En 2007 recordaremos el 70 aniversario de la muerte de Andreu Nin. Debíamos decir “desaparición” pues a pesar de los esfuerzos realizados, su cuerpo nunca fue encontrado. Nos fijaremos aquí en el aspecto de recuperación de su memoria y su influencia en la Historia de nuestro país.
Es necesario sintetizar los antecedentes que nos llevan a este héroe de la República Española. El 17 de Julio de 1936 se produce un levantamiento militar, un golpe de Estado contra el gobierno legítimo de la República. Comienza con la conjura de los militares “africanistas”, aquellos que habían participado en la guerra colonial contra Marruecos, apoyados por las tropas de la Legión y Regulares (ejército indígena). En Ceuta y Melilla se adelantan y no pueden esperar al 18 de Julio, fecha prevista en un principio, con una anticipación de dos meses, por Mola, principal cabecilla de la revuelta, apoyado por Sanjurjo (en el exilio lisboeta), y por Franco y Cabanellas, principales militares en Africa, y Queipo de Llano (en Sevilla).
Sin embargo, lo que en principio era una “asonada militar”, que pensaban que duraría horas, no culminó en lo previsto, es decir que todas las capitales iban a sucumbir a los cañones fascistas. En efecto, Barcelona, primero, y Madrid, con algo de retraso, obligaron a los rebeldes a que retrocedieran, siendo vencidos después. Valencia y Oviedo, a pesar de la resistencia rebelde en esta ciudad, también quedaron en poder republicano, así como Bilbao, Valencia, Málaga, y otras capitales de la zona mediterránea.
La fuerza que defendió a la República salió precisamente de la voluntad de sindicalistas y partidos de izquierda, de reclamar armas para la Defensa del Estado. En Madrid, primero Casares Quiroga, que se negó a defenderse de los militares encerrados en el cuartel de la montaña, y luego Martínez Barrio, que tras 24 horas de dudas, tampoco se decidía a tomar una decisión, fueron sustituídos por Giral que, al fin repartió las armas entre las unidades leales de milicianos, de los diferentes sindicatos y partidos republicanos, apoyados por los guardias de asalto.
En Barcelona, se aprestaron a la defensa con más prontitud y la conjunción CNT-FAI y POUM, unido a la ayuda de la Guardia Civil, que permaneció leal, destrozó a los militares rebeldes. En Catalunya se formó el Comité Miliciano Antifascista que coordinó desde un primer momento las escaramuzas. Pero la acción llegó más lejos. Para vencer al fascismo, era necesaria la Revolución. Se procedió por el Comité a realizar las colectivizaciones de los transportes públicos (Barcelona fue un ejemplo de civismo. Al día siguiente del golpe, sofocado éste, ya funcionaban los tranvías conducidos por los propios conductores, una vez colectivizados) y también de las principales fábricas. En la zona de Catalunya y Aragón, dónde enseguida se crearon y se desplazaron las columnas de milicianas y milicianos, entre ellas la Durruti (CNT-FAI) y la Lenin (poumista), se procedió a una verdadera revolución económica.
El punto culminante fueron las dudas en la toma del poder político. Barcelona resistió gracias sobre todo al Comité, dónde anarquistas, poumistas y bolcheviques-leninistas (trotskystas), unidos a sindicalistas de UGT de la línea caballerista, se hicieron con el control de Barcelona. La CNT-FAI controló desde un primer momento la Central Telefónica, que luego veremos que influencia tuvo.
Se constituye la Generalitat con fuerzas republicanas, comunistas y un consejero de Justicia del POUM, Andreu Nin. Precisamente el hecho de la renuncia de CNT-FAI a formar parte del gobierno de la Generalitat, porque ya tenía el dominio de las milicias, fue el error inicial que trajo luego los lodos que veremos. También la inclusión de Nin en el Ejecutivo de Catalunya, trajo muchas críticas sobre todo por los que habían sido aliados de la IV Internacional. La pregunta teórica, era ¿cómo se podía estar con la revolución y con la burocracia “frente populista” que ahogaría la Revolución?. El poder político burgués fue comiendo el terreno, primero con la municipalización de los comités, estableciendo controles y ampliando el poder político. Evidentemente, no podemos pensar que la toma de decisiones fuera fácil. Companys había sido el abogado defensor de numerosos anarquistas. A pesar de que Tarradellas contaba, que la CNT-FAI se presentaba ante los Consejeros, con fusiles y pistolas, también es cierto, que la CNT-FAI no tomó acciones armadas contra los partidos republicanos ni contra los comunistas. Lo que equivale a decir que fueron bastante más responsables y humanos que sus adversarios, cuando llegaron las jornadas de mayo de 1937.
