viernes, enero 07, 2022

“¡No mires arriba!”, una crítica social a la medida de Hollywood


El estreno en Netflix de la película “¡No mires arriba!” (Don´t Look Up), del director Adam McKay, desató cierta polémica entre fans y detractores. El debate se extendió desde los críticos especializados hasta a los espectadores de todo el mundo. Las redes sociales se transformaron durante dos semanas en un campo de batalla. El objetivo del film fue alcanzado con creces: un buen producto consumible de Hollywood que, valiéndose de un tono satírico light, realiza una crítica a cómo la gobernanza estadounidense aborda una catástrofe natural inminente que puede llevar a la extinción de la vida en el planeta Tierra. 
 La película comienza cuando la doctora Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubre un cometa del tamaño del Monte Everest y su director de tesis, el doctor Mindy-personaje (Leonardo DiCaprio) calcula que dicho cuerpo celeste va a estrellarse contra la Tierra en el lapso de 6 meses y 14 días. 
 Estos dos astrónomos de la Universidad de Michigan buscan dar a conocer su descubrimiento y llegan en primera instancia al jefe de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria, el doctor Oglethorpe (Rob Morgan) con quien acuden a la Casa Blanca a informarle a la presidenta de Estados Unidos, Janie Orlean (Meryl Streep), acompañada en cada escena por su hijo y jefe de gabinete, Jason (Jonah Hill). El equipo presidencial, más preocupado por pasar exitosamente las elecciones primarias y tapar escándalos sexuales de uno de sus candidatos, desestima el hallazgo y recomiendan “sentarse y evaluar la situación”. Sólo intentan destruir el meteorito frente a la caída de la imagen de la presidenta y como intento de darle un nuevo impulso a su campaña. Este intento es abortado por un empresario dueño de la multinacional Bash, aportista de la campaña presidencial, que busca extraer minerales del cometa mediante tecnología creada por científicos ligados a su propia compañía por billones de dólares.
 Mediante una estrategia mediática monumental basada en #NoMiresArriba, el gobierno junto a la corporación Bash, buscan convencer a las personas de que la llegada del cometa va a generar trabajo, va a permitir terminar con la injusticia y la miseria social y va a hacer progresar a la humanidad. La estrategia que oponen los protagonistas a los poderes fácticos es una campaña mediática propia por el #MiraParaArriba acudiendo a los medios masivos de comunicación, a las redes sociales, a artistas reconocidos y grandes festivales para así presionar al sector privado y a otros gobiernos para que actúen.
 Si bien el film logra colocar sobre el tapete temas muy actuales como la irracionalidad depredadora del sistema económico y social en el que vivimos para el beneficio de unos pocos, la podredumbre de los gobiernos, la subsunción de la ciencia al lucro, el poder de los medios de comunicación para desinformar y extender teorías conspirativas y anticientíficas para abonar movimientos reaccionarios negacionistas, los recursos satíricos que utiliza caen en todos los lugares comunes posibles. Un equipo presidencial de la mayor potencia imperialista es mostrado como inepto, estúpido y adicto a las drogas, en un intento de parodia al negacionismo del republicano Trump frente a la pandemia; un empresario (¿Elon Musk? ¿Jeff Bezos?) que es mostrado más como un loco excéntrico que como un capitalista que persigue sus propios intereses; gente pasiva que sólo se queja por redes y que cuando actúa lo hace de manera caótica para saquear o romper negocios sin objetivo. 
 Este último aspecto es importante porque muestra los límites de la estrategia de la progresía demócrata hollywoodense -y de mucha izquierda que se acopla a estos movimientos- que lucha contra el cambio climático -por caso, DiCaprio es un activista declarado- o contra la violencia hacia las mujeres -#MeToo- sólo desde una disputa superestructural de ideas por medio de campañas mediáticas, no para cambiar de raíz las relaciones sociales de producción desde una perspectiva de clase, sino para disputar reformas parciales. En sus redes sociales, el principal actor de la película dijo claramente cuál era su objetivo para hacerla: “comenzará a crear diferentes conversaciones, y que más personas que hablen de ella presionarán al sector privado y los poderes establecidos para hacer un cambio masivo”.
 En un mundo que genera pandemias que se convierten en una crisis humanitaria descomunal por el acaparamiento de vacunas y el lucro de los pulpos farmacéuticos, que genera la destrucción del medio natural por medio de una explotación petrolera y minera predadora bajo la lógica del capital, se impone dejar en claro que estamos ante una guerra de clase contra clase y que la salida sólo va a venir organizando un polo político para que seamos quienes vivimos de nuestro trabajo los que gobernemos.

 Ana Belinco 
 06/01/2022

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