miércoles, febrero 03, 2016

Nos preparamos hacia una nueva etapa de ajustes y resistencia



Del crecimiento “progresista” a los ajuste derechistas

Deterioro de la economía mundial, desaceleración de los “emergentes”, contracción de China, fin del súper-ciclo de las materias prima, están provocando un giro económico en la región. De una década de alto crecimiento estamos transitando hacia tendencias de recesión y desaceleración.
Políticamente hay un giro a derecha, con el triunfo presidencial de Macri en Argentina y de la derecha en las legislativas en Venezuela, así también con la aplicación de ajustes neoliberales por parte de gobiernos “progresistas”.
De conjunto, la región este año caeré entre 0,3 y -1%, primera vez desde el 2009. Desde mediados del 2014 se fugó 1 billón de dólares. 1,7 millones de trabajadores (6 al 6,6%) pasaron a engrosar las filas de los desempleados. Brasil, principal economía regional, caerá el 2015 de -3,5 al -3,8%. El gobierno centro-izquierda de DilmaRouseff- del Partido de los Trabajadores (PT)- aplica el ajuste, envalentonando a la derecha con el Impeachment (“destitución”) para avanzar en la agenda del capital extranjero y los grandes empresarios, en el marco de una aguda crisis de corrupción que golpea al sistema político.
En Argentina, con tendencia a la recesión y empujada por la crisis brasileña, el nuevo gobierno impulsa una agenda de devaluación, recorte fiscal, rebaja de impuestos al agro e inicios de liberación cambiaria y comercial. En Venezuela, la crisis del petróleo, principal recurso del país, ha devastado la economía a niveles de caída sobre el -7%, con una inflación del 160%; y con el desgaste del gobierno chavista, abrió el camino al triunfo de la derecha (MUD, Mesa de Unidad Democrática), que le puede abrir vía al referéndum revocatorio contra Maduro. En Chile, Perú, Colombia y México empieza a golpear con desaceleración y caída importante en precios de las materias primas, como el cobre.
En el marco del “nuevo trato” de EE.UU con Latinoamérica, de acercamiento con Cuba (que inicia un giro hacia la restauración) y la “rendición negociada” con las FARC en Colombia, América Latina asoma a una etapa de convulsiones económicas e inestabilidad política y social.

Enfrentar el giro a derecha y el ajuste para que la crisis la paguen los capitalistas

Esta dinámica está lejos aún de una vuelta a los “noventa” donde, producto de la derrota de los ´70, predominaron los ataques neoliberales y ofensiva empresarial. Los levantamientos populares en Bolivia, Argentina, Ecuador a inicios de siglo, aunque fueron desviados por gobiernos “progresistas”, no fueron derrotados. Por otro lado, hubo cierta recomposición social y organizativa del movimiento obrero, con predominio de luchas económico-reivindicativas, y algunas importantes luchas democráticas y de la juventud.
En Brasil, en el marco de recesión y ajuste, el triunfo de los estudiantes secundarios que pararon la contra-reforma educativa de la derecha en San Pablo, con 196 ocupaciones de liceos, muestra la continuidad de las “jornadas de junio” de 2013 y de una juventud que puede anticipar luchas de resistencia del movimiento obrero, aún controlado por la burocracia sindical de la CUT (central sindical de dicho país).
En Argentina, pese al bajo nivel de lucha de clases, algunos elementos como la lucha de los trabajadores de Cresta Roja, y un cierto clima “anti-Macri”, puede desenvolver procesos de resistencia obrera y juvenil, con un importante peso sindical de la izquierda clasista referenciada en el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) y Nicolás Del Caño (Partido de Trabajadores Socialistas PTS), que alcanzó un millón de votos en la pasada elección presidencial; con diputados nacionales y provinciales, bajo un programa para que la crisis la paguen los capitalistas y por un gobierno de los trabajadores.
En Chile, en el marco abierto que dejó el 2011 por las luchas del movimiento estudiantil, se acentúa la crisis del régimen de la “transición pactada” tras los escándalos de corrupción y “colusión” empresarial, así como del débil gobierno de Bachelet, de sus falsas reformas y la derecha, abriendo nuevos canales para la lucha de clases, con inicio de ruptura de trabajadores y estudiantes con sus direcciones históricas como el PC, que posibilita la emergencia de nuevas fuerzas de izquierda y de los revolucionarios.
En Venezuela, todo parece indicar que se aproximan mayores choques y convulsiones.
La contradicción abierta entre las tendencias a los ataques y una cierta relación de fuerzas “conquistada” deberá enfrentar esta nueva etapa que no se definirá sin procesos de lucha de clases y convulsiones políticas que van asomando en la región, de la cual deberán prepararse los trabajadores y la juventud para hacerle frente, y los revolucionarios impulsando la resistencia obrera y popular.

Por la emergencia de una izquierda revolucionaria de los trabajadores

La política del “mal menor” apoyando a variantes “progresistas” como hace el PC en Chile con Bachelet, o nuevas fuerzas de izquierda como la UNE al kirchnerismo, debilitan la fuerza de los trabajadores al brindar el apoyo a variantes burguesas, que hoy abonan el camino a triunfos de la derecha.
Necesitamos una izquierda de los trabajadores independiente de cualquier bloque capitalista. Una izquierda que luche en los sindicatos, lugares de trabajo y estudio para enfrentar los ataques de los gobiernos y empresarios. Con un programa para que la crisis la paguen ellos, y para terminar con el dominio de las multinacionales, empresarios y banqueros, nacionalizando las tierras, minas, bancos y empresas para poner la economía bajo control y al servicio de la clase trabajadora.
Para resolver íntegra y efectivamente las demandas de trabajo, vivienda, educación, salud y tierra, luchamos por un gobierno de los trabajadores basado en su movilización independiente, y que siente las bases para la unidad de los trabajadores del continente, terminando con la dependencia semi-colonial al imperialismo y sus socios nacionales.

Pablo Torres

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