Hay algo podrido en el nido de los Tucanes
Por Brasil Do Fato - Se inicia un año electoral, y ya fue dada la señal de largada. Como viene ocurriendo en los últimos seis años, los grandes medios y la Internet se hinchan de informaciones sobre el caso Celso Daniel, reivindicándo para sí una condición de paladínes de una cruzada republicana y moralizadora. Esta vez, la excusa es el exilio en París de su hermano (Bruno Daniel) y de la cuñada (Marilena Nakano) del ex prefecto petista de Santo André (SP), Celso Daniel, secuestrado, torturado y asesinado en enero de 2002.
Obviamiente, nuestro diario, como en la cuestión de los asesinados y desaparecidos durante la dictadura y en los sucesivos asesinatos del campo, defiende intransigentemente hasta el fin de tales hechos criminales, la detención según la ley de sus autores o mandantes. Defiende también el derecho de las familias y amigos de las victimas de denunciar y presionar a los gobiernos del estado para lograr el esclarecimiento.
En tanto, ya se han tornado cansadoras las maniobras de los “tucanes” (integrantes del Partido Social Demócrata Brasilero, PSD y sus portavoces de ocuparse del caso Celso Daniel solo en los años electorales, dejando el asunto sin atención ni solución en los años impares (no electorales). Sin duda, las responsabilidades en ese arrastrarse sin fin del asunto, es también del Partido de los Trabajadores, que jamás se propuso de hecho develar el “misterio”, más allá de que este claro para todos, que no partió de ninguna instancia u organismo de aquel partido la orden de eliminación de su prefecto.
Ahora, si los tucanes no se sienten en condiciones de esclarecer el caso Celso Daniel (lo que, si acontece, seria un modo adecuado de fortalecer nuestra democracia) por lo menos deberían intentar explicar a los ciudadanos de nuestro país, el caso Suzane Von Richthofenn en San Pablo (SP) con colaboración de su enamorado y el hermano de este, Daniel y Cristian Cravinos respectivamente.
De acuerdo con lo que en los grandes medios ocultan y los tucanes esconden –pero acaba siempre apareciendo – lo que se dice en todos lados, y con fuertes indicios de ser verdad, es que el cerco de protección que envuelve a la señorita Suzane desde el primer momento, resulta de una fuerte acción de personajes ligados al PSDB. Esa protección a la señorita Suzane, buscaría esconder el real móvil del crimen, que se entrelaza con el modo tucán de hacer política.
De acuerdo a diversos comentaristas y fuentes, el ingeniero Manfred Von Richthofen, padre de la señorita Suzane, en la época del crimen del director de la empresa publica estadual (SP) DERSA – Desenvolvimiento Rodoviario SA, era un de los responsables de la “caja” en la campaña por la relección a gobernador de San Pablo del tucán Geraldo Alckmin, y por la elección del señor José Serra – también tucán – quien disputaba con el petista Inácio Lula da Silva la presidencia de la republica en el año 2002.
Parte del dinero que engrosaba la millonaria caja tenia origen en desfalcos y desvíos de fondos destinados a la construcción de obra publica. Según declaro al ministerio publico, el señor Manfred tenia un patrimonio de 2 millones de reales, monto muy superior a lo que podría haber acumulado, considerando que su salario en DERSA era de 11 mil reales. Según dicen el señor Von Richthofen enviaba dinero a una cuenta en Suiza que en el Ministerio Publico piensan, esta a nombre del señor y de su hija, Suzane, o sea, que el móvil del crimen perpetrado por la hija contra el país seria exactamente el dinero de la caja de los tucanos, que estaría depositado en esa cuenta.
Asi, además de la presión que hacen contra los petistas para que esclarezcan el caso Celso Daniel – lo que, hecho con el objetivo de fortalecer nuestra democracia y nuestra republica y no mirando apenas mediocres disputas electorales, seria muy bienvenido – los tucanos tendrían que preocuparse de inmediato en esclarecer el caso Von Richthofen.
Sin duda un crimen no legitima otro crimen. Pero criminales y encubridores de crímenes no tienen ninguna legitimidad para travestirse.
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