Para analizar los pasos a seguir, el presidente Juan Manuel Santos se reunirá con dirigentes de todos los partidos políticos.
Esta vez las lágrimas fueron de tristeza. En un apretado resultado, Colombia rechazó el acuerdo de paz que lograron gobierno y FARC durante cuatro años de negociaciones en La Habana, Cuba. Con apenas 55 mil votos de diferencia, el No se impuso a la aprobación de la paz, que consiguió 6 millones 375 mil 451 votos.
Un 50 por ciento frente a un 49 por ciento del No sorprendieron no sólo a los colombianos sino al mundo entero, que auguraban en las encuestas y en el fondo de su corazón esperanzado en un punto de giro a la historia de violencias de este país, que este domingo el país respaldara mayoritariamente las 297 páginas del Acuerdo para la construcción de una paz estable y duradera y que estima los términos para que las FARC dejen las armas, ingresen en la democracia, pasen por un Tribunal de Paz junto a otros responsables del conflicto, y se transformen el uso y propiedad de la tierra en Colombia, así como los cultivos de uso ilícito, principales motores de la guerra que ha dejado más de 220 mil personas asesinadas.
Con los ojos hinchados de llorar desde las cinco de la tarde, cuando empezaron a imponerse los votos negativos frente al sí, Tatiana Saldarriaga se pone de pie y le cuenta a Página/12 entre sollozos: “No entiendo los resultados, no entiendo que Colombia prefiere tener más gente armada, más gente muerta. No entiendo por qué preferimos el camino de las armas al de la palabra. Colombia quedó dividida una vez más y es lamentable”.
Mientras los promotores del sí se consolaban en las calles de las principales ciudades abrazándose en su pena, los uribistas y votantes del No festejaron su triunfo esperando que ahora se negocie de nuevo cada punto ya cerrado en La Habana. Sin embargo, a esta altura no es claro qué seguirá para los acuerdos de La Habana. Para estimar el camino a continuar, hoy el presidente Santos se reunirá con líderes de todos los partidos políticos mientras los negociadores de gobierno llegan a Cuba para ponerse de acuerdo. Desde anoche, las FARC anunciaron su voluntad de continuar en paz, sumándose al respaldo del jefe de Estado colombiano, que anunció que el cese bilateral al fuego continuará. En declaraciones a Caracol Radio, el número uno de las FARC, Rodrigo Londoño “Timochenko”, aseguró: “Al pueblo colombiano: que cuenten con nosotros (…) Las FARC mantienen su voluntad de paz y reiteran su disposición de usar solamente la palabra”.
Por su parte, Juan Manuel Santos se rodeó de su equipo de gobierno y negociadores de paz para decirle al país, en una alocución presidencial que fue vista en pantallas gigantes en las capitales, que escuchará a las fuerzas políticas para “abrir espacios de diálogo y determinar el camino a seguir. Todos han dicho, los que votaron sí y los que votaron no, que quieren la paz. Buscaré oportunidades en cualquier situación. Buscar puntos de encuentro y unidad es ahora más importante que nunca”.
El presidente fue el primer impulsor del plebiscito como mecanismo de refrendación, a lo cual la guerrilla se opuso hasta hace un par de meses, cuando de parte y parte empezaron a ceder. El riesgo, sabían todos, era lo que pasó ayer: que Colombia no aprobara el Acuerdo de Paz en mayoría y xque los documentos firmados este 26 de septiembre en Cartagena quedaran en el limbo. “Con el no, el presidente Santos queda sin legitimidad alguna sobre los acuerdos firmados recientemente”, aseguró a este diario Diego Martínez, asesor jurídico de las FARC. Para Martínez, otras opciones que no deberían considerarse bajo ninguna circunstancia serían la continuidad de la confrontación armada, o bien, una imposición del Ejecutivo. Por su parte Enrique Santiago, dirigente comunista español y también asesor de la guerrilla, le dijo a este diario que en su opinión, dado que la paz es un derecho constitucional consagrado en el artículo 22 “y cumplir la Constitución es una obligación de todos los ciudadanos y todas las instituciones”, deberá imponerse el bien común sobre el dividido resultado del día de ayer.
