jueves, mayo 16, 2024

El único “ladrón de pobres” es el gobierno de Milei


Recorta la asistencia social mientras agrava la pobreza. 

 Como es de público conocimiento, el gobierno se encuentra desarrollando una campaña infame contra el movimiento piquetero, allanando comedores populares de manera ilegal. Busca quebrar la organización en los barrios pobres del país y mancillar la imagen de quienes están al frente de la misma. En definitiva, agrava con sus políticas los índices de pobreza y decide perseguir a aquellos que la combaten por medio de la lucha. 
 Milei asumió con un plan de miseria planificada y, para llevarlo adelante, necesita lanzar diatribas contra el movimiento de desocupados, a los fines de golpear a la fracción más combativa de la clase trabajadora. Tal es así, que, según un informe elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella, en abril de este año la pobreza alcanzó al 48,9% de la población, casi la mitad de los habitantes del suelo local. El gobierno desató deliberadamente una estampida inflacionaria tras la megadevaluación de diciembre dando como resultado que 29,4 millones de personas sean pobres hoy en Argentina. 
 Al sumarse nuevos contingentes de trabajadores a las filas de la pobreza, la asistencia social se vuelve más necesaria que nunca. Sin embargo, el gobierno decidió recortarla, dejando completamente desamparados a los sectores más vulnerables. Según un informe de Cepa, en base a datos oficiales, en abril la ejecución presupuestaria en comedores y merenderos cayó 45,1% interanual en términos reales. El desplome fue del 17,6% en las partidas destinadas a políticas alimentarias y del 61,9% en el presupuesto devengado para el ex Potenciar Trabajo. A su vez, la Asignación Universal por Hijo llegará recién en junio a los $74.354, una cifra que solo alcanza a cubrir un quinto de la canasta básica alimentaria de abril. Como vemos, si hay alguien que le roba a los pobres es el propio oficialismo, reduciendo hasta la más elemental ayuda económica para poder sobrevivir, mientras los grandes grupos capitalistas se llenan los bolsillos. 
 El gobierno, para encubrir que está provocando una catástrofe social de enorme envergadura y pos de evitar que el pueblo se revele a causa de ella, demoniza a las organizaciones que más decididamente han salido a enfrentar estas políticas. Aquellas que el 20 de diciembre plantaron bandera en la Plaza de Mayo e inauguraron un período de lucha en los albores de la gestión mileista. Las mismas que continúan en la calle peleando de manera infatigable por alimento para los comedores barriales y trabajo genuino. 
 Debería darle vergüenza a esta gente que nos gobierna presentar como criminales a las personas que sostienen a pulmón los comedores comunitarios, en su mayoría mujeres, que, frente a que el Pettovello y compañía se niegan a entregarles alimento, hacen lo imposible para recolectar donaciones y poder llenar la olla. En ese acto de solidaridad se juega el plato de comida diario de muchísimas familias. Aún así, deben tolerar el ataque de funcionarios y periodistas ladinos, que hablan desde un lugar de privilegio, con millones en sus cuentas bancarias y con la panza muy llena. 
 Sin embargo, ninguna campaña de desprestigio ni persecución política orquestada desde el poder político va a lograr aplastar la organización del movimiento piquetero. Por el contrario, en la medida que el gobierno siga defraudando las expectativas de su electorado, nuevos sectores se sumarán a la lucha por derrotarlo. La olla, la asamblea y el piquete pueden más que un puñado de derechistas que circunstancialmente ocupan cargos en la Casa Rosada. 

 Sofía Hart

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