domingo, diciembre 15, 2013

La asimilación de Nelson Mandela



Los funerales de Nelson Mandela se han convertido en un espectáculo impresionante. Creo que desde el de Wotyla, cuyo alcance mediático llegó a los cielos, no ha habido nada igual. Y aunque las diferencias biográficas entre uno y otro puedan resultar siderales, ambos han sido asimilados desde los altares del sistema…

Esta es una viaja canción, baste recordar algunas de las declaraciones últimas del president Artur Mas que gesticula en ocasiones como el Moisés de Charlton Heston. Mas citó a Martin Luther King como un referente del movimiento nacional catalán, de su desbordantes movilizaciones pacíficas, reservándose para él el papel del líder de los Derechos Civiles, un demócrata y un socialista integral. Lo volvió a hacer en la India, esta vez tomando como referencia a Gandhi, otro anticapitalista que señaló que la riqueza de uno era la pobreza de otros, y al que los “tories” británicos (Churchill) mandaron sus “mosos d´esquadra” a la manera de Felip Puig...
Si no lo ha hecho ya, Mas citará a Mandela al igual que lo han hecho todo, hasta David Cameron, el heredero de Margaret Thatcher que trató a Mandela de terrorista y apoyó la brutalidad represiva del régimen del “apartheid”. No solo el cosmo es infinito, también lo son la estupidez y el cinismo. Estupidez es la palabra más adecuada para nombrar algunas de las cosas que se escuchan en los medios. En un canal en el que se anunciaba la película Invictus, se decía que Nelson Mandela “construyó una nación” al intervenir en el histórico partido. Con ello, el pueblo que había conquistado la libertad en las calles y en las fábricas, desaparece en aras del Mesías.
Ya conocemos la metáfora del Gran Inquisidor de Dostoyevski., si el de Nazareth volviera, la Iglesia constantiniana lo volvería a crucificar. También se ha citado a Lenin, que las vio venir. Pero en el caso de Lenin, no fue hasta su muerte que se codificó el “verdadero marxismo leninismo”, y tuvieron que pasar unos años para que la URSS se llenara con aquellos carteles que proclamaban “Stalin es el Lenin de hoy”. Con Mandela, estas cosas han pasado en vida. Su conversión en una suerte de industria a través de las cuales Mandela seguía diciendo palabras hermosas que no tenían ninguna aplicación práctica, cultivaba la amistad de tipos como Bill Clinton, consentía que la ONU proclamara el 18 de julio como el Día Mandela, veía como sus familiares se enriquecían como lo habían hecho muchos antiguos camaradas. Se convirtió en un mito viviente que atendía benevolentemente su propia glorificación, y callaba ante las cosas que desmentían todo por lo que había lucha y se había declarado dispuesto a morir.
Nadie le podrá negar sus méritos pasados, la fidelidad a la lucha, su integridad ante los tribunales, y su inteligencia de mantener su integridad durante aquellos largos años de cárcel. Años durantes los cuales, los amigos del “apartheid” fueron multitud, por ejemplo, el Estado sionista de Israel lo fue desde el principio al final, aunque para Artur Mas Israel es tan ejemplar con Luther King o Gandhi. Tampoco se le puede negar el mérito de haber llevado a cabo una verdadera revolución democrática en un contexto adverso. Recordemos que la salida de Mandela de la cárcel coincide con la iniciativa “contra” neoliberal, la descomposición del “socialismo real”, el encerramiento de la revolución sandinista. Recodemos también que la minoría blanca seguía armada hasta los dientes, y estaba dispuesta a defender a sangre y fuego los beneficios del expolio. Eran racistas porque el racismo era el medio que les permitía sobreexplotar a los nativos, y resolver sus contradicciones propias
Pero no es esto lo que aplauden Cameron, Obama y demás portavoces del mal social. Le agradecen que se quedara ahí, que no se planteara dar ni un paso más. Que la victoria del ANC diera lugar a un gobierno que aplicaría el reajuste neoliberal, y que lo hiciera, diosbendito, a través de ministros del SACP, el partido comunista sudafricano, el único partido de origen europeo que había tomado parte de la resistencia. Agradecía todos los silencios de Mandela, que la comisión de la Verdad no fuera más allá de loa permisible, pero sobre todo, que la cúpula dirigente del ANC acabara convertida en una camada de empresarios emprendedores. Le agradecen que Mandela olvidara las promesas inscritas en la Carta de la Libertad presentada en 1955, cuando el ANC tanteó cincuenta mil voluntarios a las ciudades y el campo para recoger "las demandas de libertad" del pueblo de Sudáfrica. Este sistema fue diseñado para dar a todos los sudafricanos la igualdad de derechos. Demandas tales como "la tierra que debe darse a todas las personas sin tierra", "un salario digno y la reducción de la jornada de trabajo", "La educación gratuita y obligatoria, independientemente de su color, raza o nacionalidad" fueron sintetizadas en el documento final de los líderes del CNA. A la reunión convocada, asistieron aproximadamente tres mil delegados, pero fue interrumpida por la policía en el segundo día, aunque para entonces la carta ya había sido leída en su totalidad. La multitud había gritado su aprobación de cada sección con gritos de "¡África!" y "Mayibuye!".
La Carta presentaba una demanda y compromiso con una Sudáfrica igualitaria, sin distinciones raciales ni sociales. Se habla pues de derechos humanos, reformas agraria e igualdad social. La carta continuó circulando clandestinamente inspirado a una nueva generación de jóvenes militantes en la década de 1980. En febrero 1990, Mandela fue liberado finalmente y el CNA llegó al poder poco después (mayo 1994), la nueva "Constitución de Sudáfrica" incluyó en su texto muchas de las demandas que se pedían en la Carta de Libertad, pero no incluía nada para el efecto de la nacionalización de la industria o la redistribución de la tierra, los cuales se incluyeron específicamente en la carta.

