miércoles, octubre 03, 2018

Brexit: un gran crisis política en desarrollo



Las negociaciones por la salida del Reino Unido de la UE están empantanadas. La UE acaba de considerar inaceptable la propuesta enviada por el gobierno británico.

Un Brexit sin un acuerdo es el peor de los escenarios .Si no se pactan las condiciones de salida, Reino Unido pasará el 30 de marzo a ser un país como cualquier otro fuera de la UE. Un escenario calificado como "límite" por los negociadores europeos, cuyas catastróficas consecuencias nadie se atreve a vaticinar.
Fuentes comunitarias temen que se desencadene "una espiral de pánico entre empresas de los sectores más afectados por el Brexit" (La Nación, 24/9) Y las industrias susceptibles de estampida incluyen, nada menos, que la banca, seguros, aviación, farmacéuticas o distribución.
La Comisión Europea ya ha cursado instrucciones a autoridades, empresas y ciudadanos para que se preparen para la emergencia. Desde las colas de vehículos en puestos fronterizos y puertos europeos para controlar la entrada de mercancías procedentes de Reino Unido hasta la creación de las instalaciones necesarias para el movimiento de animales vivos y alimentos de origen animal. La Comisión Europea con sede en Bruselas recomienda que los ciudadanos europeos con titulación de centros educativos británicos verifiquen antes del próximo 30 de marzo si deben convalidarlos en su país de residencia.
May busca el apoyo empresarial en defensa de su plan para el Brexit La primer ministro se apoya en el hecho de que Europa sigue siendo el principal mercado de Gran Bretaña: 11.000 camiones cruzan cada día la frontera de Dover y numerosas empresas y trabajadores dependen de este intercambio. El respaldo empresarial es la principal carta en la que confía el gobierno para lograr sobrevivir e imponerse en la interna de su propio partido conservador, surcado por choques y divisiones internas que ponen en juego su integridad. La primer ministro está acosada por los partidarios de un "Brexit duro" y también por quienes quieren un compromiso con Europa, rebobinando para atrás y convocando si hiciera falta a un segundo referéndum.

Sin el pan y sin la torta

La propuesta desechada por la UE abogaba por un pacto aduanero de libre circulación de bienes y productos agrícolas, no así los servicios y las personas, haciéndose eco de los planteos del ala dura (uno de los ejes de la campaña en favor de la salida del Reino Unido de la zona euro consistió en poner un freno a la ola de inmigrantes). Asimismo, la propuesta plantea no hacer contribución monetaria alguna a la Unión Europea, ni que el Tribunal de Justicia de la UE tenga jurisdicción en el Reino Unido.
De todos modos, un “área de libre comercio de bienes” implicaba una “armonización permanente con las normas de la Unión Europea en este punto. Ello significa que la manufactura y la agricultura del Reino Unido seguirían estando obligadas, después del Brexit, por las regulaciones de la Unión Europea, por sus normas aduaneras e incluso por las sentencias del Tribunal Europeo de Justicia. Por otra parte, esta propuesta, si fuera aceptada por la Unión Europea, reduciría la capacidad del Reino Unido para concluir acuerdos de libre comercio con países fuera de la UE, como Estados Unidos.
El punto más conflictivo es el relativo las fronteras entre las dos partes de Irlanda. El Brexit supone que Irlanda del Norte, como el resto del Reino Unido, se encuentre fuera de la Unión Europea, mientras que la República de Irlanda se mantendrá en el Mercado Común. El gobierno de Londres plantea que no haya fronteras entre ambas zonas, como viene ocurriendo en la actualidad. En cambio, la Unión Europea quiere una frontera estricta ya que, si no hay controles, entonces el Reino Unido podría beneficiarse de las instituciones comunitarias a través de su vecino.
La propuesta británica, híbrida y llena de contradicciones, procuraba adaptarse a las presiones de la clase capitalista pero evitando romper con el ala dura de los conservadores. Sin embargo, terminó haciendo agua. La Unión Europea acusa a May de escoger lo que le conviene, como la libre circulación de bienes, mientras rechaza las responsabilidades, por ejemplo, las contribuciones a la UE y el seguimiento de sus políticas agrícolas y de medio ambiente, y propone limitar el movimiento de la mano de obra. Ni qué decir que una frontera abierta en Irlanda es inaceptable para la Unión Europea,

Giro político

Este escenario viene desatando una gran tormenta política en Reino Unido, que podría derivar en la convocatoria de elecciones anticipadas (ya mencionada por algunos miembros del partido de May) y a la celebración de un segundo referéndum para pronunciarse sobre el posible acuerdo de salida.
El Brexit y su onda expansiva son inseparables de la bancarrota capitalista, que está haciendo su trabajo implacable de topo y alimentando las tendencias a la desintegración de la Unión Europea.
La población británica está siendo afectada por una ola de empleos inestables, precios desorbitantes de la vivienda, servicios públicos en ruinas y, encima, caros Al calor de esto , ha ido conquistando mayor audiencia y resonando con más fuerza en los oídos de los trabajadores y la juventud , los planteos y propuestas del líder laborista Jeremy Corbyn.
“Entre las filas conservadoras comienza a surgir un temor fundado a que el laborismo cobre ventaja” (El País 2-10). Corbyn pide elecciones anticipadas si el plan de May para el Brexit fracasa. El planteo original del laborismo a favor de un nuevo referéndum fue quedando en un segundo plano.
El líder laborista ha anunciado un "plan radical" para reconstruir Reino Unido. Establecerá, si llega al Gobierno, la obligación de que las grandes empresas creen un fondo de propiedad para entregar parte de sus acciones y sus dividendos a los empleados. Propone, asimismo, mayor asistencia a los trabajadores para el cuidado de niños hasta cuatro años, construcción de vivienda pública, renacionalización de servicios esenciales y mayores cargas fiscales para los que poseen una segunda vivienda.
Estamos frente a una crisis política de alcances explosivos en primer lugar para el Reino Unido pero también en el continente europeo. El estado británico publicó más de 80 medidas de emergencia para el caso de una salida de la UE sin acuerdo, entre ellas el almacenamiento de medicamentos y alimentos. Como lo acaba de pintar un matutino “el humor en Downing St (sede de gobierno del Reino Unido) es horrendo en estas horas” (El País, ídem). El impasse político está dando pie a un giro político de las masas.

Pablo Heller

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