultura digital. La llamada alfabetización digital no acaba de centrarse en la superación de los modelos privativos de herramientas digitales. Se entiende que debemos pasar años aprendiendo a leer y escribir, pero no ocurre otro tanto con las culturas digitales, que se basan cada vez más en la lógica del menor esfuerzo -y mayor dependencia de las corporaciones user-friendly. Es el triunfo de la fast-tech, el equivalente digital a la fast food, frente a los largos aprendizajes que dotan a los ciudadanos de verdaderos saber-hacer tecnológicos. Desde la escuela a la universidad, prima el uso generalizado de las GAFAM por lo que no se enseña a utilizar herramientas alternativas
5. Asunción del neoliberalismo digital en el terreno político. No solo en el caso de partidos políticos y movimientos de corte conservador o pseudo-progresistas. También en el caso de organizaciones abiertamente progresistas, la presencia de debate sobre las GAFAM es mínima cuando no inexistente. Tampoco en los medios de comunicación se ha planteado que sea un problema para debatir en el espacio público. Ello a pesar de las evidencias de prácticas monopolísticas, además de las argucias fiscales que no parecen tener el suficiente eco en la agenda mediática.
Groupe KOUKAKI
(1) Véase la plataforma de aplicaciones libres en https://framasoft.org/en/
(2) Para una crítica de las GAFAM, https://gafam.laquadrature.net/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario