Una impostura para contener a los descontentos del Frente de Todos.
Después los anuncios de Sergio Massa al asumir su cargo en el Ministerio de Economía, Juan Grabois y el espacio Patria Grande que conduce informaron públicamente que evalúan la ruptura con el Frente de Todos. Más allá de lo duras que suenen estas palabras, no pasa de una dramatización. ¿Para qué? Para justificar que siguen integrando un gobierno ajustador, pero simulando que pelean desde adentro… por un subsidio de indigencia. Su intención es contener dentro del oficialismo a una base social cada vez más descontenta.
En una entrevista televisiva en C5N, Grabois enfatizó: “Tengo una posición tomada. Si no hay medidas para los sectores populares y los más pobres, no tenemos nada que hacer en el bloque del Frente de Todos”. Luego el diputado Federico Fagioli, casi pidiendo perdón, aclaró: “no hemos definido irnos, pero sí hemos planteado la necesidad de discutir nuestra continuidad o no, nuestra pertenencia en el bloque o construir un interbloque”. Es lo más lejos que llegarían; una colectora parlamentaria
Por eso el comunicado que Patria Grande difundió tras el discurso de Massa destaca que negociaron “hasta último minuto el anuncio de (…) un ingreso mínimo de subsistencia que se hace urgente en una Argentina con casi la mitad de su pueblo sumido en la pobreza”. O sea que el hecho de que la hoja de ruta esté orientada a cumplir con las metas de ajuste que exige el FMI, con tarifazos mientras los salarios y las jubilaciones siguen perdiendo con la inflación; que anuncien una “auditoría” para recortar programas sociales, cuando siguen pagando la deuda fraudulenta y endeudando al país en pesos y en dólares; que se entreguen las riquezas las multinacionales con beneficios fiscales, después de haber permitido que se fugue todo el superávit comercial y se acaben las reservas financiando la corrida cambiaria; todo eso sería perdonable si a cambio concedieran un subsidio de menos de 15.000 pesos. Cuesta imaginar planteo más miserable.
Con ese razonamiento, llegan a la impostura de catalogar lo anunciado por Massa como “insuficiente”. Pero no es cierto que al flamante ministro le “faltó acordarse de los y las que están por debajo de la línea de indigencia”. Son ellos, y los trabajadores en general, los que van a pagar la factura del “orden fiscal” con la baja masiva de planes sociales y los recortes en obra pública que agravarán la desocupación y el déficit habitacional, con las sumas fijas por decreto en lugar de las paritarias y los tarifazos; mientras prometen exenciones fiscales a los sojeros, las petroleras y las mineras, y suben las tasas de interés que pagan a la banca. Todo, para llevar garantías a su gira por Estados Unidos. Son intereses contrapuestos, y es cínico pretender zanjarlos con un “salario” asistencial de indigencia.
A pesar de toda esta agenda “corporativa”, Patria Grande dice que “existe un claro riesgo a que la hegemonía de la coalición se vuelque hacia posiciones que priorizan los intereses de las corporaciones”. Un fraude que permite presentar la permanencia en el gobierno como una pulseada por el rumbo que este sostiene… con un “superministro” que responde de manera directa a la embajada yanqui y fue felicitado por el dictador jujeño Gerardo Morales. Todo esto revela que su supuesto giro de Grabois hacia “la calle” y su “acercamiento” a la Unidad Piquetera, al igual que sus tuits y declaraciones, no pasan de operaciones.
Quienes sí están luchando, en cambio, reclamaron al ministro de Economía una audiencia inmediata para plantearle verdaderas reivindicaciones impostergables, desde un bono de emergencia de $20.000 y la universalización de un seguro al desocupado hasta la creación de trabajo genuino y el aumento del salario mínimo a $105.000, y las defenderán con una masiva acción de lucha en todo el país.
Más aún, mientras Patria Grande y el MTE levantan como perspectiva máxima un ingreso de hambre, decenas de delegados del Polo Obrero se preparan para participar del plenario nacional de la Coordinadora Sindical Clasista junto a las grandes luchas obreras como la del Sutna y la docencia, en el camino de la unidad de ocupados y desocupados para derrotar el ajuste del gobierno y el FMI, único posible para combatir la división de la clase obrera que promueve el capital para tensar hacia abajo los salarios y las conquistas laborales.
Iván Hirsch
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