lunes, enero 14, 2008

Fidel Castro: Voto unido



Nosotros queríamos que no se viera la idea del voto unido como una consigna sino como una estrategia revolucionaria; que no se viera la idea del voto unido como un acto de disciplina sino como un acto de conciencia; que se entendiera, que se viera que es lo más justo del mundo que podemos hacer con nuestros votos, lo más justo del mundo si queríamos una asamblea verdaderamente representativa, si queríamos que ciudadanos humildes de este país pudieran ser electos diputados a la Asamblea Nacional o delegados a las asambleas provinciales. Si queríamos justicia, si queríamos igualdad, si queríamos que nuestro sistema fuera mejor.
Enseñar a votar es una cuestión técnica, es un aspecto jurídico decirle al ciudadano: "Usted tiene tales derechos, tantos votos, puede hacerlo así o de otra forma; votar por uno, por dos, por todos o por ninguno, ese es su derecho." Es decir, enseñar a votar no es una estrategia. El voto unido no es una cuestión técnica, es una cuestión política: es la estrategia de los patriotas, es la estrategia de los revolucionarios.
Esto es lo que le conviene a la Patria
Hay que tener mucha paciencia para discutir, pero hay que discutir; mucha paciencia para tratar de persuadir; pero hay que tratar de persuadir.
Fragmentos del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el encuentro con los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional y delegados a la Asamblea Provincial de Ciudad de La Habana, efectuado en el teatro Lázaro Peña, de la CTC. Ciudad de La Habana, 6 de febrero de 1993, Año 35 de la Revolución.
Por eso es tan importante enseñar a votar, y no solo enseñar a votar, sino persuadir a los electores de que lo que conviene al país es el voto unido de los revolucionarios y de los patriotas y no el voto dividido, no el voto disperso. Hay que persuadir a los ciudadanos de que el voto disperso perjudica al proceso, que el voto dividido y disperso no es lo que le conviene al país, no es lo que le conviene a la patria, no es lo que le conviene a la Revolución; que el país debe hacer suyos esos candidatos que han sido escogidos con tantos escrúpulos, con tanta honradez, con tanto cuidado, que han sido seleccionados en virtud de principios y no en virtud de influencias, en un proceso donde se han cumplido, al pie de la letra, todos los requisitos establecidos. Eso es lo que constituiría un verdadero triunfo de nuestra concepción electoral y democrática, lujo que puede darse nuestro país y que muy pocos países del mundo pudieran darse.
Por eso estas dos cosas: enseñar a votar y defender el voto unido, y defenderlo con principios y decirle a cada ciudadano: Esto es lo que le conviene al país, esto es lo que le conviene a la Revolución, esto es lo que le conviene a la patria, usted es libre de hacer lo que estime conveniente. Respetamos su derecho: si quiere votar por uno, vota por uno; si quiere votar por dos, vota por dos; si por tres, hágalo por tres; si no desea votar por ninguno, no vote por ninguno; es decir, respetamos su derecho, pero lo que conviene al país es esto, lo que conviene a la patria es esto, lo que conviene a la Revolución es esto. Y, desde luego, apelar al espíritu de unión, al espíritu de solidaridad, al espíritu revolucionario, al espíritu patriótico de nuestros ciudadanos.
No estoy mencionando aquí la actitud que vayan a adoptar los que están en contra de la Revolución, los que quieren que Cuba se convierta en un Miami, los que quieren que Cuba se convierta en una colonia yanki, los que quieren que la Revolución sea destruida, los que quieren que la Revolución no resista o no pueda resistir. Esa es otra actitud, ya me imagino lo que harán: o no votarán, o anularán las boletas, o se pondrán a inventar cosas que de alguna manera perjudiquen. Desde luego, es claro que no votarán por los cuadros más destacados de la Revolución, no votarán por los cuadros de más historia, eso es seguro, pero no es lo que nos preocupa, porque los más conocidos tienen más posibilidades de salir electos, puesto que sabemos cómo piensa nuestro pueblo, cómo siente nuestro pueblo. Confiamos en el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo, y en que actuará a la altura de las circunstancias en este combate, en esta batalla, que es una batalla importante del periodo especial. Tenemos por delante todo el periodo especial, y nos conviene un país unido, nos conviene un país fuerte, nos conviene un proceso sólido que inspire respeto a los enemigos de la patria, que inspire respeto a los enemigos de la Revolución, que vean al pueblo unido, que vean al pueblo decidido (APLAUSOS).
Decía que, desde luego, hay que distinguir entre aquel que es un recalcitrante contrarrevolucionario y el que pueda estar equivocado, el que pueda estar confundido. Al que pueda estar confundido hay que esclarecerlo, al que pueda estar equivocado hay que hacerlo salir de su equivocación.
Hay que captar, hay que ganar, no se puede renunciar a ganar la buena voluntad de un solo ciudadano; por lo tanto, habría que hacer tres cosas: primero, hay que persuadir para que voten, librar la batalla porque se vote; segundo, hay que enseñar a votar; tercero, hay que exhortar a votar unidos y no dispersar ni dividir el voto.
Hay que conquistar a todo el que pueda ser conquistado, hay que ganar para el apoyo a la candidatura del pueblo a todo el que pueda ser ganado, a todo el que pueda ser conquistado. Esa es una de las tareas políticas importantísimas que debemos hacer, no vamos a dejar al enemigo a aquel que esté confundido para que se confunda más. Hay que hacer acopio de paciencia, de inteligencia, utilizar los infinitos argumentos que tiene la Revolución; sobre todo, hay que hacerles ver lo que se está jugando en este periodo especial, que es la Revolución, que es el socialismo, que es la patria, que es la existencia de la nación, por la cual han luchado generaciones enteras durante más de 100 años; que lo que se está jugando es muy sagrado, demasiado sagrado para que se pueda actuar irreflexiblemente, para que se pueda actuar irresponsablemente.
El que no pueda ser convencido que no se convenza, pero que no deje de ser convencido por falta de nuestro esfuerzo para convencerlo. No importe cómo piense, tenemos un trabajo político importante que realizar con todos los ciudadanos. Esa es una tarea más, podríamos decir, de la Revolución, derivada de este proceso de perfeccionamiento de nuestro sistema electoral.
Comprendo que hay que tener mucha paciencia para discutir, pero hay que discutir; mucha paciencia para tratar de persuadir, pero hay que tratar de persuadir. No podemos dejar que sea el enemigo el que realice el trabajo. Ahora, ¿quiénes deben realizar este trabajo? El trabajo lo tiene que realizar todo el pueblo, ¡todo el pueblo! (APLAUSOS)

11/01/2008

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