Antes de una breve biografía de Nin, tenemos que referirnos a Joaquín Maurín, ya que se trata de dos destinos ligados. Maurín pertenecía en sus tiempos a la Federación comunista balear. Se salió del mismo para fundar el Bloque Obrero y Campesino (en catalán Bloc Obrer e Camperol = BOC), que tuvo gran militancia entre el proletariado y el campesinado catalán, con una fuerte sindicación, y extensión territorial en toda Catalunya. En un momento determinado (consultar biografías de Nin y Maurín, de Victor Alba, Pelai Pagés, José María Zavala, Jeanne Maurín, etc.) se fusionan el BOC y el grupo de Oposición de Izquierda de Andreu Nin, formando el POUM. Esta fusión marca el rompimiento con Trotsky y la IV Internacional (ver “La Revolución Española” de Trotsky, con notas de Pierre Broué). Pese a esta ruptura, al POUM siempre desde la III Internacional se le acusará de trotskysta, lo cual era evidente que tenía más fuerza internacionalmente hablando, por considerar el superior prestigio de Trotsky, y así, al ser un prófugo (a la fuerza) de la Unión Soviética, Stalin se quería granjear una alabanza internacional (curiosamente buscada en las fuerzas conservadoras).
Desde el POUM se elige a Maurín, Secretario General. Es Maurín también el que sale elegido diputado por el POUM en el Frente Popular en las elecciones de febrero del 1936. Y es cómo diputado, que Maurín se va a desplazar a Galicia para realizar una reunión con el POUM en Santiago de Compostela. Eligió el día 18 de julio de 1936, para desplazarse. Un mal día para viajar. Al llegar a Galicia se tiene que esconder primero para pasar después a disposición de los golpistas, en un camino de fugas que le llevaría hasta cerca de la frontera francesa, pero no lo consigue. Es reconocido y detenido por segunda vez, ésta ya de forma permanente. Los esfuerzos de Jeannne, su mujer, por canjearlo con algún prisionero fascista de la zona republicana, son en vano; ni Negrín, ni Prieto, ni Azaña, quieren saber nada de un poumista. Es muy interesante seguir esta Odisea en el libro, editado por Júcar, y hoy posiblemente inencontrable, “Como se salvó Joaquín Maurín”, escrito por su compañera.
Es evidente que las circunstancias, viaje y posterior detención, dejan al POUM descabezado. Se nombra secretario general a Nin.
Nin nació en El Vendrell, provincia de Tarragona un 4 de febrero del año 1892; fue maestro, de la Escuela Normal de Tarragona. Terminando sus estudios se instala en Barcelona, en vísperas de la guerra mundial de 1914. Su evolución como maestro le lleva a la Escuela Horaciana , según nos cuenta Wilebaldo Solano, compañero y amigo de Nin, en su libro “El POUM en la Historia”. Salta del magisterio al periodismo y tras pasar por los periódicos “El Poble catalá” y “La Publicitá” desemboca en la agencia Fabra. Su preocupación por el sindicalismo de clase se acentúa cada vez más. Estamos en el año 1917, año de la Revolución Soviética y de la Huelga general española. Es un año de agitaciones obreras, por tanto de mucho movimiento sindical. Nin pertenece unos meses al partido Socialista, pero pasa a abrazar la causa del sindicalismo revolucionario. Organiza en 1918 el Sindicato de Profesiones Liberales en CNT, dejando la agencia Fabra. La CNT en 1919 celebra su Congreso nacional en el Teatro de la Comedia de Madrid, y allí Andreu Nin desempeña un papel destacado. En ese Congreso ganan las tesis de Nin y de sus compañeros mayoritarios y deciden adherirse a la Internacional Comunista. Se designan tres representantes para ir a Moscú. Sólo Pestaña consigue llegar a Moscú.