Un posible camino sería una Asamblea Nacional Constituyente, tal como lo proponía la guerrilla y lo respaldan sectores sociales desde el inicio de los Diálogos de La Habana. Sin embargo, la Corte Constitucional sentenció recientemente que los resultados del plebiscito debían acatarse y para ello cada quien tuvo libertad de elegir. Página/12 habló con Damaris Valencia, quien votó argumentando no estar de acuerdo “con muchas cosas de ese proceso de paz; decir que votar sí era votar por la paz no me parece. Voté que no estoy de acuerdo con lo que se firmó en La Habana. Sería justo que fueran castigados así se les perdone. ¡Cinco curules automáticas! Que se las ganen”. La mujer, que tiene 32 años y creció en la ciudad, piensa que con un sí les “entregaría el país a las FARC” y no confía en su palabra. Sin embargo, desconocía que la implementación de los acuerdos aseguraría verificación internacional, que no deja solo en la palabra de las FARC o el gobierno el cumplimiento de los mismos. Y dijo no haber estudiado los cinco puntos negociados en La Habana.
Votos por el no como éste, aseguró el senador Armando Benedetti, obedecen a la “campaña mentirosa” del Centro Democrático, que rechazó siempre la negociación con las FARC y viralizó mensajes falsos sobre supuestos acuerdos que no están en el papel y que, a juicio de Benedetti y analistas, llenaron de miedo y odio a los colombianos, confundiéndolos para que los Acuerdos de La Habana no se hagan realidad de forma inmediata, pues amenazan sus lugares de poder, sus tierras, sus empresas familiares, y su futuro político, pues muchos de ellos, incluida una amplia lista de empresarios, tendría que dar cuentas de su participación en el conflicto y promoción y financiamiento de grupos ilegales y narcotráfico en el marco de la Jurisdicción Especial para la paz.
Iván Cepeda, víctima, huérfano de Manuel Cepeda, quien fue asesinado en ejercicio de la política, le dijo a este diario que, pese a que el panorama puede preocupar, “hay que tomarse este momento con calma. Hay un escenario político diferente y se hace necesario buscar la salida. En todo caso, bienvenida la postura de las FARC y respaldo al presidente Santos en la decisión que se tome”, expresó el senador del Polo Democrático, uno de los principales promotores del Sí. “Lo que no puede ocurrir es que Colombia vaya a perder esa extraordinaria oportunidad”, agregó con la esperanza que, pese a la sorpresa y el dolor, mantienen los colombianos que sí apoyaron el Acuerdo Final de Paz y fueron la mitad de los votantes ayer, en especial las víctimas, como lo mostraron los mapas electorales. Pueblos donde el rigor de la guerra se ha sentido sin tregua, como Bojayá, Cauca, Nariño o San Vicente del Caguán, respaldaron con amplia ventaja el Sí. En Antioquia y Medellín, donde el ex presidente Uribe tiene su principal capital político, fue vencedor el No, sin lograr apagar la ilusión de un país en paz entre los jóvenes, mujeres y hombres que en las calles, a la par que lloraban, tomaron tambores y trompetas para gritar que no renuncian a su derecho de país en paz.
“La oportunidad sigue siendo este presente, este momento histórico para trabajar en construir un relato como nación incluyente”, dijo Marta Salazar, gestora cultural. “Ahora la tarea será hacer un acuerdo de paz con los del No. Los ejércitos renuncian a la guerra y los ciudadanos la llevan en el corazón. La tarea será entender esa contradicción”, es la opinión de Natalia Quiceno, ciudadana de Medellín que se reunió junto a cientos más decepcionados en una zona céntrica hasta caer la noche. Cuando en Colombia el sol asome de nuevo hoy, serán el presidente Juan Manuel Santos y sus aliados y contradictores políticos quienes decidirán qué sigue para el sueño irrenunciable de su equipo de trabajo, y la mitad del pueblo colombiano, a conseguir la paz. Entre tanto, en las “caletas” de la guerrilla los miles de insurgentes que estaban dispuestos a entregar sus fusiles en los próximas días tras caminar hacia las 22 zonas de concentración que estableció el Acuerdo, estarán en stand by con las armas acalladas a la espera de que su dirigencia en La Habana respalde o no las decisiones de la clase política Colombia. Pues la decisión del pueblo ya estuvo dicha.
Katalina Vásquez Guzmán
Página/12 En Colombia
Desde Medellín
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