lunes, enero 14, 2008

Carta desde Chile de Amador Ibañez.

Estimados compañeros, les envío una respuesta a una carta recibida de parte de un compañero recién incorporado a nuestra escuela de marxismo, el nos ha preguntado por las diferencias entre marxismo, estalinismo, trotskismo y maoísmo…
Les envío esta carta con el objetivo me hagan llegar sus críticas, aportes, etc.

Un fuerte abrazo

Amador Ibañez.

Estimado compañero.

Según mi humilde comprensión, podría resumirte que la doctrina de la revolución socialista es el marxismo, cuya filosofía es el materialismo dialéctico e histórico.
Estalinismo, trotskismo y maoísmo, entre otros, son corrientes basadas en los dirigentes revolucionarios (Stalin, Trotsky y Mao respectivamente), su pensamiento y su acción.
En particular, mi adhesión al marxismo revolucionario, no corresponde con ninguna de esas corrientes, creo que hay aspectos históricos concretos que no ameritan este tipo de división en la corriente del marxismo. Coincido con el pensamiento heterodoxo de Mariátegui, de que la revolución no puede ser calco ni copia, y debe tenerse en cuenta las condiciones locales, nacionales, regionales e internacionales de cada época en que este proceso de emancipación se lleva adelante, las condiciones culturales, políticas, económicas, las experiencias del movimiento popular y revolucionario en cada país le impregnan características propias que lo distinguen y asemejan a la vez, en una unidad contradictoria única. Si bien la experiencia y las conclusiones sintetizadas por cada uno de estos dirigentes, pueden aportar al conocimiento general de la sociedad y de la revolución social, no podemos hacer de estos los conocidos “ismos” que tu señalas. Esto es empobrecer el pensamiento emancipador del socialismo, y en general tienden a dogmatizar el pensamiento y a sectarizar la acción, produciendo una serie de divisionismos en el seno del movimiento popular muy nefastos, poniendo nuestros procesos históricos en los estrechos marcos de experiencias tanto irrepetibles como superadas.
Hoy en nuestro siglo XXI debemos rescatar el carácter revolucionario del marxismo, enriquecerlo con las experiencias y conclusiones que arroja el estudio de nuestras historias como pueblos y llevar adelante una construcción popular enriquecida. Esto es parte de un debate, de qué tipo de sociedad queremos, como será el tránsito a esta sociedad justa y necesaria que supere el actual sistema de dominación capitalista, que propiciando los intereses más egoístas del imperialismo (especialmente el imperialismo yanqui), y de los grandes grupos capitalistas locales, expone a la mayoría de la población a la indefensión, traducida en violaciones a los derechos humanos y de los pueblos, hipotecando el presente y futuro de nuestros niños, hombres y mujeres al hambre, la muerte por falta de atención médica, la sumisión de nuestros pueblos por falta de acceso a la educación, condenados a vivir en la miseria y condiciones infrahumanas. Nuestros trabajadores se ven “expropiados” del fruto de sus labores, impidiendo así el desarrollo de formas democráticas reales basadas en la participación directa y colectiva de quienes aportan realmente a las riquezas, el trabajo es el unico creador de bienes materiales y espirituales, el Capital nada aporta, siempre oculta un robo a manos llenas.
El marxismo nos ha de entregar las armas teóricas para generar nuevos proyectos emancipatorios, permitiendo desarrollar en los trabajadores y el pueblo en general la necesaria conciencia, organización y con ello movilizaciones efectivas que poniendo en el centro las cuestiones más urgentes unifique los objetivos de corto, mediano y largo plazo, que se requieren para la liberación de nuestros pueblos, luchando, como es el caso de nuestros pueblos latinoamericanos, por una nueva independencia y definitiva, esta vez.
Pero no solo son necesarios los conocimientos y las nuevas prácticas que debemos obtener, sino también es fundamental y decisivo desarrollar nuevos valores, más humanos, solidarios, generosos, que nos permitan sentir cada injusticia en carne propia. Es así como por ejemplo hoy en Chile, que luchamos por una sociedad verdaderamente democrática, solidaria, justa y sobre la base del más amplio poder popular, las injusticias contra nuestros hermanos mapuches, perseguidos por nuestro propio estado, durante más de un siglo han terminado por cumplir con la obra de los conquistadores de ayer. Hoy se sigue expropiando a nuestros pueblos originarios de su tierra y sus raíces, porque estas tierras son apropiadas bajo la lógica de la explotación capitalista, injusta, consumista, egoísta. He aquí un ejemplo de estas particularidades que Mariátegui nos haría ver y comprender. Quizás también veas y comprendas en esto que los dogmas no nos sirven para ser libres, que no solo necesitamos de una teoría justa, sino también de un hombre y mujer de nuevo tipo, que mire el futuro con optimismo, que confíe en sus propias fuerzas, que impulsemos nuevos valores, valores nobles asociados a esta nueva independencia.
Cuenta además con los siguientes aspectos, hoy el capitalismo y el imperialismo, no solo explotan a millones de trabajadores en el mundo, sino además ponen en peligro los destinos mismos de la humanidad, es urgente desmantelar las industrias de destrucción masiva, las maquinarias de guerras que generan millones de beneficios a unos pocos, y por el contrario no beneficia en lo más mínimo a millones de seres humanos en el planeta. Esta vieja sociedad, condenada a la desaparición, por inepta e injusta, ha desarrollado un potencial destructivo enorme, su ambiciosa carrera por beneficios dinerarios a corto plazo, ponen en riesgo el destino de millones de seres humanos, imponiéndonos una realidad que debemos cambiar poniendo lo mejor de nuestra creatividad humana.
Esto es, estimado compañero, un pequeño resumen, quizás muy pobre, pero lo más importante es que estudiemos juntos para desarrollar el conocimiento colectivo que requerimos para ser libres. Sé que esta labor no es sencilla, requiere concentración, mucho esfuerzo para comprender la herencia enorme de conocimientos que nos han dejado los que hace siglos vienen pensando en el hombre y su destino. Implica conocer temas complejos como la economía política. Pero te aseguro es una labor que nos dará importantes y fundamentales herramientas para algún día, más temprano que tarde, como dijera el compañero presidente, Salvador Allende, se habrán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre. Hoy estos hombres y mujeres, nosotros, somos los grandes ausentes.
Deseándote el mayor de las satisfacciones, pues no hay mayor satisfacción que el deber cumplido, te abraza.

Amador Ibañez.

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