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lunes, marzo 30, 2020
Britney Spears, Fran Drescher, Slavoj Zizek: el socialismo como un acto de cordura
La aparición de voces “anti-sistema” en personajes muy disímiles de la cultura y el arte muestra la vigencia de las ideas socialistas en tiempos de crisis capitalista y coronavirus.
El coronavirus ha extendido su llegada a la mayoría de los países del mundo. El aumento de la cantidad de personas que contraen la enfermedad no solamente da que hablar por el hecho en sí mismo, sino que también ha puesto arriba de la mesa las limitaciones y los problemas propios de la crisis capitalista.
La paralización industrial, el planteo de despidos y el desempleo masivo, la caída de las bolsas, la desinversión en los sistemas de salud y demás problemáticas son moneda corriente. Si bien es indudable que el Covid-19 agravó todas y cada una de estas situaciones, es igual de claro que la pandemia deja al desnudo una crisis preexistente. Los gobiernos han demorado la asistencia para preservar el desarrollo de las empresas capitalistas cuyos intereses representan y luego, cuando la crisis se sale de control, deben improvisar medidas drásticas para tratar de limitar el desastre que ellos mismos generaron. Las huellas del capital se hacen sentir no solo en la actualidad de la pandemia (incapacidad de contención sanitaria) sino -según han indicado varios epidemiólogos- en sus causas: la falta de políticas de prevención, la avanzada sobre las fronteras naturales y el formato que ha asumido crecientemente el negocio de la agroganadería.
En ese sentido, llamó la atención de muchos medios de comunicación que la “estrella pop” Britney Spears y la actriz Fran Drescher (conocida mundialmente por interpretar a la niñera Fran Fine en la sitcom estadounidense de fines de los 90 “La Niñera”) se hayan postulado a favor de la “huelga general”, hayan alzado sus críticas al sistema y exigido medidas “comunitarias”. A su vez, desde otro ángulo muy distinto de la cultura, el psicoanalista y filósofo esloveno Slavoj Zizek dedicó una serie de artículos (e incluso sacó a la venta un libro) en los que plantea que el mundo tiene que elegir en estos tiempos entre “el comunismo global” y “reinventado” o la “ley de la jungla”.
Estas expresiones y la gran difusión mediática que tuvieron recogen elementos interesantes para discutir discusiones de fondo.
Un golpe a lo “Kill Bill” al capitalismo
“Pero quizá otro virus ideológico, mucho más beneficioso, se extenderá y con suerte nos infectará: el virus de pensar en una sociedad alternativa, (...) que se actualice a sí misma en la forma de la solidaridad y la cooperación global”, afirma Zizek (CTXT, 20/03/20), quien explica que la pandemia del Coronavirus ha propiciado un golpe al estilo “Kill Bill” (en alusión a un golpe mortal que la protagonista usa en la escena final de la famosa película de Quentin Tarantino) al sistema capitalista y que “no podemos seguir por el camino que estábamos recorriendo”.
Zizek plantea que ya quedaron claros los límites tanto de la “globalización mercantil” (así llama a los gobiernos de derecha o “neoliberales”),el “populismo nacionalista” y el gobierno de Xi Jinping en China. “¿Acaso no es todo esto una clara señal de que necesitamos una reorganización de la economía global para que deje de estar a merced de los mecanismos del mercado?”, se pregunta y busca encontrarle una definición a una suerte de “comunismo reinventado”: “No estamos hablando aquí de comunismo de viejo cuño, sino simplemente de alguna clase de organización global que pueda regular y controlar la economía, así como limitar la soberanía de los Estados nación cuando sea necesario.”
