El COVID fue declarado una pandemia por la OMS porque implica la propagación mundial de una nueva enfermedad sin cura. Y según la Universidad Johns Hopkins ya van más de 200 mil infectados que se distribuyen de la siguiente manera: China 81156, Italia 41035, Irán 18407 (cifras oficiales, aunque algunos señalan que llegarían a más de 50 mil), España 18077, Alemania 15320, Estados Unidos 14152, Francia 10995, Corea del Sur 8652, Suiza 4161, Reino Unido 3269, mientras que, en Latinoamérica, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Cuba tienen 904, 302, 367, 318 y 16 infectados, respectiEl coronavirus y la grandeza de Cubavamente.
¿Por qué está diferencia tan asimétrica entre Perú y Cuba?, se preguntará el lector concienzudo. Y es que además de las temperaturas calientes que ambos países comparten, la estrategia para el tratamiento de la pandemia en ambos países ha sido diametralmente diferente.
Mientras que el presidente de Perú, Martin Vizcarra, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la OMS (invertir no menos del 6% del PBI en salud), recortó el presupuesto a la salud (el PIM del ministerio de Salud para el año 2018 se redujo en 4,6% en relación al año 2017), dejando el mismo en S/16.856 millones, que implica el 2,40% del PBI (LR, 22/11/19); el presidente de Cuba, Miguel Diáz-Canel, le dedicó más del 10% del PBI.
Esta es la razón fundamental por la que mientras en Perú, la salud, es la última rueda del coche, en Cuba, es su principal prioridad, cuestión reconocida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuando señala que, “según datos de 2014, Cuba es de lejos el país de la región que más invierte, con más del 10%, seguido por Estados Unidos, con algo más del 8%”, (BBC, 26/09/17).
De igual forma, es importante destacar que Cuba, “…le dedica a la ciencia, tecnología e innovación el 1,5% de su PBI, lo que equivale a $ 64 millones…”, redactó Sputnik (20/12/19), lo que permite que este país se ubique entre los primeros en investigaciones sobre biotecnología.
Por otro lado, mientras que, en Perú, Vizcarra, estaba más preocupado por hacer caja para mantener el déficit fiscal bajo (1.6% del PBI en el 2019), y en ese sentido, subestimando la pandemia que inició hace varias semanas antes; en Cuba, se estableció un Plan preventivo y de control que implicó la realización de pruebas rápidamente a los 4 turistas italianos (aislados en el Instituto Tropical Pedro Kouri), obteniendo los resultados en 24 horas, a la vez que aislaron a las 7 personas (chofer, tour operadora, y personal del hotel), con las que tuvieron contacto los turistas.
“…Ya desde el 2 de marzo, el Plan de Prevención y Control del nuevo coronavirus incluyó la regulación y la protección de las fronteras del país con medidas de control sanitario internacional en todos los puntos de entrada para contener la llegada de viajeros enfermos de coronavirus… Posteriormente, el 6 de marzo, Cuba actualizó este Plan para la Prevención y Control, incluyendo la «observación epidemiológica» de los viajeros procedentes de países donde ya hubiera contagios, contemplando medidas específicas como la toma de temperatura o el aislamiento en caso de que sea necesario. El plan incluía la necesidad de que las personas que llegaran con algún síntoma se presentaran en un centro asistencial y siguieran unas medidas de control durante 14 días. Igualmente, se difundieron entre la población las medidas de prevención y contagio, así como la información tranquilizadora de que el país disponía de los reactivos necesarios para la prueba diagnóstica y los medicamentos necesarios para tratar la enfermedad…”, redactó el periodista Pascual Serrano (Rebelión, 21/03/20).
En Perú, en cambio, el gobierno de Vizcarra, a lo único que atinó fue a declarar la cuarentena y el toque de queda, con dobles discursos entre sus ministros y entre él y el MINSA (que desembocó en la renuncia de la Ministra), ineptitud de la jefa de ESSALUD, que, en vez de generar tranquilidad, produce incertidumbre. Es así como se explican los saqueos y la compra compulsiva de víveres de centenas de pobladorxs y sectores de clase media y la muerte del psicólogo miraflorino que murió esperando el resultado de su test (y que hasta entonces había estado en contacto con gente de su barrio), a la vez que se desarrolló la especulación y el acaparamiento de comestibles, con la mayoría de pobladores, teniendo que pagar hasta el triple de precio por el limón, naranja, y demás víveres necesarias para las defensas humanas, a vista y paciencia de las autoridades policiales y municipales.
Y es que a los pacientes con síntomas del virus no había donde llevarlos por temor al contagio en hospitales con hacinamiento y sin equipos suficientes, sino que se los aislaba en sus propias casas (como en el caso del paciente 0 o el hijo del congresista “chaparrón”). Es esto también lo que explica que hasta ahora, el gobierno no haya dado un informe en ninguno de sus mensajes a la nación, de cuantas camas, kits de detección, equipos respiratorios, y personal médico, cuenta el país para atender la pandemia. Recién Vizcarra está informando que Villa Panamericana se encargará de los pacientes con aislamiento para monitorearlos. Pero, ¿Y la brigada de salud para adultos mayores que iba a visitar casa por casa? La jefa de ESSALUD, Fiorella Molinelli, acaba de declarar que se va a postergar por 11 días porque no tienen los equipos necesarios (Gestión, 20/03/20). ¿Total?
Cuestión muy distinta al caso de Cuba, donde además de no existir ningún personal médico infectado con el virus (en Perú hay 10 médicos infectados y 80 aislados), los hospitales militares se incluyeron en el Plan de aislamiento para los infectados con el covid-19, así como se informa a la población que cuentan en “una primera etapa con 3100 camas, además de 100 para cuidados intensivos, con hospitales de aislamiento territorial ya definidos. A la misma vez, se establecen horarios para la atención para los cuadros respiratorios y de especial atención a los ancianos y otros sectores vulnerables” (Ibid).
Y sobre la cuestión del trabajo, mientras que Vizcarra habla de “licencias que al principio iban a ser pagadas en su totalidad, ahora, la patronal habla de que las horas tienen que ser recuperadas”, en Cuba, “la legislación del 2014 establece que, ante situaciones de desastres de origen natural, tecnológico o sanitario que impida la realización de sus empleos, los trabajadores reciben su salario íntegro durante un mes y el 60% durante resto del tiempo que se alargue la suspensión de su actividad laboral”.
Y ni que hablar del apoyo científico y biotecnológico de Cuba a China, donde “los enfermos de coronavirus están siendo tratados por el antiviral cubano Interferón alfa 2B recombinante (IFNrec)”.
César Zelada. Director de la revista La Abeja (teoría, análisis y debate).
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