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lunes, junio 20, 2016
El Brexit descalabra a la Unión Europea
Una salida de Gran Bretaña de la Unión Europea sería la “tormenta perfecta” (The Economist, 21/4) y amenazaría con la lisa y llana destrucción de la UE.
El premier británico David Cameron negoció un paquete de medidas con Bruselas y anunció para el 23 de junio el referéndum, confiado en una victoria del “Remain” (permanecer en la Unión Europea). Hoy, las posiciones se acercan y la salida de la UE (Brexit) estaría sacando una leve ventaja. El G7, en su última cumbre mundial, manifestó que el Brexit puede reflotar la crisis mundial en una escala superior.
Crisis capitalista
Las tendencias separatistas han crecido en Europa en forma proporcional al desarrollo de la bancarrota capitalista. Gran Bretaña no es la excepción.
En el Reino Unido estamos asistiendo a un severo ajuste dirigido a descargar el peso de la crisis sobre los trabajadores. Uno de los blancos fundamentales es el recorte de la asistencia social y, en particular, los beneficios sociales que vienen recibiendo inmigrantes. Este problema se ha venido agravando: la migración neta en 2015 (diferencia entre los que vienen y los que se van) alcanzó la cifra récord de 333.000, cuando la promesa del Ejecutivo era reducirla por debajo de los 100.000. Esta situación ha incentivado las presiones a romper los compromisos establecidos en Bruselas y que atan a Gran Bretaña en el marco de la UE, en referencia a los inmigrantes y residentes europeos que se trasladan al Reino Unido. Cameron estuvo negociando con la UE una “flexibilización” de esas normas, pero eso ha sido insuficiente para disipar las tendencias escisionistas.
La bancarrota capitalista, asimismo, ha potenciado las rivalidades económicas y comerciales. Una de las principales disputas se libra en el campo de las finanzas. La City de Londres es el centro financiero de la moneda única (euro), pero fuera del territorio de la zona euro y de sus regulaciones, sumado al hecho de que imprime libras esterlinas. Los euros son capturados por las entidades financieras londinenses, que tienen la potestad de comprar o vender en euros a través de títulos o bonos defolteados (clearing). Este negocio de los “eurobonos” es un negocio disputado por Frankfurt. El gobierno de Cameron amenaza con que una salida de la UE significaría el corte del grifo de los eurobonos y la relocalización de la plaza financiera.
El Banco Central Europeo (BCE) trató de detener la compensación y liquidación de operaciones en euros de Londres en favor de las “clearing houses” de Frankfurt. Pero los británicos ganaron la pulseada en la Corte, y pueden continuar con ese negocio de intermediación especulativa. La UE analiza una unión bancaria de la zona del euro que podría marginar al Reino Unido y también un impuesto sobre las transacciones financieras, mientras que Reino Unido quiere menos restricciones para especular con el dinero y bonos del BCE.
Reino Unido es la puerta para la colonización de Europa por el capital de Estados Unidos, de allí la presión de Obama en favor del “Remain”. Sin embargo, la Comisión Europea rechaza los acuerdos TTIP firmados entre GB y Estados Unidos hace tres años, porque son el mascarón de proa del desembarco de las multinacionales norteamericanas. Aunque Estados Unidos se opone a la intervención en los mercados monetarios, Obama había defendido un “desarme arancelario” para Europa, y un Brexit sería un freno a esa política (ídem).
Los bloques y el Brexit
Una victoria del “Leave” (dejar la UE) significaría una estocada de muerte para Cameron y para su partido. En Gibraltar, pieza clave del imperialismo británico, amenazan con unirse a España si hay Brexit. Escocia también advierte sobre un nuevo referéndum. Cada vez son más los diputados conservadores que apoyan la salida de la UE (128 de 330) y la burguesía británica está partida.
Cameron lidera la campaña, pero es el blanco de severas críticas mientras cae su popularidad al mínimo histórico de un premier en el Reino Unido. El Confederación Industrial Británica (CBI) prefiere la permanencia, mientras que la Cámara de Comercio está dividida y el “Leave” gana terreno (Independent, 24/5). La City apoya mayoritariamente la campaña por el “Reman” (Financial Times, 22/5) y amenaza con que el PBI caería varios puntos en caso de Brexit.
Boris Johnson, ex alcalde de Londres, enfrenta a Cameron no sólo por el Brexit, sino por la dirección del partido y las próximas presidenciales. Johnson critica las regulaciones europeas y apadrina a “Vote Leave” y “Britain Stronger in Europe”, que engloban a sectores que van desde el Ukip hasta figuras de centroizquierda como George Galloway (Respect).
Del lado laborista, Jeremy Corbyn se ha convertido en la última esperanza de la campaña por quedarse (“Your Referendum”, inspirado en la campaña de “proximidad” de Bernie Sanders). Corbyn dijo que “quedarse en la UE le dejará al próximo gobierno laborista más posibilidades de influir sobre la política económica europea” (The Guardian, 28/5). Sin embargo, ha participado poco en la campaña, por las contradicciones que le genera estar del lado de la banca y de la elite económica. Corbyn defiende ahora la “austeridad” de la UE contra la cual hizo campaña el año pasado y defiende sus regulaciones de ajuste como si defendieran el empleo.
El partido Verde, Plaid Cymru, el Partido Socialista Escocés (SSP), Sinn Fein y Yanis Varoufakis se pliegan por izquierda a los laboristas, contra el abandono y “colapso” de la UE. La salida que proponen es profundizar la crisis fiscal para rescatar al capital de la crisis, a la vez que pone a la clase obrera a la rastra del capital europeo.
Los que apoyan el “Leave” dicen que GB comercia cada vez más con China y menos con la UE-28, y que no necesita la unión para hacerlo. Esa es la
posición compartida por un sector de la izquierda que, mostrando también su grado de adaptación al imperialismo, apoya el TTIP como salida: “Afuera de la UE, Gran Bretaña puede negociar acuerdos mutuamente benéficos con otros países tales como el Acuerdo Trans Atlántico de Inversión [TTIP] con Estados Unidos” (leftleave.org, 23/4). El TTIP es el mascarón de proa del capital norteamericano (The Guardian, 7/5). “LeftLeave” es apoyado por el Partido de los Trabajadores Socialistas (SWP), Counterfire y el PC (CPGP). Sin embargo, esta salida es una variante del seguidismo a la burguesía británica.
Conclusión
La izquierda debe oponer un planteo propio y explotar la situación creada para desarrollar una fuerza revolucionaria. Ninguno de los bloques políticos representa una salida para las masas trabajadoras, sino que subordinan a la clase obrera a alguna de las alternativas de la burguesía. A dichas alternativas -todas ellas, ajustadoras-, hay que oponerle un programa y una salida para que la crisis la paguen los capitalistas. Esto debe darse en el cuadro de la lucha por gobiernos de trabajadores, por una federación socialista de Gran Bretaña e Irlanda y por los estados unidos socialistas de Europa.
Emiliano Monge
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