domingo, enero 06, 2008

Mentiras para oprimir, verdades para vencer



Cuando leí el Mensaje de Fidel al pueblo de Cuba, al finalizar el pasado año, grabé muy bien estos pensamientos:
“Si tengo el raro privilegio de dirigirme de nuevo a ustedes es porque vieron en este compatriota una persona que siempre les dijo la verdad.
“No es mérito ser honrado sino deber sagrado”1:
Y es así. El líder de la Revolución, desde siempre nos enseñó que la verdad y las ideas son dos de las armas más efectivas de la Revolución cubana. También mucho antes, el Héroe Nacional, José Martí había proclamado: “Para ser fuerte hay que comprometerse con la verdad. Al principio puede perderse alguna batalla, pero se ha de ganar la decisiva”.2 O cuando expresó, “Manda el que dice a tiempo la verdad. La verdad bien dicha, dicha a tiempo, disipa, como si fuesen humo, a sus enemigos”3
No es casual que el compañero Fidel en la definición del concepto de Revolución haya expuesto como uno de sus postulados: “No mentir jamás ni violar principios éticos”. Este, además, se convierte en uno de los principios morales que rige el proceso revolucionario cubano y que guían y trazan el derrotero de la Revolución.
Conocemos, también, que los gobernantes de Estados Unidos de América (EUA), no tienen medios para enfrentar las verdades, carecen de ideas, argumentos y razones. Es cierto que poseen una alta tecnología militar y hombres entrenados y comprados para matar… Para matar amparados en la mentira.
El embuste y la falsedad son armas que hoy, precisamente, emplea el presidente de EUA para imponerse al mundo. Estas son las armas para intentar dominar a toda la humanidad y para apropiarse de los recursos naturales, muy especialmente del petróleo, en cualquier lugar del planeta donde estos se encuentren.
Como lo hicieron muchos de sus predecesores, el presidente norteamericano George W. Bush, ha basado su mandato en un cúmulo inaudito de mentiras, patrañas y argucias que le restan credibilidad a su gobierno. Engaños van y engaños vienen, logró alcanzar la silla presidencial que le correspondía al candidato por los demócratas. ¡Qué pena!, ¡que vergüenza! Un país con tal poderío industrial, comercial, financiero y militar como el de Estados Unidos carezca del gran poderío de la verdad.
La historia de los gobiernos estadounidenses está plagada de calumnias e ilegitimidades. Una gran parte del mundo, incluyendo su propio pueblo han sido engañados, ignoran la verdad; otros, con ceguera en el alma, no las quieren ver, tal vez porque de alguna manera les conviene. Pero los cubanos sí conocemos muy bien las patrañas, porque innumerables veces hemos sido víctimas de ellas.
Cualquier pionero cubano tiene los argumentos suficientes para debatir y defender las posiciones de nuestra agredida nación. Muchas de las mentiras que los gobiernos norteamericanos inventaron contra Cuba, se desmoronaron al momento; otras, han tenido un proceso más largo para su reconocimiento público, pero más tarde o más temprano, han podido salir a la luz en algunos documentos desclasificados que nos dan la razón.
Ahí están latentes las mentiras expresadas en la Asamblea General de la ONU cuando Cuba fue agredida por la aviación mercenaria, el 15 de abril de 1961, con pilotos pagados por el Gobierno norteamericano, y trataron de hacerle creer al mundo que los agresores eran pilotos de las Fuerzas Aéreas Revolucionarias. Al propio Adlai Stevenson, representante de EUA en Naciones Unidas, le “escondieron la bola” tal como lo confirmaron estas palabras enviadas al Secretario de Estado: “las respuestas que di a los pronunciamientos de Roa4 con relación al incidente del sábado fueron preparadas precipitadamente en el Departamento y revisadas por mí en el último minuto, suponiendo que se trataba de un caso claro de ataque llevado a cabo por desertores dentro de Cuba”5.
El propio compañero Fidel Castro, en su histórico discurso del 16 de abril de 1961, proclamando el carácter socialista de la Revolución cubana, para que quedara como constancia eterna, y el pueblo aprendiera, explicó y mostró las pruebas de cómo proceden los imperialistas. Entonces, dijo:
“Aquí están las pruebas de cómo actúa el imperialismo, de toda la mecánica operativa del imperialismo, de cómo el imperialismo no solamente comete crímenes contra el mundo, sino que estafa al mundo. Pero que estafa al mundo no solamente robándole su petróleo, sus minerales, el fruto de los trabajos de los pueblos, sino que estafa al mundo moralmente endilgándole las mentiras y las cosas más truculentas que nadie puede imaginar”6.
