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viernes, marzo 27, 2020
Italia contagia huelga general
Luego de las “huelgas salvajes” en Italia, el 25 de marzo se llevó a cabo una Huelga General por 24 horas contra el gobierno de Conte y Confindustria, convocada por la Unión Sindical de Base (USB), parte de la WFTU (Federación Sindical Mundial). Se trata de la primera HG en medio de la pandemia del Covid-19. La medida tuvo gran alcance, desde fábricas hasta servicios públicos esenciales y no esenciales. Los llamados del primer ministro Conte a la “paz social” fueron desoídos y los trabajadores volvieron a decir “no somos carne de cañón”.
La huelga reclamó seguridad para la “primera línea” de trabajadores, rechazando el decreto de Conte y Confindustria (22 de marzo) que obliga a muchos a seguir trabajando. Reclaman al Estado recursos para enfrentar la crisis y no ser “carne de cañón”. Un estudio de la “Fondazione Sabattini” muestra que el decreto obliga a trabajar a un 40% más de los trabajadores en condiciones de quedarse en casa (4,5 millones). Confindustria quiere que sectores no esenciales (textiles, aeroespacial, defensa, bancos, metalmecánica, alimentos no esenciales, etc.) sigan produciendo. Conte propone un “pacto nacional” al estilo de la posguerra, pero esta huelga rompe con el “giro de Salerno” de sindicatos amarillistas y partidos. Estiman que la crisis va a ser más importante que la de la posguerra, y las ayudas (“bazucas” financieras), insuficientes.
La Huelga General, ejemplo de lucha mundial
USB anunció un acatamiento del 70%, sobre todo en las grandes empresas. Los sindicatos confederales no apoyaron la huelga, aunque denunciaron públicamente el decreto y “amenazaron” convocar medidas. En el sector metalúrgico y metalmecánico, el malestar y la agitación en las fábricas hizo que apoyaran la huelga general.
Desde las casas, los obreros en huelga mostraron carteles de apoyo a la huelga. El sindicato de trabajadores de la salud propuso hacer un minuto simbólico de abstención, con el hashtag #iostoconchisciopera (“yo estoy con la huelga”), que tuvo gran aceptación y se viralizó. Los trabajadores de salud mostraron su solidaridad con carteles que decían #scioperaperme y pedían el “cierre de todos los trabajos no esenciales”. Hay denuncias hacia el sector privado porque no brinda la ayuda y las camas necesarias. Faltan tests al personal de salud, aumentado la escasez de personal y muertes. No hay una verdadera centralización de los recursos en beneficio del bien común por parte del estado.
USB dice: “se han unido todos los comandos de los bomberos, enfermeras, médicos, trabajadores de la salud y el personal auxiliar de la red nacional de hospitales”. También trabajadores de todo el mundo, en especial los países más complicados con la pandemia como España, Francia, Alemania, Gran Bretaña y EEUU, mostraron carteles en solidaridad. La HG se puede generalizar.
Reclamaron que “se debe llamar a la huelga en todos los lugares de trabajo cuando no se siguen las normas de seguridad” y “Nos comprometemos diariamente a romper este clima de ‘unidad interclasista’, comenzando con la denuncia del desmantelamiento del sistema público de salud nacional, que es la raíz de las dificultades que se encuentran hoy” (USB, 18/3).
La FSM explica: “empresas han estado flexibilizando las horas de trabajo y obligan a los trabajadores a tomar licencias obligatorias (…) Muchas empresas, como se quejan los trabajadores en Italia, continúan operando normalmente sin las medidas de protección necesarias (…) En países como Palestina, las medidas para los trabajadores cuyos lugares de trabajo fueron cerrados debido al Coronavirus se resumen en un subsidio de hambre, mientras que las fuerzas israelíes continúan violando los derechos y también asesinan a los trabajadores palestinos” (25/3).
Burocracia, Confindustria y la huelga general
Los metalmecánicos de Lombardía, Lazio y otras regiones, apoyaron la medida (Fim-Cisl, Fiom, Uilm), también el sector químico, textil, energético y de manufacturas. Filctem, Femca, Uiltec, se quejan de que muchas actividades no esenciales se incluyeron en el decreto de Conte. Las patronales salieron a exigir prohibición de huelgas hasta el 30. Secretario General de Cgil, Maurizio Landini dijo que no va a participar de la HG pero que “en donde no haya condiciones de seguridad, si los trabajadores llaman a una huelga, la Cgil la va a sostener” (Repubblica, 24/3). Los sindicatos amarillistas (CGIL, CISL y UIL), que en febrero dijeron “Italia no se detiene” y acordaron un “protocolo” (14 de marzo), amenazaron la semana pasada con una huelga luego del decreto de Conte. Boccia, de Confindustria, dijo “perderemos 100 mil millones al mes, no entiendo las razones de los sindicatos”. Es el sentido de la “unidad nacional” de las patronales, socializar las pérdidas (la de ellos son billetes, las nuestras son vidas). La HG es una cuestión de vida o muerte, razones sobran.
Contagio de la huelga general
Durante la segunda guerra mundial, una huelga de los trabajadores de Italia fue el llamado y la luz de esperanza para el resto de los trabajadores de Europa. Las grandes huelgas comenzaron entre el 5 y 17 de marzo de 1943 (primero en la Fiat-Mirafiori); las fábricas de Turín de 100.000 obreros pararon contra el fascismo y la guerra, los soldados alemanes confraternizaban con los trabajadores italianos. Esta huelga general también puede ser el puntapié inicial de una gran movilización política de los explotados que les permita torcerle el brazo a los gobiernos y las patronales. Es más necesario que nunca un gobierno de trabajadores.
Emiliano Monge
27/03/2020
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