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miércoles, septiembre 05, 2018
Petróleo, género y clase
Acerca de Petróleo, de la compañía teatral Piel de Lava.
Cuatro trabajadores del petróleo pugnan para extraer la última gota de un pozo agotado en la estepa patagónica. La vida es dura en el desierto. Los cuatro hombres conviven en un tráiler, apenas dos ambientes que se dividen una habitación con una cama, dos cuchetas y un colchón en el piso y una cocina-comedor. Afuera el frío, el viento, la noche y sus fantasmas. Su situación es de una precariedad extrema, pero deben velar por el pozo y la bomba, que nunca debe detenerse. Nunca.
La singularidad de Petróleo, la obra que continúa en la cartelera del Teatro Sarmiento hasta el 19 de septiembre, es que en la piel de estos cuatro obreros curtidos por las rudezas de su trabajo se encuentra el elenco femenino del grupo de teatro independiente Piel de Lava, conformado por Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa, quienes también la escribieron y dirigieron junto a Laura Fernández.
Las cuatro actrices resuelven el desafío de representar personajes masculinos ante el público sin caer en la parodia (sin fallarle a la comedia tampoco). No se ven las costuras de la transformación que llevan a cabo en estos personajes masculinos, barbudos, fornidos, bocasucias y misóginos, hasta que la propia obra decide comenzar a mostrarlas con la llegada de “el Palla” (Elisa Carricajo), cuya presencia empieza a desgajar la masculinidad de los otros personajes, y por consiguiente enfrenta el estereotipo del “hombre” que mostraron con tanta proeza desde el comienzo. Este cuestionamiento de los roles de género podemos leerlo en el contexto del ascenso del movimiento de las mujeres, del cual el grupo teatral Piel de Lava participa levantando el pañuelo verde por el aborto legal al finalizar la función.
Pero hay más que una subversión de géneros. Porque la mirada de las Piel de Lava reconoce a estos cuatro hombres en su condición de clase. “El Gringo”, un personaje que nunca vemos en escena, representa a la patronal de la empresa dueña del pozo. El grupo Piel de Lava expone la crudeza del trabajo en el pozo, sin las herramientas necesarias para trabajar, el abrigo necesario para enfrentar la inclemencia de los elementos en la estepa patagónica, la protección para hacer el trabajo, la calefacción, la comida, etc… Esta explotación también es puesta en relieve por el personaje de “el Palla”, que recuerda a los demás trabajadores de los derechos laborales que tienen, y los incita a hacerlos valer. Asimismo se pone de relieve la insuficiencia de ellos, como los pocos días de licencias por enfermedad o paternidad, la falta de compensación por zona desfavorable, entre otros.
La puesta en escena es magistral. Con el ingenio del escenógrafo Rodrigo González Garillo, el único refugio es el tráiler donde conviven los cuatro trabajadores, que transmite con creces la claustrofobia que significa trabajar en un lugar inhóspito, a la vez que se abre de par en par para darnos una mirada profunda de la vida de los personajes. La iluminación, el sonido y la música colocan al espectador en medio del desierto patagónico, y posibilitan el entrelazamiento de la historia que están contando las cuatro actrices en escena con los mitos lugareños, las alucinaciones y espejismos que provocan la oscuridad, el frío penetrante, el aullido del viento, el polvo, el aislamiento y el misterio que envuelve a la estepa.
La obra, entre otras cosas, puede leerse como una crítica por partida doble a los roles de género que se degradan y se entremezclan en el desarrollo de la acción, y a la opresión que sufren estos trabajadores bajo el yugo de la empresa extranjera. Logra esto y muchas cosas más, dejando al público aplaudiendo de pie por varios minutos.
Se puede ver de jueves a sábados a las 21hs y los domingos a las 20hs en el Teatro Sarmiento (Avenida Sarmiento 2715).
Miles Harvey
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