El cúmulo de negligencias, negaciones y bravuconadas de Trump frente a la pandemia y el hecho que ahora New York superó por lejos el horror de Wuhan, Lombardía, Madrid y París amenaza –literalmente– con hacer saltar por los aires al presidente de EE.UU. ¿O el matón pro-sionista, apoyado por confesos grupos antisemitas/fascistas culpará ahora de la pandemia a las comunidades jasídicas del Brooklyn? –el coronavirus hizo estragos entre estos y sus rabinos ya comparan esta tragedia con el holocausto.
Por lo pronto la prensa yanqui ya muy crítica de Trump antes de la pandemia, ahora le ha bajado el pulgar. En una nota del Consejo Editorial de The Boston Globe (“Trump tiene sangre en sus manos”, 30/3), se calificó a Trump de “presidente no apto …Gran parte del sufrimiento y la muerte que se avecinaba era prevenible”. "´Las cosas se desmoronan; el centro no puede sostenerse ´, escribió W.B. Yeats en 1919. Un siglo después está claro: el epicentro no puede sostenerse. Las decisiones catastróficas en la Casa Blanca han condenado al país más rico del mundo a una temporada de sufrimiento incalculable. Estados Unidos, durante mucho tiempo un faro de progreso científico e innovación médica con sus instituciones de investigación y hospitales de clase mundial, es ahora el centro de una pandemia mundial que ha infectado al menos a 745.000 personas y ya se ha cobrado más de 35.000 vidas en todo el mundo. Ahora que el número de casos confirmados de COVID-19 en los Estados Unidos, más de 140.000, ha superado el de cualquier otra nación, los estadounidenses están consignados en las próximas semanas a observar cómo la enfermedad cae sobre familiares y amigos y por temor que el mismo destino llegue a otros, mientras ven pasar el aumento de los peajes de la muerte. Si bien la propagación del nuevo coronavirus ha sido agresiva en todo el mundo, gran parte del profundo impacto que tendrá aquí en los Estados Unidos fue evitable. A medida que el público estadounidense se prepara para lo peor de esta crisis, vale la pena recordar que el alcance del virus aquí no es atribuible a un acto de Dios o una invasión extranjera, sino a un fracaso colosal de liderazgo” (ídem). Las cifras citadas a la fecha se duplicaron.
Según informa Ed Pilkington, en The Guardian (7/4), Trump “fue advertido a fines de enero por uno de sus principales asesores de la Casa Blanca de que el coronavirus tenía el potencial de matar a cientos de miles de estadounidenses y descarrilar la economía de EE. UU., a menos que se tomen medidas drásticas de inmediato, revelaron nuevos memorandos”. Más recientemente Trump con el apoyo de la cadena mediática Fox salió a promocionar la “Hidroxicloroquina, un medicamento no probado (producido en la India y que según Trump) se convirtió en la 'cura milagrosa' del coronavirus” (Julia Carrie Wong, ídem, 7/4).
La crisis debido a la pandemia, pero mucho más por el desmanejo del gobierno yanqui –y comparte toda la oposición demócrata–, determinó que las primarias previstas en varios estados fueran pospuestas (en más de un estado esto es motivo de fuertes disputas).
La pregunta que hay que hacerse es ésta: ¿llegará Trump a noviembre? -ya no hablemos si será reelecto. Todo lo cual potencia aún más las limitaciones de la candidatura de Sanders que, a) está bajo una intensa presión del aparato demócrata para que resigne su precandidatura y apoye a Joe Biden; y b) mantiene absoluto silencio frente a la gravedad de la situación actual.
Norberto Malaj
08/04/2020
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