En marzo de 1921, muere a balazos por los pistoleros de la patronal Evelio Boal, y Nin le sustituye en la secretaría general de la CNT. Fue también víctima de un atentado del que salió ileso, sin embargo el compañero que iba con él, Canela, cae asesinado. Nin fue encarcelado varias veces y tuvo que actuar clandestinamente, en una vida llena de peligros, debido a la persecución del anarquismo por pistoleros y somatenes de la patronal. En abril de 1921 se celebra un pleno nacional de CNT. En él se había invitado por la URSS a una delegación, para que asistiera al III Congreso de la Internacional Comunista y al Congreso de fundación de la Internacional Sindical Roja. El pleno aceptó enviar 4 militantes: Andreu Nin, Joaquín Maurín, Hilario Arlandis y Jesús Ibáñez.
El viaje fue pleno de incidencias, comenzando porque Maurín y Nin iban sin pasaporte. Llegaron a París y Berlín apoyados por el movimiento obrero internacional, y ya en Berlín la embajada de la URSS les preparó una documentación, pasando por “repatriados rusos”. Era el verano de 1921. Fueron recibidos con gran simpatía y cariño por los dirigentes revolucionarios rusos. El mismo Victor Serge explica que Nin le cuenta que él no era propiamente anarquista, sino rigurosamente sindicalista. Las intervenciones de Nin en ese Congreso llamaron mucho la atención. El secretario de la ISR era Lozovsky, que comprendió en seguida a Nin, sus características y sus calidades como revolucionario y como persona. Cuando la CNT acuerda no dar su apoyo y adhesión a la Internacional Sindical Roja, Lozovsky decide incorporar a Andreu Nin al Secretariado Internacional, cosa que Nin acepta y queda como secretario adjunto de la ISR.
La historia sigue. La CNT reunida en Zaragona en junio de 1922 decide romper con la Internacional Sindical Roja. Empieza la peripecia (una de ellas) de Nin. Sale para España en septiembre, pero al llegar a Berlín existe una orden de captura por implicaciones en el asesinato de Dato. Sin embargo la extradición es denegada y Nin recobra la libertad en enero de 1922. Decide trasladarse a Moscú para proseguir la labor en la secretaría de la Internacional Sindical Roja.
Vive en Moscú cerca de nueve años, desde el verano de 1921 hasta 1930, con el paréntesis que hemos indicado de Berlín. Su decisión que le fue apartando de CNT, sin embargo no le apartó del sindicalismo revolucionario. Se relacionó con el citado Lozovsky, con Mijail Tomsky, secretario de los Sindicatos Rusos, y también con Lenin, Trotsky, Bujarin y Zinoviev. Colaboró en excelentes trabajos en varias revistas y dominaba prácticamente el francés, alemán y ruso.
El período de libertad creadora en la URSS se desenvuelve prácticamente hasta 1924. Zinoviev primero como jefe de Gobierno y luego la bota absoluta de Stalin, ya impiden las actividades de Nin que se convierten en cada vez más dificiles, más si cabe cuando Nin, se incorpora a la Oposición de Izquierdas, corriente de Trotsky, hecho que le fue apartando de todo trabajo activo. El seguía colaborando con publicaciones catalanas, como la “Lucha Social” de Lérida y “La Batalla” de Barcelona.
También fue requerido, debido a su gran conocimiento del idioma ruso para acompañar como traductor a personalidades venidas de España, así Josep Plá, Francesc Maciá y José Bullejos, a los que sirvió de intérprete y de compañía, traductor eficaz cerca del gobierno y de la Internacional.
Casó con una militante rusa, Olga, con la que tuvo dos hijas, Ira y Nora. Nin se adaptó a la vida rusa y también dio a conocer en nuestro país numerosos clásicos rusos, Turgueniev, Tolstoi, Dovtoievsky y Chejov, traduciéndolos al catalán y al castellano.
Fue miembro del partido Comunista de la URSS, diputado del soviet de Moscú, dirigente de la ISR, participó en la Plataforma de la Oposición y en la Comisión Internacional creada por ésta.
Al iniciarse las depuraciones, exclusiones, y demás, Nin de un plumazo es eliminado del Secretariado de la ISR y prácticamente prisionero en el Hotel Lux de Moscú, permanentemente vigilado. Cuentan Serge y Romer que por su prestigio internacional y al mismo tiempo por ser extranjero, se salvó de la deportación.
