Kazajistán era hasta hace unos días un ´modelito´ que destacaban popes de Occidente, Rusia y tutti quanti. Tal es así que -decía The Guardian, 6/1- “las cinco ex repúblicas de Asia Central soviéticas han estado en gran parte sin protestas en sus tres décadas de independencia, con la excepción de Kirguistán”. Kazajistán -dice también The Telegraph, 6/1- ha estado estable en sus 30 años de independencia, “atrayendo miles de millones de dólares de inversión extranjera en sus hidrocarburos y minerales”.
Igual que en la mayoría de esas repúblicas que integraron la ex URSS, la burocracia fue sustiuída por “oligarcas”, por sobre todo de sus propias filas. Así en todas estas repúblicas los ´oligarcas´ se quedaron con las mejores ´joyas´ de la propiedad estatizada. Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán conformaron la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), mientras “cortejaban a los líderes occidentales y las empresas energéticas, que hicieron la vista gorda ante la falta de democracia y, en cambio, se centraron en asegurar contratos lucrativos en el país” (The Guardian, 6/1). No hay monopolio yanqui, europeo y hasta chino que no participe de la explotación de las enormes reservas de hidrocarburos, en particular en el Caspio.
El estallido popular barrió en menos de 24 horas con todo el gabinete gubernamental e hizo retroceder los aumentos de los combustibles -se habían incrementado el 100%. Kazajistán es una república neurálgica porque allí están asentados monopolios del mundo entero. Kazajistán limita al norte con Rusia y al este con China, que busca involucrara a Kazajistán para la ´ruta de la seda´.
No obstante la ´bonanza´ económica, Kazajistán es una nación completamente subdesarrollada. Vive de las exportaciones de petróleo crudo y gas, pero su consumo de combustibles -fundamentalmente de gas licuado de petróleo (GLP) con el que funciona su parque automotor- proviene del exterior, porque Kazajistán no posee refinerías. Precisamente la crisis se desató por un aumento de los precios de los combustibles, en particular en las regiones neurálgicas del país -productoras de petróleo y gas. Es el caso de la famosa Alma Ata -la ciudad donde Stalin confinó a Trotski en 1928-, hoy denominada Almaty.
Algunas versiones sostienen que el dictador kazajo, Tokayev, un delfín del burócrata que monopolizó el poder desde los ´90 -Nursultan Nazarbayev-, habría sido ahora desechado. Tokayev, siempre según esta versión, se habría negado a aplicar una ´mano dura´ a semejanza de lo ocurrido recientemente en Bielorusia.
Los cables denuncian decenas de muertos en las calles, enfrentamientos de miles de personas con las fuerzas de seguridad, la ocupación de edificios gubernamentales y, lo más importante, un principio de quiebre de las organizaciones armadas del régimen. Tokayev convocó de urgencia a la señalada OTSC, que desplegó por lo menos 5 mil efectivos en Kazajistán, en particular tropas de élite antidisturbios. Esto ocurre por “primera vez desde que la alianza se fundó en 1992” (El País, 7/1). “Las autoridades impusieron el miércoles un toque de queda y el estado de emergencia en todo el país, de donde llegan imágenes a cuentagotas debido al corte de Internet y de las conexiones telefónicas ... Algunos edificios públicos han sido tomados por los manifestantes, como el Ayuntamiento de Almaty, y en otros se han provocado incendios. Además, las imágenes muestran el caos que vive el país: desde agentes de seguridad arrodillados que piden perdón a los manifestantes, a enfrentamientos directos entre ellos y columnas de militares disparando contra la población” (ídem). “El Ministerio del Interior dijo que 2.298 personas habían sido arrestadas durante los disturbios, mientras que el portavoz de la policía Saltanat Azirbek dijo al canal estatal de noticias Khabar-24 que ´decenas de atacantes fueron liquidados´. También hubo informes de unas 400 personas hospitalizadas” (The Guardian, 7/1).
La reacción popular ha sido inmensa: “Funcionarios de la ciudad de Almaty dijeron que 748 agentes de la policía y la guardia nacional habían resultado heridos y 18 muertos, uno de los cuales, según afirmaron, había sido encontrado decapitado” (ídem). El levantamiento se expandió por todo el país. En la capital fue asaltado el palacio presidencial.
La ‘famosa’ “comunidad internacional” ha mantenido una actitud que todos los medios destacaron como muy “cauta”. Turquía, miembro de la OTAN, muy cercana a Kazajistán, también de mayoría musulmana, ha actuado en combinación con la diplomacia rusa en defensa de Tokayev. Al parecer, como ocurrió antes en otras ex repúblicas soviéticas, el estallido se produce cuando la división de las propias filas de los oligarcas se agudiza. Las masas han ganado las calles pidiendo la cabeza de los dueños de los grandes monopolios energéticos. Los ´oligarcas´ no ligados a estos monopolios habrían salido a coquetear con las movilizaciones.
La lucha contra el tarifazo en Kazajistán se inscribe en un marco internacional de tarifazos y de inflación, que afecta a Estados Unidos, Europa y gran parte del resto del mundo.
Norberto Malaj
07/01/2022
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