Entrevista a Ricardo Antunes, Universidad de Campinas (SP)
-M.H.: Tenemos una segunda dimisión en el gabinete de Michel Temer, casualmente el Ministro de Transparencia, Fabiano Silveira. ¿Qué nos podés comentar al respecto?
-R.A.: Es la prueba mas cabal de la caótica situación del gobierno de Temer, un gobierno interino que tiene en su Ministerio un número enorme de ministros involucrados en la corrupción. Por ejemplo, es el caso del llamado Ministro de la Transparencia que actúa en plena intransparencia. Así como Romero Jucá que fue dimitido hace dos semanas atrás. Y no será el último, porque una parte de los ministros de Temer han sido ministros de Dilma y de Lula y están involucrados en el Lava Jato y en otros procesos que están siendo investigados. Entonces, la situación del gobierno de Temer, la dimisión de ministros no se cerrará hoy, hay muchos procesos en curso, inclusive hoy el presidente del banco privado Bradesco está entre los que están siendo acusados. Son muchos procesos de corrupción y todo indica que éste será un gobierno en crisis permanente.
-M.H.: Que se ha presentado en su primer discurso como un gobierno de salvación nacional, pidiendo a la población orden y progreso.
-R.A.: La verdad es todo lo opuesto, es un gobierno de destrucción nacional porque ascendió al poder a través de una medida que puede ser jurídicamente legal, pero que sustancia un golpe político. Esto creó la primera marca de su gobierno basado en la ilegitimidad, es un gobierno ilegítimo.
-Por otro lado, como este gobierno expresa lo peor de la política brasileña, adoctrina entre sus ministros a aquéllos que están involucrados en la crisis política y económicamente es un gobierno del mundo financiero, por ejemplo, el Ministro de Economía es un hombre completamente comprometido con el sistema financiero internacional, ha sido el presidente del Banco Central durante el gobierno de Lula y antes era presidente internacional del Banco de Boston. O sea, tienen carta blanca para organizar la economía brasileña y están jugando por encima de los hombros de la clase trabajadora, reduciendo salarios, los derechos del trabajo, ampliando el tiempo de trabajo para que los hombres y mujeres no puedan jubilarse en el tiempo justo, ni una medida para reducir la ganancia de las bancas, ni una medida para introducir una regulación a las grandes fortunas, no es el gobierno de la salvación nacional, política y económicamente es un gobierno que nació de un golpe y que va a significar más destrucción nacional.
Si el gobierno de Dilma ya era un gobierno muy negativo para las clases trabajadoras, éste tiene la calidad de ser mucho peor. Esta es la triste situación brasileña hoy, inclusive existe la posibilidad de que las Olimpíadas sean suspendidas, fundamentalmente porque existen una serie de enfermedades que asustan a los extranjeros para venir al Brasil. No existe la menor posibilidad de que la situación mejore en los próximos meses.
Las clases dominantes quieren imponer su política sin intermediarios
-M.H.: Podríamos decir que esto marca el fin de la ilusión del Estado conciliador, ya que de acuerdo a lo que estás describiendo el Estado brasileño manifiesta una subordinación mayor a las instituciones financieras internacionales. Podríamos decir que hay un poder de la clase dirigente sin mediación. Por ejemplo, José Serra que fuera el candidato oficial del PSDB, el partido de Fernando E. Cardozo derrotado por Lula en 2002, es el actual Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil.
-R.A.: Así es. Lo que sucede es que el gobierno de Lula y luego el gobierno de Dilma fueron siervos de las clases dominantes. Pero en período de expansión económica se tenía la impresión, solo aparente, de que Brasil caminaba hacia ser una gran potencia mundial. Lula llegó a decir que en poco tiempo sería la 4ª potencia del mundo. Pura ilusión. Ahora, en un contexto de crisis económica profunda las fracciones de los sectores dominantes quieren tener el control directo, no quieren un intermediario como Lula o Dilma, quieren su gobierno para poder decidir claramente la precarización del trabajo, la baja de salarios, la pérdida de los derechos del empleo público, la restricción y la privatización del sistema único de salud que con todas las limitaciones es un sistema que atiende a millones de personas, y todo para ser llevado a cabo en muy poco tiempo y de manera brutal.
Por eso es cierto lo que afirma usted, las clases dominantes quieren imponer su política sin intermediarios y esto está generando un descontento popular muy grande y podemos tener certeza de que la situación brasileña en los próximos meses va a agudizarse. La política de conciliación de clases terminó, es su fin, entramos en una era de lucha de clases abierta, las clases dominantes y los sectores capitalistas quieren destruir todo lo que las clases trabajadoras conquistaron y las clases trabajadoras tendrán que luchar para impedirlo, no por Lula o Dilma, lo que conquistó a través de sus luchas desde los años ´70 cuando resurgió el movimiento obrero brasilero.
-M.H.: Precisamente quería consultarte por el movimiento de los estudiantes de los colegios secundarios, ya que desde el año pasado se han sucedido una serie de ocupaciones que han continuado en el presente y están marcando un movimiento que de alguna manera retoma las luchas estudiantiles de 2013. ¿Lo considerás así?
-R.A.: Sí. Es una de las cosas mas importantes de Brasil de los últimos años, el año pasado en la ciudad y el estado de San Pablo que es gobernado por un gobierno extremadamente conservador y privatista, hubo una lucha muy importante de los estudiantes del nivel secundario que contaron con el apoyo de los padres y los profesores y consiguió impedir una acción del gobierno de Alckmin que planeaba eliminar muchas escuelas públicas para reducir costos. La lucha impidió que esta nefasta medida fuera tomada.
Hay muchas luchas en muchos estados brasileños, en Río de Janeiro los funcionarios públicos no reciben su salario hace meses, la misma situación se dio en Río Grande do Sul. La situación política es caótica, me recuerda a cuando en Argentina hace un par de décadas no tenían recursos para pagar los salarios y hubo una explosión social en muchas provincias. Hoy, hay rebelión y ocupación en muchos lugares. Por ejemplo, los profesores de la Unicamp están en huelga porque no quieren ajustar sus salarios ni en lo mínimo. Y hay una crisis política brasileña que obliga a discutir cuál es el futuro que queremos para el país.
En síntesis, el movimiento estudiantil hoy, las ocupaciones, que no es solo de los universitarios sino también de los secundarios, tienen una similitud muy grande a lo que pasó hace unos años atrás en Chile. La destrucción de la escuela pública está generando la rebelión de los estudiantes. Es muy importante y hay un mosaico de las luchas dentro del Brasil, en las periferias, en los sindicatos de clase, en los partidos de izquierda, en los movimientos sociales sin techo, sin tierra; esta es la realidad que percibieron, ya no hay conciliación, hay confrontación abierta.
Mario Hernandez
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