Valgan como ejemplo estos fragmentos:

--Todos los grupos nacionales tendrán iguales derechos;

--Todos los grupos y razas nacionales tendrán el mismo status en los cuerpos del estado, en las cortes y en las escuelas;

--Toda la gente tendrá igual derecho para utilizar sus propias lenguas, y para desarrollar su propia cultura y costumbres populares;

--Todos los grupos nacionales serán protegidos por ley contra insultos a su raza y a su orgullo nacional;

--La prédica y la práctica de la discriminación nacional, racial o de color serán un crimen punible;

--Todas las leyes y prácticas del apartheid serán abandonadas;

--El Pueblo compartirá la abundancia del País;

--La riqueza nacional de nuestro país, la herencia de los sudafricanos, será devuelta al pueblo;

--La riqueza mineral, los bancos y la industria monopolista serán transferidos en su totalidad a la propiedad del Pueblo;

--El resto de la industria y del comercio serán controlados para asistir al bienestar del pueblo;

--Toda la gente tendrá iguales derechos para comerciar donde ella elija, para fabricar y para participar en todos los comercios, artes y profesiones.

--La tierra será compartida entre los que la trabajen;

--Se eliminará las restricciones a la propiedad de la tierra sobre una base racial serán terminadas, y toda la tierra re-será dividida entre las que la trabajen para acabar con la hambruna y el hambre de tierra;

--El estado ayudará a los campesinos con los instrumentos, la semilla, los tractores y las presas, para cuidar el suelo y ayudar a la agricultura;

-La libertad de movimiento será garantizada a todos los que trabajen en la tierra;

--Todos tendrán derecha de ocupar tierra dondequiera que elijan;

--No se robará su ganado a la gente, y las prisiones de trabajo forzado agrícola serán suprimidas;

--Todos serán iguales ante la ley;

--Nadie será encarcelado, deportado o restringido sin un proceso justo; Nadie será condenado por la orden de cualquier funcionario del gobierno;

--Las cortes de justicia serán representativas de todo el pueblo;

--El encarcelamiento será solamente para los crímenes serios contra las personas, y tendrá como objetivo la re-educación, no la venganza;

--La policía y el ejército estarán abiertos a todos sobre una base igualitaria y serán los ayudantes y los protectores de la gente;

--Todas las leyes que discriminan por razones de raza, color o creencia serán derogadas.

Mandela y el ANC podían haber firmado un acuerdo transitorio, como lo pueden hacer unos huelguistas convencidos de que el momento no da para más. Pero su obligación era recordar que aquello era únicamente el principio, y prepararse para la batalla siguiente.

Pepe Gutiérrez-Álvarez

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