lunes, noviembre 21, 2016

Lavagna, Martínez de Hoz, la dictadura y Cavallo



Roberto Lavagna, ex ministro de Néstor Kirchner y espada económica de Sergio Massa, fue también funcionario de Alfonsín, de Duhalde y hasta candidato de la UCR que hoy gobierna con Macri. O sea un hombre todo terreno cuando se trata de asumir responsabilidades para rescatar a un Estado quebrado y atender a sus conveniencias personales. Cuando reestructuró la deuda externa, en 2005, se las ingenió para que la ‘quita’ sobre ella quedara casi en la nada, gracias a un “cupón del PBI” que se dio a los acreedores por 40 mil millones de dólares, que equivalía al 50% del total de la deuda en ‘defol’ con los tenedores privados de bonos. Si a este ‘prize’ se le suma que la deuda en cuestión estaba inflada por ‘megacanjes’ y ‘blindajes’ orquestados por los funcionarios de De la Rúa (hoy macristas), Argentina acabó, luego de la reestructuración, con una deuda externa superior a la que registraba a fines del año 2000. Lo único que se había logrado era un alargamiento de los plazos de vencimiento de capital e intereses. En los medios periodísticos se ha ligado a menudo a Lavagna con el grupo Techint.
Esta semana Lavagna se trenzó con Prat Gay al calificar a la política del gobierno de Cambiemos como un ‘replay’ de la que siguieron Martínez de Hoz (“tablita”) y Menem-Cavallo (“convertibilidad”), o sea de sobrevaluación del peso. No faltó quien atribuyera el entrevero al “rencor” que habrían dejado las disputas que tuvieron uno y otro con relación a cómo había sido negociada aquella deuda externa. La hipocresía, en este aparente ‘debate’, está en cualquier caso bien repartida, porque Lavagna justificó el ‘cupón’ con el argumento que de otro modo no habría conseguido la aceptación de la reestructuración de la deuda, y Prat Gay se ha comprometido a pagarlo, y porque ambos dejaron sus diferencias personales a la hora de gatillar a los fondos buitres el ciento por ciento de un reclamo también inflado por intereses y punitorios.
En la polémica que se ha abierto, Lavagna, curiosamente, olvidó algo fundamental: que, antes que nada, Macri debutó con un ‘rodrigazo’, como lo habían hecho Isabelita y Duhalde (‘correligionarios’ de Lavagna) –o sea, con una mega devaluación y con un mega tarifazo. Lavagna menta al ‘ogro’ Martínez de Hoz para distraer a la tribuna. Prat Gay es responsable, entonces, de seguir los pasos, en primer lugar, del peronismo. Prat Gay sigue incluso los pasos de otro ‘peronista’, Axel Kicillof, que procedió a devaluar el peso en un 50% en enero de 2014. Lavagna apoyó el ‘rodrigazo’ macrista, como lo hiciera su jefe, Sergio ‘Davos’ Massa, que lo festejó con un paseo a la Montaña Mágica con Macri en enero pasado. El co-piloto de Lavagna en la reestructuración de deuda K, Guillermo Nielsen, también un ‘massista’, a diferencia de Lavagna sigue, sin embargo, en “modo optimista”.
¿A qué obedece el cambio de frente de Lavagna? A que el macrismo, como lo hiciera Martínez de Hoz, ha salido a frenar la hiperinflación que encierra el rodrigazo, con tasas de interés estratosféricas, o sea con una bicicleta financiera para sus socios. Esta bicicleta ha convertido al peso en una moneda sobrevaluada en sólo un par de meses luego de la devaluación. Argentina sigue hundida en una recesión industrial sin que ello abata el crecimiento de los precios. Los bancos muestran balances fabulosos debido a las tasas de interés que reciben del Banco Central, que ha aumentado su propia deuda en un 200% en diez meses. Las contradicciones de la política económica estallan sin atenuantes. La crisis política en Estados Unidos, ahora, le ha quitado a los especuladores el apetito de seguir con la bicicleta financiera en los mercados emergentes. La ‘máquina de ingreso de dólares’ se empastó. Aprietan el botón ‘review’ de la fuga de capitales. Macri busca orientación, según los diarios, en un rabino ‘new age’ que acaba de pasar por la Rosada.
Este juego de recambios entre nacionales y populares, por un lado, y neoliberales, por el otro, o entre desarrollistas y ajustadores, es un nuevo giro de frente de parte de la burguesía nacional periférica frente a contradicciones insalvables. Este viraje, que no pasa de verbal, podría representar el síntoma de un temprano agotamiento de la política económica del macrismo y del propio macrismo. Hasta la CGT desfila por Plaza de Mayo para mejor seguir con el inmovilismo sindical y la complicidad con el saqueo capitalista. Macri le entrega Oca a Moyano, quien deja de ser un empresario anónimo para blanquear su condición social y reconciliarse con su apoyo al ajuste en curso. El Papa está más activo en Argentina que en Venezuela o Colombia, o incluso en Italia, donde en un par de semanas, referendo mediante, podría producirse un Italexit.
Las gambetas dialécticas de Lavagna y Prat Gay son el canto desafinado de un cisne. Mañana, en Atlanta, los obreros clasistas darán la réplica.

Jorge Altamira

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