Nin escribe en este tiempo de reclusión “Las dictaduras de nuestro tiempo”, libro réplica a uno de Cambó sobre las dictaduras. El libro se editó en Catalunya en marzo de 1930. La fecha de la edición castellana se fechaba en octubre de 1930.
Tras este pequeño castigo, al fin se le concede salir de la URSS, sin dinero, tras una dura carta de Nin, en la que se plantea o la depuración total o la salida al extranjero. El comité central decide dejar que se vaya y en principio se dirige a París, pero su meta es volver a España, volver a Catalunya, a Barcelona. Y llega en octubre de 1930. Crea revistas, participa en obras de ensayo, en folletos. Podríamos destacar uno de los más destacados, “Els moviments d’emancipació nacional”, aparte de otros citados.
Empieza otro problema, subsistir e integrarse de nuevo en el movimiento obrero español. La primera parte del problema se resuelve con las traducciones de clásicos rusos al catalán y al castellano. También las traducciones de las obras de Trostky. En cuanto a la segunda parte del problema, Nin mantuvo en esos primeros momentos excelentes relaciones con Maurín y con la Federación Comunista Catalano-Balear. Maurín crea el Bloque Obrero y Campesino y Nin se aleja. Se consagra a la organización de la Izquierda Comunista, sección española de la Oposición de Izquierda Internacional (Trostkysta).
Políticamente hablando es uno de los más grandes pensadores marxistas de nuestro país. Lo decimos bien, en presente, porque aún no ha sido superado. Amigo de Trotsky; en la URSS, hábil conocedor del ruso, aparte de traducir a Trotsky en alguna de sus obras, entre otras, la Historia de la Revolución Rusa, redactó prefacios para “La situación real de Rusia” y “Crítica del sindicalismo” de Plejánov. Publicó diversos libros sobre la unificación marxista, los soviets, etc, etc.
En el 1934 nace la Alianza Obrera, con UGT, Unió Socialista de Catalunya, Izquierda Comunista (Andreu Nin), Bloc Obrer e Camperol (Maurín), PSOE (Rafael Vidiella), los Sindicatos de Oposición a la CNT (Pestaña), la Federación de Sindicatos excluídos de la CNT (Bonet) y la Unió de Rabassaires. Como se vé no figuraban ni CNT-FAI, ni PSUC (comunistas catalanes). Sin embargo esta Alianza hizo retornar las conversaciones Nin-Maurín y los dos amigos volvieron a ser los dirigentes indiscutibles del movimiento obrero. La respuesta de la Alianza fue la Revolución de octubre del 1934. Como nos cuenta Wilebaldo Solano, la Alianza después de organizar la Huelga General en toda Cataluña unido a manifestaciones, fracasó porque la Generalitat capituló sin resistencia y la CNT no quiso movilizar sus fuerzas. La lección del fracaso de Octubre del 1934, Nin, con su peculiar sentido de síntesis, la resumió así: “Sin partido revolucionario no hay revolución triunfante”. Nin intentó crear ese partido. Esto le costó la ruptura con Trotsky que predicaba el entrismo en el Partido Socialista, siendo su ala izquierda revolucionaria. Este principio teórico, basado en la frase de Nin, no era tan fácil realizarlo en la práctica. Precisamente el PSOE expulsó de sus filas a todos los que oliesen a bolcheviques-leninistas (como se llamaban los de la Oposición de Izquierdas). El partido comunista, lo mismo el español, que el catalán (PSUC) eran formaciones muy pequeñas en el 1934, y aunque representasen el comunismo ortodoxo, no estaban en condiciones de liderar el movimiento obrero. Por todo ello Nin preconizó la fusión de los marxistas revolucionario en un partido de tipo peninsular. A la fusión del Bloc de Maurín con la Izquierda de Nin, se le llamó Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Se creó en septiembre de 1935, y los dos líderes redactaron las tesis del nuevo partido. Esta unificación costó la ruptura de Nin y la Izquierda Comunista con la Liga Comunista Internacionalista de León Trotsky. Incluso en un momento de furia, Trotsky llegó a acusar a Nin de traidor. La amistad se rompía tras años de colaboración. Más tarde cuando Nin sufrió el acoso y derribo stalinista, Trotsky volvió a reconocer el valor y la virtud de su amigo revolucionario.