No puedo dejar de recordar el memorando con las propuestas que, el 10 de abril de 1961, Arthur Schlesinger, entonces asesor del presidente Kennedy, redactara sobre los problemas políticos, diplomáticos y económicos con Cuba. Especialmente, aquella que con el número 10, trata de proteger la imagen y credibilidad de su presidente:
“Protección del Presidente. El carácter y la reputación del presidente Kennedy están entre nuestros mayores recursos nacionales. No se debe hacer nada que ponga en peligro tal inestimable valor. Cuando haya que decir mentiras, deberá encargarse de ello a funcionarios subordinados […] que sea alguien cuya cabeza pueda caer sin consecuencias en caso en caso de que las cosas salgan espantosamente mal”.7
Parece que W. Bush no conoce de esta advertencia pues, en su gobierno, él es el principal encargado de mentir. Hoy, con tres ejemplos más bastan. Las armas nucleares en Iraq para justificar la agresión, ¿dónde estaban? No hay necesidad de ampliar. El mundo entero conoce cómo mintió el gobierno norteamericano, porque esas armas solo estuvieron en la mente de Bush y sus halcones, en sus pretextos de siempre.
Las otras dos demostraciones se encuentran, primero, en el tratamiento que el presidente Bush ha dado al terrorista Posada Carriles, creándole una mampara de engaños, ¿por qué y para qué? Porque le temen que revelen o destapen la Caja de Pandora y salgan todas las mentiras NO desclasificadas.
La segunda demostración está en el ensañamiento y la forma en que han juzgado y tratado a los cinco cubanos antiterroristas que, encarcelados en cárceles norteamericanas, se mantienen fieles a las ideas que defienden. Y otra vez, ¿por qué?, porque temen al enfrentamiento de la verdad contra la mentira; a las ideas del bien contra las del mal.
Cuando los imperialistas tienen ante sí una gran verdad y no tienen otra alternativa, la esconden o la apartan. Por cierto, hay un ejemplo bastante reciente, se trata del libro de Joseph Stiglitz, quien fuera vicepresidente del Banco Mundial y asesor económico principal del presidente Clinton hasta el año 2001. Stiglitz, también Premio Nobel, denuncia en su obra que Estados Unidos no suscribió el Convenio de Kyoto a pesar de que es el mayor emisor de dióxido de carbono, lanzando cada año al espacio 6 mil millones de toneladas que trastornan la atmósfera, sin la cual es imposible la vida. A esto se añade la condición de ser el mayor aportador de otros gases de efecto invernadero.
Sin embargo, como decía Fidel Castro en su Mensaje a la Asamblea Nacional el pasado 28 de diciembre: “Pocas personas conocen estos datos. El propio sistema económico que impuso el derroche insostenible de energía, impide que ese libro de Stiglitz se divulgue: su magnífica edición se limita a unos pocos miles para garantizar las ganancias”.8
Así, con mentiras tras mentiras, embustes tras embustes se ha ido tejiendo la historia de los gobiernos norteamericanos. Detrás de cada actitud o acción gubernamental estadounidense hay un pretexto fabricado artificialmente, una patraña y una falsedad para OPRIMIR.
Mientras que en Cuba, con verdades tras verdades, evidencias tras evidencias la Revolución se ha ido fortaleciendo y disipando a sus enemigos va ganando las batallas decisivas. Detrás de cada actitud o acción revolucionaria hay una argumentación y una razón comprensible para VENCER.

Eugenio Suárez Pérez

Notas:

1 Fidel Castro Ruz: Granma, 1 de enero de 2008, p. 1.

2 José Martí: t. 28, pp. 144-145.

3 Ibídem, t. 11, p. 457.

4 Raúl Roa, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba.

5 Tomado de Juan Carlos Rodríguez: Girón, la batalla inevitable. Telegrama de Stevenson, abril 16 de 1961. NSF OF, caja 40. (documento desclasificado por el gobierno de Estados Unidos).

6 Fidel Castro Ruz: Discursos, t.1. Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1975, pp. 19-20.

7 Tomado de Tomás Diez Acosta: La guerra encubierta contra Cuba Editora Política, 2006. Fuente: Biblioteca Kennedy. Cuba: Political, Diplomatic and Economic Problems, April 10, 1961. Autor: A. Schlesinger. POF, caja 65.

8 Fidel Castro Ruz: Granma, 29 de diciembre del 2007, p. 2.

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