En un mundo donde los imbéciles no escasean, la solicitud de un préstamo por parte de Venezuela al FMI, u$s5 mil millones, fue recibida con mofas. Como hacen los resentidos, que también abundan, la solicitud fue respondida con la factura de críticas y agravios que, desde Chávez en adelante, y, sobre todo, Maduro, endilgaron al Fondo. El pedido oficial de Venezuela, sin embargo, no se encuentra en contradicción con aquellos epítetos y denuncias. La demanda de Maduro, el 15 de marzo reciente, apuntaba a financiar la compra de equipos esenciales para combatir la pandemia internacional en Venezuela -de ningún modo para aplicar un programa de ajuste o para pagar la deuda externa en default, que todo sumado alcanza a imposibles u$s150 mil millones.
Al día siguiente, el FMI informó en su sitio de Internet que había decidido movilizar un billón de dólares, sin interés, para asistir a los países que enfrentaran problemas de balance de pagos para financiar la lucha contra el coronavirus. Para los países en desarrollo asignaba u$s50 mil millones de dólares, y diez mil millones para aquellos de menores ingresos. A la velocidad del sonido, sin embargo, el FMI rechazó la solicitud de Venezuela, sin importarle que Maduro, en el pedido, la tratara de “honorable institución”. Un trámite que lleva normalmente su tiempo, incluida la necesidad de reunir al directorio de la entidad, fue resuelta en una forma, digamos, extra estatutaria.
La central de la industria farmacéutica de Venezuela, al igual que los productores de equipos médicos, habían asegurado que estaban en condiciones de aumentar la producción, siempre que contaran con financiamiento para importar maquinarias e insumos en falta. Kristalina Georgieva, una cristiana ortodoxa que comulga al mismo tiempo con el papismo católico, prefirió dejar de lado su reiterado llamado a acudir en socorro de los pobres, y dejar a Venezuela sin financiación. Venezuela es miembro fundador del FMI, reconocido en listado oficial de países que integran el Fondo, con el respectivo aporte societario y con derecho incluso a utilizar los “derechos especiales de giro”, un financiamiento adicional que se adjudicó al FMI hace un tiempo. Los u$s5 mil millones pedidos para financiar la importación de insumos farmacéuticos y equipos médicos contrastan con los u$s700 mil millones que la Reserva Federal de Estados Unidos ha decidido emitir para algo muy diferente, aunque también a interés cero: rescatar a compañías internacionales, como parte de un paquete global de dos billones de dólares, en medio de una escasez de tipo similar a la venezolana, pero a una escala diez veces superior. En los últimos sesenta días, los pedidos de seguro de empleo en Estados Unidos aumentaron en quinientas mil personas.
Venezuela es un caso ejemplar de que el capitalismo relega el combate a la pandemia en un segundo lugar respecto a la defensa del capital y de los intereses del capital. Claro que con una reserva, porque el gobierno de Trump ha pretendido comprar a la principal empresa alemana, en semanas recientes, dedicada a la producción farmacéutica. La defensa del capital ‘en general’ viene acompañada de un reforzamiento de la lucha entre capitalistas; si no que lo diga Italia, que está siendo empujada al default por parte del Banco Central Europeo, o sea Alemania y Francia, con una palmadita al hombro del lado de Trump. No es una casualidad que el coronavirus haya ampliado ‘la grieta’ entre los socios del gobierno itálico, que en cualquier momento puede derivar en una caída del primer ministro, Conte, empujado por el derechista Salvini. El rechazo al préstamo pedido por Venezuela, por parte del FMI, constituye un bloqueo económico contra Venezuela, por un lado, y otra manifestación, si faltaba, que Trump prepara una solución de fuerza contra ese país, por medio de una cuarentena política.
¿Por qué los Fernández no han abierto la boca hasta ahora, cuando celebran la creación de un estado de excepción con los Negri y los Larreta, ni tampoco lo hayan hecho los kirchneristas más ostentosos, que ‘se quieren desendeudados” de la mano del FMI de la misma Kristalina confesional?
Jorge Altamira
20/03/2020
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