En China, los enfermos de coronavirus están siendo tratados por el antiviral cubano Interferón
Durante la pandemia del covid-19 hemos mirado a las grandes potencias o países más afectados para informarnos y conocer sus medidas, pero quizás podemos encontrar algún ejemplo interesante en otros países. Y uno de los países que siempre han dado buenos ejemplos a contracorriente de la línea dominante ha sido Cuba. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué medidas han tomado? ¿Cómo está reaccionado su sanidad y sus autoridades?
En Cuba los primeros casos de la enfermedad se diagnosticaron el 11 de marzo. Un día antes se identificaron cuatro turistas italianos con sintomatología respiratoria que se encontraban hospedados en un hostal en la ciudad de Trinidad de la provincia Sancti Spíritus y que habían llegado al aeropuerto de La Habana el 9 de marzo. Fueron ingresados y aislados inmediatamente en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK). Se les hicieron los pruebas y en 24 horas se tuvo el diagnóstico de coronavirus.
Las autoridades cubanas pusieron en aislamiento hospitalario a las siete personas que se relacionaron directamente con los extranjeros, el conductor del automóvil, la turoperadora y las cinco personas del hostal donde se hospedaron.
Ya desde el 2 de marzo, el Plan de Prevención y Control del nuevo coronavirus incluyó la regulación y la protección de las fronteras del país con medidas de control sanitario internacional en todos los puntos de entrada para contener la llegada de viajeros enfermos de coronavirus, además de asegurar el estricto cumplimiento de las medidas de vigilancia y control sobre quienes llegaran procedentes de áreas con transmisión.
Posteriormente, el 6 de marzo, Cuba actualizó este Plan para la Prevención y Control, incluyendo la «observación epidemiológica» de los viajeros procedentes de países donde ya hubiera contagios, contemplando medidas específicas como la toma de temperatura o el aislamiento en caso de que sea necesario. El plan incluía la necesidad de que las personas que llegaran con algún síntoma se presentaran en un centro asistencial y siguieran unas medidas de control durante 14 días. Igualmente, se difundieron entre la población las medidas de prevención y contagio, así como la información tranquilizadora de que el país disponía de los reactivos necesarios para la prueba diagnóstica y los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad.
También se estableció que los hospitales militares cubanos serían utilizados como centros de aislamiento para pacientes enfermos con el covid-19. El 12 de marzo, tras la alarma por el resultado de los diagnósticos de los turistas italianos, se hace público que, tras la incorporación de los hospitales militares, están disponibles en una primera etapa más de 3.100 camas en todo el país para la atención a esta enfermedad, incluidas cien de cuidados intensivos, y que han sido definidos los centros y hospitales en cada territorio para el aislamiento y tratamiento de casos sospechosos o confirmados. En los servicios de urgencia se habilita una consulta especializada para los cuadros respiratorios y se establece una especial atención a las residencias de ancianos y otros grupos vulnerables.
El pasado 18 de marzo se contabilizó el enfermo número once de covi-19 en Cuba, se trata de un ciudadano canadiense, de 57 años de edad, que llegó el 14 a la ciudad de Holguín. De los 10 anteriormente confirmados, uno falleció esa madrugada y el resto presentan una evolución clínica estable, según las autoridades. Cuba mantiene ingresados para vigilancia epidemiológica a 356 pacientes, de los cuales 101 son extranjeros y 255 cubanos. Por su parte, el sistema de atención primaria de salud tiene en vigilancia a 26.415 personas.
A pesar de que la pandemia no ha llegado a la isla como para afectar gravemente a la producción económica como sucede en países como España e Italia, el gobierno cubano, acostumbrado a las catástrofes naturales, ha recordado que su legislación de 2014 establece que, ante situaciones de desastres de origen natural, tecnológico o sanitario que impida la realización de sus empleos, los trabajadores reciben su salario íntegro durante un mes y el 60% durante resto del tiempo que se alargue la suspensión de su actividad laboral.
El gobierno cubano también ha aprobado un gasto extraordinario para material fungible y de protección y equipos de terapia intensiva. Y, lo más novedoso, se activa un grupo de expertos en centros de investigación cubanos, que trabajan en cómo aportar, a Cuba y a los países infectados, nuevos productos para tratar la enfermedad covid-19.
