Aporte desde Cuba.
Por Nuria Barbosa León
Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba
Cuba está abocada a realizar el próximo 20 de enero del 2008 los comicios generales donde se elegirá por el voto directo y secreto a los más de 600 representantes del Parlamento y a los Delegados de las Asambleas Provinciales del Poder Popular, acontecimiento que ocurre cada cuatro años.
La rutina envuelve a los cubanos, en las calles no se observan pasquines, no hay competencias entre los candidatos por los medios de comunicación, ni noticias sensacionalistas donde se descubren interioridades morales de algún postulante, tampoco hay promesas electorales, ni compra-venta de votos, ni imágenes atractivas y tiernas de quienes conforman las candidaturas.
En Cuba todo está en calma, pueden observarse en murales consignas alegóricas al acontecimiento, la televisión, la radio y la prensa plana mostró un resumen biográfico de los candidatos, en vidrieras y cristales están expuestas las fotos y biografías de los seleccionados por cada territorio, y los medios de comunicación basan su propaganda, no en la especificidad de cada líder, sino en la necesidad del voto unido.
Los extranjeros que nos visitan se asombran y es común escuchar: “en Cuba no hay democracia”, a lo cual surge la pregunta: ¿Qué entender por democracia?
Si retomamos la historia universal, a los griegos --defensores del sistema esclavista de producción-- le preocupaba esta definición, y nos encontramos con un Demócrito que argumentó la democracia como la representación del pueblo dentro del estado, con exclusión de los esclavos que, para ellos, no eran hombres.
Vemos también a un Pericles que entendió la sociedad ateniense como democrática porque no había copiado de nadie, atendía a la idiosincrasia de su pueblo y tenía como propósito la defensa de los intereses de la mayoría.
Tenemos los pronunciamientos del francés Jean Jacques Rousseau, representante de las teorías de la Ilustración del siglo XVIII y defensor del capitalismo, quien expuso que la democracia no podía ser real cuando unos pocos poseen demasiado y muchos carecen de lo elemental.
Los marxistas entienden por democracia la posibilidad real de elegir y ser elegido, pero a su vez, de rendir cuentas ante la masa de electores, y la revocación del cargo, sino cumpliera sus funciones. Principio del centralismo democrático definido por Vladimir Ilich Lenin.
Todas esas aportaciones están intrínsecas dentro del sistema político cubano porque el pueblo tiene la posibilidad de elegir a sus líderes desde las asambleas comunitarias que conforman el 50 por ciento de los miembros del Parlamento y a su vez votar por todos los parlamentarios y por los delegados provinciales, elegidos con más de la mitad de los votos válidos.
La democracia cubana no tiene como objeto el cambio regular de los líderes políticos sino garantizar el acceso a los órganos de poder estatal de representantes efectivos y eficientes del pueblo, y los líderes, desde dichos órganos, garanticen el gobierno de la sociedad.
Una expresión de la democracia se observa en las reuniones sindicales donde se discuten los métodos y estilos para producir, se aprueban los objetivos de trabajo, se vela por la ejecución del presupuesto, se analiza la distribución de los recursos, se da a conocer los gastos y las ganancias que tiene la unidad y es el momento en que la masa de trabajadores reclama sus derechos a los directivos. A esto se le llama parlamentos obreros y es propósito de la alta dirección sindical que se haga periódicamente, incluso mensual.
Quizás la democracia en Cuba no es perfecta, cada uno de los órganos de dirección están compuestos por hombres y mujeres sujetos a los cambios en la realidad, y debe estudiarse la forma de ser mejorada en el sentido de mayor representatividad para los ciudadanos, pero si podemos afirmar que difiere totalmente de los sistemas electorales exportados por Estados Unidos, capaz de desatar la guerra en nombre de esa supuesta “democracia”.
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