martes, diciembre 10, 2013

La industria farmacéutica cubana al servicio de la salud



Cuba posee en su desarrollo biotecnológico de medicamentos el segundo producto de exportación detrás del níquel. Los 141 productos que exporta en este rubro suponen un ingreso de 400 millones de dólares anuales que son destinados a garantizar la gratuidad de la salud en la isla.

Desde comienzos de la década de 1980 la industria biotecnológica cubana apuntada al desarrollo de medicamentos ha ido creciendo sin prisa pero sin pausa. Actualmente ocupa el segundo lugar en las exportaciones de Cuba detrás del níquel.
Pero no sólo hay que destacar el desarrollo de medicamentos en términos cuantitativos si no también cualitativos. Las vacunas y otros productos farmacéuticos producidos en la isla apuntan principalmente a combatir enfermedades que afectan a los países subdesarrollados. Un espacio vacante ya que a las grandes empresas farmacéuticas no les resulta rentable producir para personas que no pueden pagar.
Finalmente, y a diferencia de los grandes laboratorios multinacionales, las ganancias generadas por esta producción son utilizadas, en Cuba, para garantizar la gratuidad de la salud en general y de todos los medicamentos que se producen en el país.

Algunos logros recientes

Este es un repaso de algunos de los 141 productos que Cuba desarrolla y que suponen un ingreso anual de 400 millones de dólares para el país. Además del dinero, la industria biotecnológica es una herramienta eficaz para romper el bloqueo estadounidense ya que la elaboración de medicamentos únicos lleva a diversos países a buscar la forma para adquirir la producción cubana.

Cólera

Cada año se enferman de cólera en el mundo entre tres y cinco millones de personas, principalmente en países subdesarrollados. Sobre ese número mueren, en el mismo periodo de tiempo, entre 100 mil y 120 mil, según datos de la Organización Panamericana de la Salud. En este marco es que Cuba viene desarrollando hace una década dos nuevos tipos de vacunas contra esta enfermedad.
Hace algunos meses, el Instituto Finlay de La Habana informó que están trabajando para obtener una vacuna atenuada y otra inactivada para combatir el cólera. La vacuna atenuada implica un compuesto conformado por el organismo vivo de la enfermedad pero al que se le extraen los factores de virulencia. Se aplica de forma oral, simulando la infección natural y en comparación con las que existen en el mundo, tiene la ventaja de que se administra en una sola dosis eliminando el virus en menos de 72 horas.
La otra vacuna que desarrolla el instituto cubano es la que se denomina “inactivada”. La diferencia con la atenuada es que está compuesta por microrganismos muertos y que su producción resulta mucho más barata. El desarrollo de este otro tipo de vacuna no sólo tiene que ver con una cuestión de costos sino con la posibilidad de llegar a más pacientes. Las vacunas atenuadas pueden afectar a los pacientes con su sistema inmunológico disminuido, como los que padecen Sida. De esta forma se garantiza una alternativa para estas personas.

Meningitis

También el Instituto Finlay logró desarrollar la VA-MENGOC-BC, única vacuna disponible en el mundo contra la enfermedad causada por el meningococo B (meningitis B) a partir de un brote que se dio en la isla a principios de la década de 1980. Luego de pasar todas las pruebas pertinentes, desde 1991 está incluida en el plan nacional de vacunación.
Por otra parte, a mediados de 2006, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó un SOS internacional pidiendo la producción masiva y a bajo costo de la vacuna polisacárida contra la meningitis A y C, con destino a 23 países del llamado “cinturón de la meningitis” de África, que se extiende desde Senegal hasta Etiopía, y donde viven 430 millones de personas.
Sólo una empresa transnacional (la “Sanofi Pasteur”) fabricaba estas vacunas pero, debido a su baja rentabilidad, había reducido drásticamente sus volúmenes de producción, algo que ponía a África al borde de la emergencia sanitaria.
Ninguna multinacional respondió al llamado de la OMS, pero sí lo hicieron dos laboratorios públicos: El Instituto Finlay de Cuba y el Instituto Bio-Manguinhos de Brasil se asociaron para la creación de la vacuna vax-MEN-AC, específica para los tipos de meningitis que afectan a la región africana. El precio final de cada dosis se redujo de los 20 dólares de la vacuna comercializada por la citada multinacional a menos de 95 centavos. Esta alianza entre Brasil y Cuba ha permitido fabricar desde entonces 19 millones de vacunas para África.

Cáncer de pulmón

Durante el mes de enero de 2013 se dio a conocer en Cuba la segunda vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón, la Racotumomab. Durante 2012 se había patentado la primera vacuna de este estilo en el mundo, la CIMAVax-EGF, que permite reducir o al menos estabilizar la enfermedad en los pacientes en los que se aplica. Además los resultados han demostrado que su aplicación logra extender la esperanza y calidad de vida de las personas que padecen la enfermedad.
El Centro de Inmunología Molecular (CIM) de La Habana es el responsable de esta vacuna con la cual llegó a registrar, en más de 20 países, cuatro productos para tratar el cáncer. Esos medicamentos se dividen en los llamados de soporte, que buscan disminuir los efectos nocivos de la radio y quimioterapia, y los específicos, dirigidos a blancos tumorales.
Los específicos son el CIMAher, conocido también como Nimotuzumab, que es un anticuerpo monoclonal humanizado para el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello, y el mencionado CIMAVax, vacuna terapéutica que se aplica a pacientes adultos con tumores de pulmón. Los de soporte son el Epocim, la eritropoyetina humana recombinante, que se emplea en el tratamiento de anemia, insuficiencia renal crónica, sida y pacientes oncológicos bajo quimioterapia, y el LeukoCIM, el factor estimulante de colonia granulocíticas, que se aplica a las personas sometidas a quimioterapia citotóxica de enfermedades malignas.

Pie diabético

El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) es el responsable del desarrollo del Heberprot-P, único medicamento capaz de curar la úlcera del pie diabético. El Heberprot-P evita amputaciones al estimular el crecimiento de los tejidos y revertir lesiones agudas en los pies de diabéticos.
El fármaco basa su terapia en el uso de una aguja en el plano profundo de las lesiones y permite el desarrollo de células hasta lograr el cierre de la lesión en un alto porcentaje. Se ha demostrado que al menos la mitad de los diabéticos con piernas amputadas fallecen por distintas causas, dándole así una importancia vital a este medicamento. En EE.UU., donde su venta es imposible por las restricciones del bloqueo, este mal conlleva anualmente operaciones de amputación a más de 80 mil personas.

Hepatitis B

Otro medicamento producido por el CIGB es el Nasvac, nombre comercial de una vacuna terapéutica para curar a pacientes crónicos de hepatitis B, enfermedad causada por el virus de la familia hepadnavirade, la cual puede provocar severos daños en el hígado e incluso la muerte de la persona.
Los ensayos clínicos de ese fármaco en Bangladesh demostraron el control o la reducción de la carga viral en un 70% de los pacientes. Según la OMS esta enfermedad causa la muerte de 600 mil personas al año en el mundo.

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