El ministro de Educación de Sebastián Piñera, Raúl Figueroa, llamó a la reapertura planteando que, en Europa, el retorno a la presencialidad "era positivo", sin precisar que el epicentro de la pandemia es actualmente América Latina y los sucesivos rebrotes que asolan a Europa. El gobierno pretendía contrarrestar con la presencialidad la deserción de cerca de 81 mil estudiantes, desnudando que, al igual que otros gobiernos capitalistas, tampoco se ha garantizado el acceso a la educación a distancia.
A pesar de la oposición de la comunidad educativa, que en encuestas revelaban que cerca del 80% no estaba de acuerdo en enviar a sus hijos a las escuelas por no estar dadas las condiciones sanitarias, el ministro declaró que la apertura se planteaba porque había 280 pedidos de apoderados de instituciones que reclamaban reabrir. Pero Darinka Rodríguez, representante general de Centros de Padres y Apoderados, declaró: "nosotros nos oponemos a la vuelta al colegio presencial y apoyamos 100% la gestión que están haciendo los profesores, estamos felices con los niños en casa, porque los podemos cuidar; si los mandamos a clases, ¿el alcalde nos asegura que no se enfermarán? ¿Y si se enferman? ¿Nos dará los recursos para atender a nuestros hijos?".
Sin embargo, y en contra de la voluntad de la comunidad educativa, el gobierno de Piñera se largó con una "vuelta a clases progresiva y voluntaria" en la Región Metropolitana de Chile, supuestamente con baja tasa de contagios, reabriendo escuelas básicas (primarias) y liceos (secundarias) en la comuna de Pirque, con un tope de 11 estudiantes por aula. El día de la reapertura fue un escándalo ya que no asistió nadie a los establecimientos.
El presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, expresó que se deben preparar las condiciones para el regreso en el 2021, cuando la pandemia esté controlada y no ahora. "Le quiero preguntar al ministro si primarán los intereses de grupos económicos empresariales que presionan en La Moneda o la salud de niños, adolescentes, colegas y funcionarios”. Ante el fracaso del regreso, Aguilar planteó que "hay que entender que la gente en Chile cambió y no acepta medidas arbitrarias".
Queda claro para la sociedad Chilena y para el mundo, podemos decir, que al gobierno de Piñera, al igual que a todos los gobierno capitalistas, poco le importa la educación de los jóvenes y niños cuando proponen la vuelta a la presencialidad, sino que lo que prima son los intereses capitalistas, que ven en la escuela “una guardería estatal” para los hijos de la clase trabajadora que ellos explotan. Mucho más en un país en donde el movimiento estudiantil y docente, lucha de forma denodada contra el sistema educativo privatista de Pinochet, cuya lucha ha desatado una revolución de las masas contra el régimen político que lo sostiene, al igual que la privatización de la salud pública.
Por si quedaban dudas sobre el verdadero carácter de este gobierno frente a la juventud secundaria, el viernes pasado, en la misma semana de la "vuelta a clases", un carabinero arrojó por un puente a un joven secundario de 16 años, dejándolo en estado de gravedad. El mundo vio el desprecio de este gobierno hacia la juventud chilena. El camino claramente lo muestran la comunidad educativa que decide, por encima del estado criminal, que es lo mejor para cuidar la vida y la educación de sus hijos.
Jime Bal
06/10/2020
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