jueves, junio 16, 2016

Los precios del petróleo y ¿una crisis financiera?



El petróleo subió más de 70% en tres meses y ya alcanza 50 dólares por barril, aún distantes de los 110 dólares de hace más de un año. Para salir de la crisis financiera de 2008, los bancos centrales de Japón, Europa y Estados Unidos redujeron las tasas de interés y facilitaron el crédito, posibilitando un alto endeudamiento de empresas en exploración y nuevas tecnologías de extracción (fracking), alentados por los altos precios del crudo.
La oferta creciente superó al consumo global y la producción supera la demanda desde 2014 en 1,5 millones de barriles diarios. Por tanto, los precios comenzaron a declinar. La brusca reducción de ingresos llevó a una situación aún peor: el impulso al aumento de la producción para compensar la caída de ingresos. Con una sobreoferta, el precio cayó al menor nivel en 13 años.
A la vuelta del camino, la intervención de los bancos centrales produjo una crisis superior a la que pretendió resolver. Otorgaron al sector petrolero créditos por 3 billones de dólares y ahora se encuentran con una creciente incobrabilidad. Y “un riesgo de defol que está en camino de superar el 50% en varios grandes bancos” (Wall Street Journal, 24/3).

Suba de precios y "apalancamiento"

Desde inicios de año se redujo la producción en Nigeria por luchas de guerrillas; en Canadá por incendios en zonas petroleras y en Venezuela y en Libia por la crisis política y la guerra civil. Estos procesos alentaron una suba de precios.
Pero la amplitud de la suba no está asociada a un aumento de la demanda. Se explica por el alto nivel de negocios financieros ligados al precio del crudo en los mercados de derivados (futuros, opciones) que usan los precios de las materias primas para realizar negocios con alto apalancamiento.
El petróleo se vende y liquida en los mercados de futuros con compensaciones de precio, sin intercambio del producto, en mayor medida que en el negocio real. Lo que amplifica la amplitud de las variaciones de precios.
Sólo en los dos principales mercados de futuros, Chicago (CME) y Londres (ICE) se negocian sumados más de 2.800 millones de barriles diarios, 29 veces lo que se produce diariamente, 97 millones de barriles.
Estos productos financieros se negocian con garantías que son una fracción del valor negociado, generando ganancias y pérdidas extraordinarias respecto a la inversión con cada oscilación de precios e influyendo en el precio del producto real (spot). La amplitud de la suba actual del crudo se debe en gran medida a la gran cantidad de futuros que se compraron para cerrar posiciones vendidas que especulaban con una mayor baja del crudo.

La sobreoferta no ha finalizado

Países productores con crecientes necesidades financieras no cesan la oferta de crudo y fracasaron en acordar reducir la producción en la reunión de la Opep en Doha en abril.
Irán inicia ventas luego de una prolongada ausencia por los embargos. Qatar, el mayor exportador de gas licuado, proyectó un gasto de 200 mil millones de dólares en obras del mundial de fútbol 2022. Ahora con déficit presupuestario superior al 5% sorprendió al mercado de deuda con un bono por 9 mil millones de dólares. Kuwait ha tenido la primera huelga petrolera “en advertencia” de los obreros ante la posibilidad de despidos en la empresa estatal por privatizaciones.
Rusia alcanzó a inicios de año el mayor nivel de producción en 25 años, para hacer frente a un déficit creciente, recesión económica y devaluación del rublo. Está agotando los yacimientos de Siberia y recortando inversiones en nuevos yacimientos.
Arabia Saudita, con déficit del 15%, produjo un aumento de tarifas de nafta y gas (60%) y drásticos recortes en obras, educación y servicios. Aunque no reducen la compra de armamento ni frenan el bombardeo de Yemen. Anunció la privatización de parte de Aramco, la petrolera estatal valuada en dos billones de dólares que produce 10 millones de barriles diarios, 10% del total. Enfrenta una salida de capitales y aumentos en las tasas al mayor nivel desde 2008. Una devaluación del riyal saudí produciría una guerra de precios en el golfo que puede empujar los precios del crudo a niveles inferiores a los ya alcanzados.

Nicolás Roveri

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