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domingo, septiembre 06, 2020
Las elecciones en Montenegro y las pujas políticas en la ex Yugoslavia
Mapa político de los Balcanes. Macedonia asumió recientemente el nombre de Macedonia del Norte
El balcánico país de Montenegro, integrante de la ex Yugoslavia y parte de un mismo Estado con Serbia hasta 2006, fue a elecciones parlamentarias el domingo 30 en el marco de una aguda crisis política.
Con un 35% de los votos, el oficialista Partido Democrático de los Socialistas (PDS) obtuvo una victoria pírrica. Al tratarse de un sistema parlamentario, donde son los legisladores quienes eligen al primer ministro (quien oficia como jefe efectivo del gobierno), por primera vez en 30 años el partido oficialista podría verse desplazado del poder del Estado si se produce un acuerdo político entre fuerzas de la oposición. Montenegro viene siendo dirigido desde la disolución de la ex Yugoslavia por Milo Dukanović, quien ya sea como presidente, primer ministro o dirigente del PDS ha sido el “hombre fuerte” del país. El proceso político del país está signado por las consecuencias de la restauración capitalista y la “balcanización” a la que se ven sometidos los pueblos de la región por parte del imperialismo.
Los polos en disputa
Si bien obtuvo el primer puesto, el PDS solo consiguió una ventaja de 2,5 puntos por sobre la segunda fuerza, la coalición «Por el futuro de Montenegro». La oposición al PDS reviste un carácter nacionalista serbio, defiende, por lo tanto, un curso de reacercamiento a Serbia, país del que Montenegro se separó mediante un plebiscito en 2006, en donde el sí a la independencia se impuso por un ajustado resultado del 55%. En Montenegro, un amplio porcentaje de la población se reconoce étnicamente como serbio. Serbia, bajo el gobierno del nacional – conservador Alexandar Vucic es un aliado de Putin en la región.
Por el contrario, el oficialismo montenegrino viene emprendiendo desde hace décadas un curso de acercamiento a Occidente. Dukanovic, cuya vida política se originó en la Liga de los Comunistas Yugoslavos y quien durante un periodo fue un aliado del ex mandante serbio Slobodan Milosevic, abandonó el campo de la defensa de la unidad con Serbia para pasar a adoptar el nacionalismo montenegrino una vez que Milosevic cayó en desgracia. En esta senda, está en proceso el plan de incorporación de Montenegro a la Unión Europea, luego de que en 2017 el país balcánico fuera incorporado a la Otan. Sin ir más lejos, desde 1999 el marco alemán se transformó en la moneda oficial del país, para pasar a ser luego el euro.
Si bien la oposición ha dicho que no rechaza continuar el proceso de acercamiento a la Unión Europea en caso de ser gobierno, su alineamiento con Serbia y su afinidad con Rusia representan una cuña de Putin en un contexto en el que crecen los choques políticos (y, en parte, bélicos) entre las potencias en distintos puntos del globo, pero especialmente en los espacios sobre los que se erigieron los ex estados obreros.
El sustrato del resultado electoral
Los resultados electorales fueron festejados en Montenegro en donde los manifestantes utilizaron simbología pro serbia. El desenlace en las urnas no fue del todo inesperado ya que la situación previa venía marcada por importantes muestras de descontento popular. En buena medida, ese descontento venía siendo articulado y organizado por la iglesia ortodoxa serbia (mayoritaria en Montenegro) que convocó a importantes movilizaciones contra una ley propuesta por el gobierno que busca quitarle todas las propiedades a la iglesia cuya propiedad no pueda probar con anterioridad a 1918. Lejos de tratarse de una disputa a favor de la laicidad, es más bien un intento por parte de Dukanovic de golpear a la oposición.
Sin embargo, el descontento con el gobierno no se agota allí. Dukanovic gobierna desde hace décadas este país de 650 mil habitantes con métodos clientelares, en un régimen visto por amplias capas de la población como intrínsicamente corrupto y donde impera el nepotismo y el enriquecimiento de la dirigencia política. La elección en sí misma ha sido cuestionada ya que se acusa al gobierno de haber volcado recursos estatales en favor del oficialismo (Deutsche Welle 1/9). De hecho, hasta la incorporación de Montenegro a la Otan, sus dirigentes estaban en la mira de los tribunales europeos ya que en el país operan gran cantidad de mafias, especialmente las dedicadas al tráfico de cigarrillos.
En estos momentos, el desenlace de la situación y la conformación de un nuevo gobierno es uno de los ejes en debate en el seno de la UE. Se baraja la posibilidad, de no concretarse una mayoría en el parlamento, de conformar un gobierno “técnico”, lo que no lograría superar el impasse creado.
Por una salida de los trabajadores
La otra cara de la disgregación política en los Balcanes es el atraso y la pauperización popular que se viene profundizando con la crisis económica mundial. Las repúblicas integrantes de la ex Yugoslavia han pasado, mayoritariamente, a ser meros satélites y protectorados de potencias foráneas. La permanente división en pequeños estados impulsada por el imperialismo, que ha acicateado históricamente la disputa inter étnica, no ha terminado con las tensiones nacionales. Por el contrario, las ha agravado, dejando minorías étnicas dentro de estados que no son reconocidos como propios como ocurre con los serbios en Montenegro o en Kosovo. La consigna de la puesta en pie de una Federación Socialista de los Balcanes continúa siendo la única salida para los trabajadores y el pueblo de la región.
Leandro Morgan
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