La movilización se llevó adelante pese al gran cerrojo represivo que montó el gobierno. Los observadores informaron que la Internet móvil en Minsk también se había desconectado temporalmente. Esta y otras medidas estaban destinadas a evitar que los manifestantes acordaran rutas de protesta y pudieran reunirse. Como en los domingos de protesta anteriores, se cerraron las estaciones de metro y se acordonaron las calles. Esto no evitó que se congregaran 120.000 hombres y mujeres para repudiar a Lukashenko, la violación a los derechos humanos y contra la brutalidad policial.
La protesta fue reprimida, dejando un saldo de más de 300 personas detenidas según informó el ministerio de interior. De ellas, 258 permanecen en prisión preventiva.
La Asociación de Periodistas de Bielorrusia denunció que 11 periodistas fueron detenidos el domingo en varias ciudades. La semana pasada, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bielorrusia anuló la acreditación de todos los periodistas que trabajan para medios de comunicación extranjeros.
También fueron atacados en la ola represiva los líderes de las protestas obreras. Varios de los dirigentes de las huelgas tuvieron que exiliarse, otros fueron encarcelados y su gran mayoría fueron amedrentados por el estado y las patronales (belnp.org, 2/10).
El periódico británico The Critic señala que Lukashenko ya no parece capaz de controlar una base de poder o partido político regional en particular; solo los servicios de seguridad parecen dispuestos a luchar por él.
La UE y Putin
En la antesala de las movilizaciones se conocieron las sanciones de la Unión Europea contra 40 ministros del gobierno de Bielorrusia, bajo el cargo de estar involucrados en la represión política y en el fraude electoral que consagró la reelección de Lukashenko. La larga lista no incluye a Alexander Lukashenko. “Seguiremos los desarrollos”, dijo el presidente del consejo europeo, Charles Michel (The Guardian, 2/10). Rusia calificó a la decisión de la UE como “síntomas de flaqueza”. Putin anunció que Rusia está preparada para aplicar las medidas en represalias que anuncie Bielorrusia (G1, 4/10). Como respuesta, las autoridades bielorrusas exigieron que Polonia y Lituania retiren a sus embajadores y reduzcan significativamente sus representaciones diplomáticas. En respuesta, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Lituania declaró que no tenía la intención de llamar a su embajador en Bielorrusia para consultas ni recortar el personal de la embajada. La reacción de Polonia fue similar (Belsat, 04/10). A las sanciones de la UE, se sumó las de Estados Unidos que penalizó a ocho funcionarios de Lukashenko.
Por otra parte, se conoció que Svetlana Tikhanovskaya -la contrincante de Lukashenko en los últimos comicios, luego de la proscripción de los demás candidatos opositores- se reunirá con Angela Merkel en Berlín. La referente de la oposición bielorrusa dijo: “Discutiremos formas de presionar a Bielorrusia, porque los bielorrusos piensan que solo presionando podemos obligar a las autoridades a dialogar con la gente”, desde su exilio lituano (The Guardian, 3/10).
La opositora se reunió la semana anterior con el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki. El enfrentamiento en Bielorrusia adquiere cada vez más una dimensión geopolítica.
Mauri Colón
07/10/2020
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