sábado, abril 02, 2016

Los rojos de Hollywood



Se estrena Regreso con gloria (Trumbo), el nuevo film de Jay Roach, ambientado en los tiempos de la Caza de Brujas en Hollywood entre los años 40 y 50.

La industria cinematográfica de Hollywood es un gran imperio que desde hace años invade las pantallas del mundo con sus imágenes, sus estrellas, sus ideas y especialmente con sus negocios. Pero a lo largo de la historia y durante la construcción de esta gran maquinaria, se han sucedido no pocas voces críticas, asociadas a distintos movimientos sociales y culturales.
La película Regreso con gloria (Trumbo), del director Jay Roach conocido por sus comedias (Austin Powers y La familia de mi novia) que se estrena este jueves, se centra en uno de los capítulos y personajes de esta historia. Dalton Trumbo, guionista de Espartaco, Johnny cogió su fusil, Papillion, entre muchos otros clásicos, fue uno de los tantos militantes comunistas perseguido en la era del macartismo, su caso tomó resonancia ya que fue parte central e integrante de "los diez de Hollywood", los guionistas y directores acusados que se negaron a declarar y fueron presos por desacato.
La película parte de las acusaciones que comienzan en 1947 por parte del Comité de Actividades Antiamericanas (este venía funcionando desde fines de los años 30), pero las tensiones en Hollywood ya se venían incubando algunos años antes.
El crack del 29 y la crisis económica de los años 30 dió paso a producciones que tomaron como tema las problemáticas sociales del momento, que fueron controladas y censuradas por el Código Hays, como también se dió un impulso a la organización gremial de los trabajadores de la industria del cine, en especial uno de los sectores con más peso en los reclamos por sus reivindicaciones fueron los guionistas. Estas organizaciones fueron constantemente perseguidas por las casas productoras dominantes (Warner Bros, MGM, 20th Fox, Paramount, RO).
En Estados Unidos las consecuencias de la crisis del ´30 promovieron la militancia en el Partido Comunista como también en los grupos de la oposición trotskista como el SWP que tuvieron un importante desarrollo en esos años. Ese era el clima que se vivía y que influía también en la radicalización al interior de los estudios de Hollywood.
La entrada en la segunda guerra mundial inundó el ambiente de patriotismo y unió a la gran mayoría de la comunidad cinematográfica, pero al finalizar la guerra, el imperio triunfante necesitaba acallar las voces críticas externas e internas y en el marco de la nueva Guerra Fría comenzaron las persecuciones. La corriente de cine social se continuó a través de temáticas que abordaban las consecuencias de la guerra, los mutilados, el antisemitismo, la corrupción, pero rápidamente, la industria buscó terminar con estas imágenes.
Con el objetivo de cerrar paso a esta corriente y al crecimiento de las ideas de izquierda, en 1947 se inicia una campaña impulsada por el Comité de Actividades Antiamericanas destinada a extirpar de raíz la "infiltración subversiva" en el seno de la industria del cine. Para acompañar esta oleada de persecuciones se ponen en marcha una serie de producciones cinematográficas anticomunistas como la reconocida El telón de acero . 1948.
El Comité de Actividades Antiamericanas llamó a declarar a cientos de productores, actores, guionistas y técnicos. El objetivo fue dar un mensaje al conjunto de la sociedad, "si podemos perseguir a los famosos de Hollywood, imaginen lo que podemos hacer con los ciudadanos comunes".
Otro objetivo central fue romper los lazos humanos construídos en el ámbito del cine, buscando en forma permanente la delación como forma de salvación.
Las declaraciones se dividieron entre las reaccionarias de los representantes de la industria llamando a perseguir a los rojos, como Jack Warner, Walt Disney, o el famoso actor Adolphe Menjou quien dijo orgullosamente "Yo puedo oler a un comunista, porque los comunistas despiden un olor extraño que no cualquiera reconoce, un olor muy particular, pero yo sí, yo lo reconozco, creanme yo puedo oler a un comunista". Los delatores, como Elia Kazán, entre otros, y los que resistieron, negaron las acusaciones o se negaron a declarar.
Al finalizar las sesiones en 1951, se establece una "lista negra" con 324 nombres, a los que los productores (Warner Bros, MGM, 20th Fox, Paramount, RO), reunidos en un cónclave se comprometieron a no dar trabajo. En este clima se realiza el éxodo de Chaplin, Orson Welles y Joseph Losey.
Los "Diez de Hollywood" fueron nueve guionistas, entre ellos Dalton Trumbo, y un realizador Edward Dmytryk, que se negaron a responder amparándose en la primer y quinta enmienda de la Constitución de Estados Unidos, y fueron encarcelados entre seis meses y un año por esto. Su caso tomó relevancia, como lo muestra la película de Jay Roach, las sesiones tenían una gran asistencia y eran televisadas, con el objetivo de amedrentar a toda la población. El mundo del cine es cruzado por enfrentamientos cotidianos entre sus integrantes, todo debate cinematográfico es un debate político.
"Regreso con gloria" cuenta con la destacada actuación de Bryan Cranston (el actor de Breaking Bad), como Trumbo. Su aporte es un punto de apoyo central a la construcción del relato, (fue nominado al Oscar este año por el papel) que sigue los lineamientos clásicos de las "bio-pic", un género "superexplotado" en los últimos años.
Otros personajes se destacan por la interacción de las personalidades del mundo del cine, Jhon Wayne (David James Elliott) junto a la crítica Hedda Hopper (Helen Mirren), representando al sector más reaccionario. Los productores relegados de la industria representados por Frank King (John Goodman ) quien dió trabajo a los perseguidos por las listas negras y así reactivó su producción con guionistas de gran calidad trabajando "en serie" y con seudónimos para sus películas, su lugar en "Regreso con gloria" logra destacarse con gran personalidad.
Finalmente entra en escena Kirk Douglas (actor y productor de Espartaco con guión de Trumbo), interpretado por Dean O´Gorman quien logra una muy cercana caracterización física, y junto a Otto Preminger (Christian Berkel), son la "reserva moral" que se niega a ocultar con pseudónimos a los verdaderos artistas, desafiando así la censura imperante.
Algunas críticas han marcado una liviandad con que la película aborda la historia y los debates políticos del momento, como también la permanente búsqueda de hacer eje en explicaciones psicológicas de los personajes. Si bien es cierto que muchos de los temas podrían profundizarse y se plantean de forma algo esquemática, la película cumple el papel de traer al presente una historia, conocida, pero no tan divulgada.
Otra fuente recomendable para adentrarse en esta historia es el documental de Peter Askin"Trumbo" (2007), en este trabajo se rescatan las cartas del guionista cuando estuvo preso, dirigidas a colegas, esposa e hijos y se descubre allí otra creativa dimensión de este narrador.
La era del macartismo en Hollywood tuvo una autocrítica por parte de la industria cinematográfica y muchos representantes políticos. Las grandes productoras pueden promover hoy historias críticas con las que apuntan a un fragmento del mercado. Pero el dominio de estas empresas monopólicas y sus aliados empresarios y políticos del establishment norteamericano no ha dejado de censurar, perseguir y castigar económicamente a quienes no sean los difusores de las ideas del momento. Las formas cambian, pero el dominio de este imperio en el mundo del cine aún continúa.

Violeta Bruck
@Violeta_Bk

No hay comentarios.: