lunes, noviembre 14, 2016

Los nuevos “trumpazos” que prepara la extrema derecha europea



El FPÖ encabeza la intención de voto a presidente en Austria. Marine Le Pen se prepara en Francia, y la AfD en Alemania: quieren dar sus “trumpazos” por derecha ante la crisis de la UE.

Las últimas encuestas de opinión en Austria indican que el líder del FPÖ va por delante en las encuentras de intención de voto para las presidenciales del próximo 4 de diciembre. Norbert Hofer supera por varios puntos al candidato verde, Alexander Van der Bellen, quien en los comicios que se realizaron en mayo -después fueron anulados por la impugnación del FPÖ- había logrado ganar por escasos 31.000 votos.
El FPÖ es un partido xenófobo, antiinmigrante, islamófobo y conservador, que viene ascendiendo en las encuestas de forma descomunal. El país centroeuropeo, con 8,5 millones de habitantes, se ubica en el sexto puesto del PBI per cápita de Europa, por encima de Alemania, Dinamarca o Suecia. Pero el miedo, avivado por la ultraderecha contra los inmigrantes, la corrupción y el hastío con los partidos tradicionales ha permitido un crecimiento inédito de esa formación.
Una encuesta publicada esta semana por el periódico Oesterreich mostraba una ventaja de Hofer del 53%, contra el 47% el líder verde. En otra encuesta, según Reuters, un 38% de los consultados sostenía que el triunfo será de Hofer, frente a un 34% que se inclinaba por Van der Bellen. Hacia las elecciones parlamentarias de 2018, el FPÖ cosecha un 33% de intención de voto.
Su discurso es similar al que pregonan los populismos de extrema derecha en otras partes de Europa: xenofobia, euroescepticismo y ataques al “establishment” de Bruselas. "Necesitamos controlar nuestras fronteras. Austria no es la seguridad social de medio planeta", decía Hofer en declaraciones a la prensa. Ante el triunfo de Donald Trump, el dirigente del FPÖ, Heinz-Christian Strache aseguraba: "La izquierda política y la intrincada elite son castigadas una y otra vez en las urnas por los electores. Eso es bueno, porque el Derecho está en manos del pueblo".
La primera en salir a festejar y filiarse con el triunfo de Trump en Europa fue Marine Le Pen. La mayoría de los analistas europeos miran ahora hacia territorio galo, porque las elecciones de mayo de 2017 pueden generar otro sismo político sin parangón si el Frente Nacional gana las presidenciales. Le Pen tiene casi asegurado un puesto en la segunda vuelta, y se pronostica que solo un voto por el “mal menor” a la derecha conservadora de Sarkozy podría ponerle freno, ya que los socialistas de Hollande se encuentran en su peor momento
“¡Felicitaciones al nuevo presidente de Estados Unidos Donald Trump y al pueblo americano libre!”, escribió en su cuenta de Twitter Le Pen.
También aprovechó para mostrarse en el “campo ganador” contra sus adversarios locales. Escribió en Twitter que “¡En esta elección de los Estados Unidos, todos, desde Nicolas Sarkozy a François Hollande, a través de la prensa, apoyaron a Clinton!” Y agregó que “las elites están desconectados, se niegan a ver y escuchar a la gente.”
En una situación social altamente polarizada, con un gobierno y un régimen que profundiza rasgos bonapartistas mientras pierde gran parte de la base social histórica del Partido Socialista, el crecimiento de la extrema derecha en zonas pauperizadas tiene elementos que la emparentan con ese voto de la rabia y el malestar social que canalizó Trump con su demagogia proteccionista y anti establishment.
Desde el Reino Unido, Nigel Farage no se contuvo en su entusiasmo por el triunfo de Trump. Ya antes de conocerse el resultado final había dicho: “Parece que el 2016 es el año de dos grandes revoluciones: Donald Trump será incluso más grande que el "brexit”.
Aunque Farage renunció como líder del UKIP su figura sigue siendo vistosa y polémica, habiendo sido la cara pública de la ola pro brexit contra el establishment británico. Varios analistas comparan la elección de Trump con el brexit por el golpazo que significó para la coalición del establishment, los medios de comunicación afines y los partidos tradicionales del “extremo centro”, que bregaban por quedarse dentro de la Unión Europea y se autoengañaban con las encuestas previas.
“Tomar el control de las fronteras”, discurso antiestablishment y euroescepticismo: las mismas notas que prepararon el estruendo del brexit retumban a lo largo de Europa.

Crisis en todos los idiomas para los próximos meses

El gobierno de Renzi en Italia enfrenta una probable derrota en el referéndum constitucional a principios de diciembre, con el sistema bancario nacional al borde del abismo; en marzo se espera un triunfo de la extrema derecha en las elecciones de Holanda; Alemania se encamina hacia elecciones federales en el tercer trimestre del 2017, con el partido xenófobo Alternativa por Alemania creciendo en las encuestas -sin poner en peligro la elección de la CDU pero presentando un nuevo frente de batalla por derecha -. Son todos síntomas de una crisis que se profundiza, con la decadencia de los sistemas bipartidistas tradicionales y un malestar social que se vuelve intolerante con el establishment, por derecha y por izquierda. Aunque por lo que se ve, los partidos reformistas europeos mantienen un discurso extremadamente más moderado que la derecha radical. El “trumpazo” acelera los ritmos del sacudón en este complejo escenario europeo, donde lo inesperado se vuelve posible cada día.

Josefina L. Martínez
Historiadora | Madrid

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