El antiviral cubano
Ya en China, los enfermos de coronavirus están siendo tratados por el antiviral cubano Interferón alfa 2B recombinante (IFNrec). Este fármaco se está produciendo, desde el pasado 25 enero, en la planta chino-cubana ChangHeber de la provincia china de Jilin, y es uno de los productos estrella de la biotecnología cubana que también se usa contra infecciones virales provocadas por el VIH, el virus del papiloma humano y las hepatitis tipos B y C. Además, se ha comprobado su efectividad en terapias contra varios tipos de cáncer. El interferón Alfa es uno de los medicamentos recomendados para el tratamiento del covid-19 en la guía publicada el 6 de febrero de 2020 por médicos chinos de Wuhan, donde se originó la pandemia en diciembre de 2019. Este medicamento es uno de los productos desarrollados por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB), creado en la isla en 1986.
Ante los buenos resultados en China, el interferón cubano se comenzó a incluir en el tratamiento de un enfermo de coronavirus en Sevilla, el primer caso de España. En el hospital Virgen del Rocío, con la autorización del Ministerio de Sanidad, se empezó a aplicar de forma experimental a un paciente Covi-19 un tratamiento combinado de inhibidores de la proteasa (lopinavir/ritonavir) junto con interferón. «Es decir, una combinación que estimula o refuerza las defensas, el sistema inmune», explican fuentes sanitarias.
La combinación de lopinavir y ritonavir inhibe y bloquea al virus del VIH y, se espera, actúe de forma similar con el coronavirus. El interferón beta, el otro fármaco utilizado en China y en Sevilla investigado en Cuba, tiene un mecanismo de actuación distinto. Es una de las llamadas proteínas señalizadoras que de forma natural producen las células del ser humano cuando son infectadas por un virus. Su objetivo es alertar a las demás células, que desarrollan así una mayor resistencia a la infección.
Las autoridades sanitarias anunciaron que, cuatro días después, el paciente de Sevilla con este tratamiento dio su primer negativo a esta enfermedad. Aunque la noticia es esperanzadora, se necesitan más casos para considerarlo un éxito clínico, si bien las autoridades cubanas señalan que el medicamento ha colaborado en la curación de más de 1.500 pacientes.
Los científicos insisten en que no se está hablando de una vacuna, sino de un tratamiento paliativo que, en la medida en que ya se ha utilizado para otros casos de infecciones víricas, desde hepatitis a VIH, ya ha superado muchas de las pruebas preliminares y puede comenzar a utilizarse en los enfermos. Previsiblemente, el medicamento cubano también llegará a México donde los científicos de ese país han tenido encuentros con los cubanos para estudiar el trabajo conjunto.
Por su parte, las organizaciones italianas de solidaridad con Cuba han pedido al ministro italiano de Salud, Roberto Speranza, solicitar la colaboración del gobierno cubano en el enfrentamiento a la epidemia del coronavirus covid-19.
El caso del crucero británico
Cuba también ha protagonizado, el pasado 18 de marzo, un gesto de solidaridad internacional que merece reseñarse. El crucero británico MS Braemar, con cinco casos de coronavirus, pudo atracar ese día en la isla, tras la autorización de las autoridades, para recibir y atender a los pasajeros hasta su posterior traslado al Reino Unido.
El barco, con más de 600 pasajeros, llevaba 10 días de odisea en el Caribe, sin ser aceptado en ningún puerto. Cuba organizó la compleja operación de desembarco y retorno al Reino Unido de cerca de 682 pasajeros, 668 de ellos de ese país y el resto de una docena de países europeos y de otras nacionalidades. La mayoría de ellos son ancianos, quienes permanecían desde hace una semana en el crucero británico MS Braemar sin ser admitidos en varios puertos del Caribe tras detectarse los cinco casos de coronavirus. Por razones humanitarias y a petición de Londres, el Gobierno cubano aceptó recibirlos y coordinar su retorno en cuatro aviones de British Airways fletados por el Gobierno británico.
Estos solidarios comportamientos en Cuba contrastan con otros, como la decisión de la alcaldesa de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, del Partido Social Cristiano, que ordenó que varios vehículos municipales entrasen sin autorización al aeropuerto de la segunda ciudad de Ecuador e invadiesen la pista de vuelo. El objetivo era impedir que no aterrizaran dos aviones procedentes de Madrid y de Amsterdam, que solo llevaban a la tripulación, con el objetivo de recoger a ciudadanos europeos y los trasladasen de vuelta a la UE. Mientras, los banqueros de Wall Street están presionando a las principales empresas de salud para que aumenten los precios por la crisis del coronavirus.
Pascual Serrano
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