Pero, mientras Lula creció en casi 2 millones de votos respecto a la primera vuelta, Bolsonaro achicó la diferencia e incrementó su votación en unos 6 millones. Además, el candidato bolsonarista se impuso con el 55 % de los votos contra el candidato del PT para la estratégica gobernación de San Pablo.
Hay dos factores centrales a considerar. El primero es la política de desmovilización social y de adaptación a la derecha en que se empeñó Lula en este mes. Simone Tebet que había salido en tercer lugar en la primera vuelta con 4,16% de los votos y Ciro Gómez, cuarto con 3,04% no aportaron casi nada la fórmula del PT de Lula, a la que dieron su apoyo. Solo sirvieron para presionar más la campaña del PT hacia una política de contemporización con la clase capitalista. Los debates se caracterizaron por los insultos pero brilló por su ausencia los reclamos de la población explotada mientras Lula se empeñaba en dar señales tranquilizadoras al establishment nacional e internacional. Bajo esa presión, Lula declaró un grito de guerra contra el derecho al aborto.
Esto fue explotado por Bolsonaro para lanzar una serie de propuestas demagógicas de contenido social. Él anunció el aumento del salario mínimo a partir del 1° de enero y su compromiso de que no iba a caer por debajo de la inflación, junto a un paquete de medidas (plan de viviendas, aumento adicional de los subsidios). Mientras, Lula se dedicó a pontificar sobre la lucha entre el amor y el odio y las virtudes de las instituciones democráticas.
En los últimos días el apoyo del gran capital brasileño e imperialista hacia Lula se hizo más activo. The Economist, la prestigiosa revista imperialista, habló de las ventajas de Lula para preservar las instituciones del Estado frente al aventurerismo trumpista de Bolsonaro. Las potencias del Otan han expresado su favoritismo por el líder del PT que ofrecería más garantías en momentos que la guerra ha pasado a dominar el escenario mundial que un imprevisible Bolsonaro en el gobierno.
Pero a diferencia de la anterior elección del 2018, esta vez no hubo una movilización popular contra Bolsonaro, porque fue bloqueada por la política de contención y de “no caer en provocaciones” de Lula. El “Ele Nao”, que protagonizaron decenas de miles de mujeres en las calles en el 2018, esta vez no se produjo y era de esperar que eso no ocurriera luego de la condena al aborto y los guiños dados por Lula a la reacción clerical
El enviado especial de Clarín para seguir este proceso electoral en Brasil ha caracterizado (29/10) que la situación económico-social ira empeorando y ya sea “Lula o Bolsonaro deberán elegir dónde irá el bisturí. La operación (de ajuste) es inevitable y también los costos políticos”. Para esta analista, Lula “cuenta con mayores posibilidades de llevar adelante el ajuste por el arraigo que mantiene con los sectores más vulnerables”.
Por eso el gran capital le ha dado su apoyo. La mayoría de la gran burguesía y del imperialismo mundial han optado por elegir una política de “frente popular” con Lula.
Frente a este escenario, el desafío de los trabajadores y la izquierda en Brasil es defender de independencia de la clase obrera respecto al gobierno de Lula-Alckmin, para organizar la lucha contra el severo ajuste que se avecina y para recuperar las conquistas arrebatadas (reforma laboral y previsional, etc.) en el período Temer-Bolsonaro. El hecho de que el PT será una minoría en el Congreso así como las gobernaciones conquistadas por Bolsonaro serán utilizados como justificativos por el nuevo gobierno para pactar con la derecha y estrangular los reclamos y demandas populares. Lula tratará de frenar una intervención de lucha independiente con la misma cantinela de que el fascismo está agazapado y no ha sido eliminado. Pero el aplastamiento de la reacción fascista va de la mano de la lucha triunfante de los trabajadores por sus reivindicaciones.
En lo inmediato, la burguesía brasileña se valdrá del apretado resultado electoral para marcarle la cancha al dirigente del PT y exigirle definiciones en lo que se refiere al rumbo del nuevo gobierno y la composición del gabinete, en primer lugar de quién ocupará el estratégico ministerio de Economía.
Prensa Obrera
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