domingo, junio 12, 2016

Monjes benedictinos custodian la fosa común más grande de España



Franco y Juan Carlos en el Valle de los Caídos

Monjes benedictinos recibieron y enterraron durante la dictadura las cajas que llegaban con cuerpos de represaliados al Valle de los Caídos, y ahora gestionan sin transparencia la fosa común más grande de España

¿Cómo se pueden localizar dos cuerpos entre los miles que hay en el Valle? La clave está en el libro de registro de los monjes benedictinos. Esta orden, encargada de la basílica desde su fundación y gestora del mayor cementerio de la represión de la historia de España, recibió durante la dictadura miles de c ajas llenas de muertos.
Los monjes fechaban la entrada de esos cadáveres en un libro e iban acomodando los huesos en las criptas de las capillas y la nave central, especificando dónde hacían cada enterramiento. Así hasta completar 28 niveles irregulares de fosas, que los expertos dividen en cuatro plantas según su conservación. En las dos primeras, las más antiguas, se considera imposible determinar los restos. En la tercera y cuarta todavía es posible. Los Lapeña están en ese tercer piso. Por ellos, y por todos las víctimas incluyendo a su represor, hay una misa diaria en la basílica.
El padre Anselmo, que fue abad en el Valle de los Caídos hasta 2014, ha atendido a eldiario.es pero prefiere no opinar: "No tenemos el auto del juez, así que no sabemos qué piden. Las personas interesadas tienen derecho a hacer una reclamacion, pero tiene que estar justificado".
La orden religiosa gestiona las criptas desde la fundación del Valle y saber en qué situación están es, 40 años después de la muerte de Franco, un misterio. Francisco Ferrándiz, antropólogo social del CSIC, es una de las personas que ha visto fotos del estado real de los enterramientos, porque estuvo en la comisión de expertos del Gobierno de Zapatero. "Visitamos algunas capillas y estaban vacías porque había goteras y los monjes habían trasladado los cuerpos a otras zonas. Solo nos enseñaron fotos brevemente, de mala calidad, con flash. En alguna se veían cajas más deterioradas que otras".
Este experto recuerda que "una recomendación de la comisión precisamente fue que se convirtiera en cementerio público para transferir la jurisdicción al Estado" y cree imprescindible que se haga una valoración real de la situación, para lo que los monjes tendrían que abrir las puertas. Las recomendaciones se guardaron en un cajón, y allí siguen.
Cuando Patrimonio Nacional dé los permisos, entrarán por primera vez en la basílica del franquismo los científicos y tendrán que extraer los huesos para hacer pruebas de ADN, el único sistema posible de identificación, que cotejarán con el ADN de los familiares vivos. Por suerte para ellos, los cinco o seis compañeros de fosa de los Lapeña podrían ser también enterrados "en base al derecho de digna sepultura", cuenta Ranz. Es decir, una vez salen de la fosa común al laboratorio, lo más probable es que no vuelvan a la fosa. A la espera de su turno quedan los huesos y los familiares de otras 33.825 personas enterradas en el Valle de los Caídos.

Raquel Pérez Ejerique | eldiario.es

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