El planteo del filósofo esloveno marca indefiniciones y posicionamientos políticos que son, al menos, polémicos. Por ejemplo, si la expresión “comunismo reinventado” sirve como delimitación del stalinismo, el planteo tendría un carácter progresivo. Ahora cuando Zizek busca un ejemplo para explicar su expresión, coloca que para él un anticipo de la coordinación mundial (interestatal) necesaria sería la acción en la crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La alusión a un organismo manejado por el imperialismo y cómplice del lucro privado y el vaciamiento de la salud a nivel mundial no suena a algo que pueda siquiera emparentarse con el comunismo. Las resoluciones de la OMS no han obligado a nadie a nada ni han coordinado la ayuda sanitaria que necesitan los pueblos cuyos sistemas de asistencia fueron desmantelados con su beneplácito. Cuando Boris Johnson declaró que no hay que aplicar la cuarentena, ¿acaso la OMS o Naciones Unidas intervinieron en defensa de la población británica?
Zizek siempre fue un teórico, por lo menos, ecléctico. En la primera etapa de la restauración capitalista en su país fue candidato por un Partido Liberal Democrático, partidario ferviente del libre mercado. Se define cercano al marxismo e incluso dedicó una parte de su obra al Manifiesto Comunista, pero hace unos años incluso llegó a apoyar la candidatura de Donald Trump como “mal menor” frente a Hillary Clinton. Que un personaje de esa calaña hable, al margen de las contradicciones ya mencionadas, de la necesidad de tirar por la borda y cambiar el sistema expresa, de mínima, que algo interesante está pasando.
“Oops, I did it again”
Las declaraciones de Britney Spears haciendo alusión no solamente a la redistribución de la riqueza y la salud de cara a los tiempos de la pandemia, sino también a la necesidad de llamar a la “huelga” tuvieron una importantísima repercusión mediática a nivel mundial. Las mismas fueron continuadas por la actriz Fran Drescher, quien afirmó en Twitter que está “de acuerdo” con la huelga general, que hoy “el capitalismo” es sinónimo de seguir las reglas de la “clase dirigente-elite” y que “cuando la ganancia es a expensas de lo que realmente vale, tenemos un problema”.
Las palabras llaman la atención de parte de dos artistas a quienes no se les conoce ningún tipo de actividad política anterior. A su vez ambas formaron parte viva de la industria cultural y el consumismo de fines de los noventa y principios del siglo XXI, que tuvo al pop en idioma inglés y a la “sitcom estadounidense” como algunas de sus principales expresiones.
Sin embargo, lo segundo reafirma con mayor ahínco lo primero: que este tipo de declaraciones vengan de lugares impensados no hace más que afirmar y reafirmar que la crisis del sistema es cada vez mayor e imparable. Un informe de la Organización Internacional del Trabajo afirma que pueden llegar a perderse en el corto plazo 25 millones de puestos de trabajo. Se espera que las grandes economías mundiales retrocedan como pocas veces ha sucedido (Usa, un 14%; la UE, un 22%; y China, un 30%) en el corto plazo. Los sistemas sanitarios como el de Estados Unidos deja a merced de la pandemia a millones de personas que no se encuentran dentro del sistema sanitario. Y podríamos seguir.
El coronavirus agravó a una crisis preexistente que deja sin respuestas a la economía capitalista. Por eso ésta suma cada vez más rechazos. Es el capitalismo, y no Britney, el que “lo hizo de nuevo”.
Socialismo o Barbarie
Las manifestaciones contra el carácter anárquico y de barbarie que genera el sistema capitalista crecen cómo se agudiza su crisis. La economía de libre mercado deja en evidencia su fracaso rotundo cuando los Estados toman medidas que buscan vender como “centralizadas”. Claro que están son al rescate del capital. Eso sucede con la nacionalización de Alitalia, con el plan de rescate de Trump y el reino Unido de sus respectivas empresas en crisis.
No obstante, queda cada vez más al desnudo como la única salida a la crisis está por fuera del alcance del sistema. El socialismo pasa a ser cada vez más una salida de “sentido común” o un acto de cordura, frente a la innegable realidad del fracaso del capitalismo. Por eso las expresiones aparecen por todos lados. Una vez más, ese fantasma recorre el mundo.
Santi Nuñez
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