El POUM fue el primer partido obrero en Cataluña, con la base sindicalista del Bloc, se puede decir que era el primer partido de masas proletarias, teniendo en cuenta que la CNT que era más numerosa no estaba constituída en partido. Se implantó rápida y efizcamente en Levante, Extremadura, Asturias, Galicia, Vizcaya y Madrid. Sólo que en la teoría, no era el partido “oficial” del proletariado, no dependía de Moscú, y en política como en economía “el que paga manda” y el que pagaba era Stalin…Esto costaría mas tarde la muerte de Nin y la persecución del POUM.
Llegamos ya al año del golpe de Estado, 1936. El POUM tras la dialéctica con Trotsky se encontró en la encrucijada siguiente, por un lado apoyaba la tesis del frente obrero, enfrentado, por tanto a la ofensiva frentepopulista de los partidos republicanos y el comunista, cuya tendencia hacia una democracia popular, se alejaba de las tesis del POUM. Pero por otra parte no participar en las elecciones de febrero del 1936 con el Frente Popular, le alejaba de la bandera de liberación de 30.000 presos, resultado de los encarcelamientos de la Revolución de Octubre de 1934, sobre todo en Asturias. Deciden por tanto participar con candidatos en las elecciones. Nin se presenta a diputado por Teruel, un territorio sin grandes adscripciones poumistas. Maurín se presenta en Catalunya, por Barcelona. El único diputado con escaño, casi evidente, fue Maurín.
Y precisamente en el día 18 de julio, Maurín se había dirigido a Galicia, para asistir a un pleno del POUM en Santiago de Compostela. Truncada la vida política de Maurín con la persecución que sufrió, la noche del 18 al 19 de julio, sin tener noticias del secretario general Maurín, el POUM decidió que Nin asumiera la dirección política del partido. Vencidos los fascistas en Barcelona, Nin es designado secretario político del POUM, llevando las más altas responsabilidades políticas hasta el día de su detención, 16 de junio de 1937.
Esta pretensión se culminó cuando el periódico del POUM, La Batalla, se compromete con el comunismo real, heterodoxo, y empieza a publicar, siendo el único medio que lo hace, la persecución de Stalin a los bolcheviques, con los famosos procesos de Moscú.
Así en su número del 28 de agosto de 1936, decía: “Somos socialistas revolucionarios marxistas. En nombre del socialismo y de la clase obrera revolucionaria, protestamos enérgicamente contra el monstruoso crimen que acaba de perpetrarse en Moscú.” También se defendía a Trotsky a quién Moscú (es decir Stalin) atacaba con saña: “Trotsky es para nosotros, al lado de Lenin, uno de los grandes jefes de la Revolución de Octubre (de 1917) y un gran escritor socialista revolucionario. Injuriado y perseguido, le expresamos nuestra solidaridad revolucionaria, sin ocultar por eso nuestras discrepancias con algunas de sus apreciaciones.”
Esta difusión, pensamos que fue el toque final que le costó la vida. Los intentos de la NKVD en España, con Orlov, Vidali, ayudados por el coronel Antonio Ortega, DG de Seguridad, y de la Komintern, Togliatti, Codovilla y Stepanov, ante el gobierno de Largo, primero, y de Negrín después, no consiguen en un primer intento acallar a La Batalla. La revancha comienza el 12 de diciembre cuando Nin fue excluído, bajo presión stalinista (uno de los principales Antonov-Ovseenko, cónsul en Barcelona, antiguo amigo de Nin en la URSS y ahora cómplice de Stalin en sus crímenes, que fue pagado con la depuración y la muerte a su vuelta a la Rusia de Stalin) del Consell de la Generalitat.
La Batalla que aunque no se reconociese era un periódico, que leían las fuerzas republicanas. Tanto Azaña como Negrín, tuvieron una conversación ante el proceso al POUM en 1938, y Azaña le trasmitió a Negrín, que en ningún caso iba a permitir (no sabemos como lo impediría, pero lo dijo, porque está escrito en sus Memorias de guerra) que el proceso se convirtiera en un proceso stalinista similar a los de Moscú (enterado sin duda, de lo escrito en el diario del POUM, que por cierto fue el único que publicó los procesos contra los bolcheviques).
