No han sido unos buenos resultados para Unidos Podemos. Ahora bien, la abstención en términos generales ha hecho que los votos no sean los mismos; aunque los escaños sean parecidos, si se obvia el traspaso de votos de C's al PP, el cual ha mejorado sus resultados con respecto al 20D. Seguramente habrá quien se haya desanimado y desalentado; pero esta lucha viene de muy lejos -como poco desde Espartaco- y, aunque hemos conseguido algunas victorias y conquistas muy parciales, esto no acaba ni siquiera con ganar unas elecciones sino que más bien empieza con ganarlas. Es duro y se podría decir que desalentador; pero las cosas están así en la actual correlación de fuerzas -y digo esto para que cambien y no para que sigan tal y como están, como se hace habitualmente-. Es arduo y desalentador; pero tampoco parece quedarnos mucho más, porque no nos han dejado otra opción: ya que estamos como decía el movimiento Juventud Sin Futuro: SIN TRABAJO; SIN CASA, SIN FUTURO, SIN PENSIÓN, etc. A pesar de que todos ellos -sin excepción- son derechos reconocidos por la legislación, en la mayoría de los casos a nivel constitucional. Puede darse el caso de que sí tengamos alguna de esas cosas. Hay o existe en torno a un 20-30% de la población que parece que lo tiene sobre seguro porque trabajan para ese 1% que maneja las finanzas y los flujos de capitales. ¿Pero y el resto? Es decir, ¿y ese porcentaje que va desde el 69 al 79% de la población? Es una clara mayoría, abrumadora incluso. Y si una parte de esta mayoría tiene trabajo, casa, pensión, etc. es, ciertamente, en una situación de precariedad y con los tiempos que corren peligran más que nunca antes: gran volatilidad económica, ausencia de demanda solvente en amplios espectros de la población que es la que mueve los negocios de las pequeñas y medianas empresas, hucha de las pensiones a punto de vaciarse por completo en los próximos años o incluso meses, etc. Y por mucho que nos lo hagan creer los partidos del establishment no van a volver ni los años dorados de la burbuja -los cuales de poder volver, no serían nunca a perpetuidad-, ni los felices años 80 y principios de los 90 en los que la política económica podía permitirse ser keynesiana y redistribuidora de la riqueza.
Sí, Podemos ha -hemos- perdido muchos votos y somos el partido político que más pierde en estas elecciones, que se dice pronto. Pero la verdad es que contábamos y contamos con muchas cosas en nuestra contra: lo primero, todo hay que decirlo, el PSOE de Pedro Sánchez y los varones que nos echó fuera del tablero de pactos tras el 20D con su pacto con C's. El porcentaje que sumaban nuestros votos se quedaban así en nada. Nos dijeron que o pactábamos bajo unas premisas claramente neoliberales -y por tanto de recortes- o nada. Con ello, como mucho nos iban a dar algún Ministerio sin importancia; pero que lo importante -es decir, la economía- la iban a decidir ellos, en particular C’s; pero claro con un retoque “social” que iba a subir el SMI un 1% cuando está marcadamente por debajo de los 700 euros mensuales. Claro que dijimos que no a ese pacto. Pero, claro, la culpa la teníamos nosotros que en verdad queríamos gobernar en solitario; a pesar de que el cabeza de lista Pablo Iglesias de la candidatura por Podemos al Congreso se propuso para ocupar la vicepresidencia -dejando la presidencia al PSOE- o incluso llegar a proponer dar un paso al lado y apartarse de un posible gobierno de coalición progresista. Luego vinieron las encuestas sobre las que nadie alertó -al menos con un éxito rotundo y claro- de que podrían no corresponderse con la realidad y conducir a que alguien pudiera relajarse y dejar a un lado la cita con las urnas. El resultado ha sido que estudios de opinión y de opciones de voto han sido contradecidos de un modo contundente por la realidad en estas elecciones. Los medios de comunicación tampoco han ayudado al situarse en ellos una temática recurrente a situar -a la par que el resto de partidos políticos- a Podemos en un extremo (y a PP en el otro, al que supuestamente le hacía el juego Podemos) -como ha hecho repetidamente, por ejemplo, el diario ELPAIS durante la campaña desde sus editoriales día sí y día también; y eso en el mejor de los casos-, o a suscitar sospechas, resquemores y miedos en torno a Podemos y sus socios de coalición. Eso sin contar con que partidos como C’s se fueron a Venezuela a empezar la campaña de las elecciones generales españolas del 26J, que acompañado con un ruido mediático y político casi ensordecedor, no era sino un intento de ganar una batalla política que no podían ganar en casa; dada la incontestabilidad y intachabilidad de los principales y fundamentales aspectos de Podemos y su coalición. Solucionaban con aturdirnos mediática y políticamente con calumnias -imputaciones de delito electoral de financiación electoral por una país extranjero- las continuas y repetidas desestimaciones de las demandas que presentaban contra Podemos por esos y otros delitos punibles en los tribunales de nuestro país.
Por otro lado que nadie se engañe: hay que hacer siempre ejercicio crítico y autocrítica. Pero no hay que empeñarse en buscar en las diferencias entre l@s propi@s compañer@s de este viaje en común por otro mundo posible más justo y equitativo -y que han estado representados en la coalición proporcionalmente- la causa de una abstención que nos ha perjudicado severamente, buscando con ello tres pies al gato o incluso buscándole cinco. Diferencias hay siempre en todos lados, todo parece estar atravesado por diferencias. Pero hay ciertamente un sustrato común, un cierto eidos como decía Platón, que es lo común o lo universal -y que es lo que, por ejemplo, hace zapato al zapato- y, en nuestro caso, lo que hace al sujeto pasivo de recortes y políticas de austeridad –y nos hace a esa abrumadora mayoría- tal cosa. Somos ciertamente sujetos pasivos o una cierta clase pasiva de recortes y austericidio; pero ello por y para garantizar los dividendos ampliados de ese 1% de la población. Gracias a iniciativas como Podemos se puede decir que hemos empezado a ser activos en contra de esa injusticia.
Por otro lado no hay que olvidar ni siquiera por un momento que hemos contado con más de 5 millones de votos que han ido a votar por nosotr@s y nuestras candidaturas; y lo que hay que hacer, sin duda alguna, es sumar y aglutinar junto a ell@s a quienes esta vez no nos han dado nuestra confianza y se han quedado esta vez en casa. Pero, ciertamente, hay que sumar también a los que no saben que estamos en verdad con ellos, luchando por cambiar los problemas y las causas que les hacen sufrir las consecuencias de unas políticas injustas y que tienen como resultado una merma de sus derechos básicos y fundamentales. Es claro que no hemos ganado, nos han derrotado este 26J y hay que reconocerlo. Pero hay y ha habido más de 5 millones de razones para sonreír; no perdamos la ocasión de hacerlo -esto es, de sonreír- para decirles bien claro que a la próxima jugaremos mejor si cabe nuestras cartas y sin duda ganaremos porque estamos cargados de razón y sentido común.
¡Sí se puede!
Jesús García de las Bayonas Delgado. Miembro de EQUO y Podemos
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