La resistencia popular al golpe no es un capítulo cerrado.
Las encuestas de opinión realizadas por los medios de difusión derechista son contundentes: el 80% de la población repudia a la presidenta golpista Dina Boluarte y el 90% hace extensivo este repudio al parlamento unicameral dominado por la derecha.
La derecha apoyó y exacerbó la represión que costó 70 vidas de trabajadores y campesinos para tratar de “estabilizar” al gobierno golpista. Ahora se ha dedicado a ir copando todos los estamentos estatales: el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, etc. Uno de sus objetivos directos es tener aseguradas posibilidades antidemocráticas, proscriptivas y fraudulentas, en eventuales próximos procesos electorales. Para que no le vuelva a ocurrir la “sorpresa” de que sea electo presidente un “desconocido” del establishment capitalista, como fue el caso de Pedro Castillo.
Pero la resistencia popular al golpe no es un capítulo cerrado. El 30 de mayo se realizó un “paro seco”-corte de rutas de 24 horas, en la zona de Puno. Y en cualquier actividad pública a la que concurren los ministros de gobierno son recibidos por movilizaciones de repudio. Mientras la presidenta Boluarte inauguraba un nuevo Hospital General en Cañete, afuera centenares coreaban “Dina asesina, el pueblo te repudia”.
La crisis en el seno de las propias fuerzas de la derecha golpista no se ha cerrado. Dina Boluarte ha cambiado a cuatro ministros. El ministro de Educación fue reemplazado por la viceministra que, sin embargo, pertenece a la misma Universidad de San Martín de Porres. Una modificación cosmética, ante las críticas recibidas por las provocaciones del ministro contra la educación estatal y laica. Prácticamente se ha disuelto el organismo estatal (Sumedu) que regía los destinos de las universidades para reemplazarlo por una “Asamblea Nacional de Rectores” donde tienen asegurada una mayoría los dueños de las universidades privadas. Que no solamente son un “curro” de negocios para grupos capitalistas, con servicios de pésima calidad (razón por la cual hace años que se resolvió cerrar varios de ellas), sino que también están denunciadas como “pantallas” para el lavado de dinero.
La inestabilidad profunda de este régimen ha llevado a que el parlamento y la presidenta golpista hayan votado el ingreso de 1.000 marines norteamericanos, armados y con sus máquinas de guerra (aviones, etc.) para realizar maniobras militares y entrenar a las fuerzas policiales y militares del Perú en la represión a los pueblos que se levantan.
Durante 6 meses (del 1/6 al 31/12/23) estas tropas actuarán en las que fueron (y siguen siendo) las zonas más fuertes de los enfrentamientos populares contra el golpe: Lima, Callao, Loreto, San Martín, Santa Lucía, Huánuco, Ucayali, Pasco, Junín, Huancavelica, Cusco, Ayacucho, Iquitos, Pucusana y Apurímac.
Analistas han señalado, también, que estas maniobras yanquis tienen en cuenta el cuadro internacional: podrían servir de base y entrenamiento para atacar a países como Bolivia o Colombia que pudieran no disciplinarse a la eventualidad de una guerra mundial contra China y Rusia.
Los gobiernos nacionalistas burgueses de América Latina dejan correr esta evolución militarista-represiva del imperialismo y el gobierno golpista peruano. Alberto Fernández de Argentina (y Boric de Chile) reconocieron de inmediato el nuevo gobierno golpista. Lula de Brasil le está entregando armas y municiones a las fuerzas que están reprimiendo a los campesinos peruanos. Esta semana en la cumbre de presidentes latinoamericanos convocada por Lula en Brasil fue aceptado el jefe de gabinete de Perú, Alberto Otárola.
El 10 y 11 de junio se reúnen nuevamente plenarios de las Regionales (Conalrep) para programar un plan nacional de movilización. Está anunciado para el 14 de julio el tercer copamiento de Lima, con una marcha nacional que confluirá sobre la ciudad.
Apoyemos la lucha del pueblo peruano. Fuera yanquis de Perú. Fuera Dina y el parlamento reaccionario y represor.
Libertad a Pedro Castillo y a todos los presos políticos.
Por una Asamblea Constituyente Soberana.
Rafael Santos
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