Lo cierto es que Nin, implicado en la Revolución de 18 de julio en Barcelona, y en su segunda parte, más tarde, en los hechos revolucionarios de mayo de 1937, también se mantiene durante 1936 como consejero de Justicia de la Generalitat. De él parte el rebajar la mayoría de edad a los 18 años, y también parte el conseguir que los Tribunales Populares representen el inicio de una profunda reforma judicial, como órganos de represión contra la arbitrariedad incontrolada e irresponsable. En efecto como nos cuenta Pelai Pagés, estaban formados por un presidente y ocho miembros pertenecientes cada uno de ellos a los diversos partidos y organizaciones sindicales (PSUC, FAI, POUM, Esquerra Republicana, CNT, UGT, Acció Catalana Republicana y Unió de Rabassaires). Así quedaba garantizado el contenido de clase de los tribunales. Bastante más justo que la composición de la Generalitat dónde no aparecían algunos de los componentes mayoritarios en el movimiento obrero como era la CNT-FAI. Se les proveyó de agilidad jurídica, esencial en tiempos de guerra. Así las diligencias no podían durar más de 48 horas y la defensa se podría realizar por cualquier ciudadano con plena capacidad civil o por el mismo acusado. La justicia era gratuita. Antes de la creación de los Tribunales, Nin dictó dos disposiciones sobre matrimonios civiles y tramitaciones matrimoniales.
Esta labor encomiable en el plano ejecutivo, no se ve compensada con agradecimiento. Es un personaje revolucionario, y por lo tanto molesto en el seno de la Generalitat. El stalinismo, a través de sus representantes comunistas, aliados con los republicanos, consigue sacar a Nin de la Consejería. Más tarde sucede la provocación, en mayo de 1937, contra la CNT-FAI que controlaba la Telefónica de Barcelona. Se traza un plan que consiste, en la ciudad de Barcelona, en ir con un grupo de camiones y guardias de asalto, parece ser, sin el conocimiento de la Generalitat, guiados por Rodriguez Salas, elemento comunista con el cargo de responsable del orden público. Se desarma a los milicianos de la planta baja, lo que provoca que los de los pisos superiores comiencen a disparar. Ahí comienzan los llamados sucesos de Mayo. Sin entrar a comentar esta guerra civil, dentro de la Guerra Civil, sólo citar que es el principio del fin del POUM, partido con gran implantación en Catalunya, y foco de la persecución “antitrotskysta”, aunque propiamente no fuera trotskysta, de la furia de Stalin y de sus consignas, perfectamente obedecidas por sus mensajeros en la guerra de España: NKVD, Embajada, Komintern, Consulado en Barcelona, PSUC y PCE.
El 16 de junio de 1937, es esperado Andreu Nin a la salida de una reunión del POUM y metido en un coche, por policías de la GPU (stalinista), detenido, trasladado a Madrid, encarcelado, sacado de la cárcel, llevado al chalet de Hidalgo de Cisneros, héroe de la aviación perteneciente al partido comunista, que poseía, via expropiación, en Alcalá de Henares, y que lo había cedido a los servicios de la policía política staliniana. Allí se constituye una auténtica cámara de tortura, donde cuentan que Nin fue despellejado vivo, y finalmente asesinado. Nunca pudieron hacerle hablar. La confesión hubiera consistido en declarar que estaba sirviendo como quintacolumnista a los franquistas, y que era cómplica de alta traición a la República, que fueron los cargos que luego en los procesos contra el POUM presentaron contra los militantes de la Ejecutiva de ese partido.
Después pasó a la situación de desaparecido (con la patraña que habían ido a rescatarlo fuerzas de la Gestapo), parece ser que fue enterrado en una carretera aledaña de Alcalá de Henares a Tajuña. En los tiempos de la presidencia de Madrid, de Joaquín Leguina, éste hizo gestiones para encontrar los restos de Nin, pero fue imposible localizar el lugar.
Cuando años más tarde, en el XX Congreso del PCUS, Kruschev saca a la luz los crímenes de Stalin, hubiera sido un buen momento para el “mea culpa” de los que si bien no fueron cómplices directos, si fueron encubridores de las hazañas stalinianas. Orlov y Hernández, que años más tarde para escapar de lo que ellos practicaron, se fugaron de las garras de Stalin para escoger a su competidor, el imperialismo yanqui, hicieron referencia en sus memorias a algunos de estos hechos con relación a Nin. Nunca podremos saber con certeza, que sucedió y cómo se realizó, ya que estas confesiones, auténticos alegatos “anticomunistas” (por ello fueron admitidas en USA), no son de fiar al 100%. Sí hemos encontrado que el propio Vidali le comentó a Togliatti, que sí había leído el libro de Jesús Hernández, “Yo fui ministro de Stalin”, y añadió que convenía leerlo, que era interesante, algo así cómo “que no todo era mentira”. (Biografía de Togliatti, de Giorgio Bocca, en editorial Grijalbo, Barcelona 1976).
Ni el PCE, ni el PSUC, a pesar de los buenos deseos de algunos historiadores como Helen Graham, que pretende hacernos creer que el PSUC conocía ciertamente que los poumistas no eran fascistas (¡Pues bien que lo callaron!, en las paredes de toda la República se encargaron de completar el graffitti poumista: “¿Dónde está Nin?” con las afirmaciones, llenas de maldad: “¡En Salamanca o en Berlín!”, es decir con una acusación clara de que si no aparecía es que se había refugiado con los traidores fascistas), no se ha dado una declaración honesta y sincera de que existía un gran velo, pese a las denuncias de los procesos de Moscú, de cómo operaba Stalin y su GPU. Sinceramente, a nivel de militancia, creemos que muchos comunistas que luchaban en el frente, legitimamente contra el fascismo, no estaban enterados de la trama a nivel mundial, de su jefe Stalin. Pero una vez destapados todos los crímenes, gulags, procesos, desapariciones, torturas, asesinatos, en la URSS y en España, no se ha conseguido aún que a nivel oficial comunista, pese al criterio unificador de IU, den una explicación de por qué desapareció y su pesar por ello, aunque sólo fuera apoyándose en las declaraciones contra Stalin del XX Congreso. Claro, la lentitud institucional, afortunadamente no va de la mano de los generosos y humanos deseos de los militantes comunistas. Así, siendo Ribó secretario general del PSUC, en una entrevista no institucional, se mostró muy pesaroso por la persecución a Nin. Y lo mismo podemos decir del gran hombre, Manuel Vázquez Montalbán, que su condición de comunista, le impedía, precisamente por ésto, no dejar de mostrar su dolor, ante tamaño error.
No queremos finalizar esta memoria sin el epitafio que capturaremos de Solano, secretario en su día de las Juventudes Comunistas Ibéricas y gran amigo de Nin:
“Andreu Nin militante y escritor marxista, nació en Cataluña, se formó en la URSS y el movimiento revolucionario internacional, consagró todo su aliento y todas sus fuerzas a la causa de la revolución española y murió en Alcalá de Henares, firme e inflexible frente a sus verdugos…Cuando murió tenía 45 años…Su vida, su obra y su muerte constituyen un ejemplo de fidelidad, de dignidad y de coraje para la nueva generación revolucionaria que se yergue por doquier contras todas las formas de explotación y opresión.”
El 16 de junio de 2007, se anuncian una serie de actos, para conocimiento general de la persona y de la obra de Andreu Nin, de su partido el POUM, y de la Revolución que pudo haber sido y no fue, único camino para derrotar al fascismo.
Antonio Cruz González
Madrid, 2007.
Nota de interés
Para este artículo ha sido de gran ayuda la obra “El POUM en la Historia” de Wilebaldo Solano, en ediciones Catarata; “Andreu Nin, su evolución política” de Pelai Pagés en editorial Z; “La revolución española” de Pierre Broué en ediciones Península y “La Revolución Española 1936-1940” de León Trotsky, con notas de Pierre Broué, en editorial Fontanella. Aparte los libros de autores como Helen Graham, Antony Beevor, Jackson, Alba, han ayudado mucho a centrar el personaje. Me hago responsable de las opiniones y errores, atribuibles sólo a mí. También agradezco a la Fundación Nin el impulso que da a la Recuperación de la Memoria Histórica.
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